El vicepresidente sirio, Faruk el Shareh, aseguró que ninguno de los beligerantes puede imponerse tras 21 meses de conflicto en Siria, donde las tropas regulares bombardearon este domingo un campamento de refugiados palestinos en Damasco.
El periódico al-Akhbar, que el domingo publicó sólo extractos de una entrevista que aparecerá en la edición del lunes, dijo que los comentarios de Sharaa claramente no representaban la postura oficial del Gobierno en Damasco.
Sharaa afirmó que la situación en el país iba de mal en peor y que era necesario aprobar un "acuerdo histórico" para poner fin al conflicto, lo que involucraría la formación de un Gobierno de unidad nacional.
"Debemos defender la existencia de Siria y no dar batalla por un hombre o por un régimen", asegura según extractos de la entrevista que será publicada este lunes.
Por su parte, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, cree que el "el fin se acerca" para Asad.
Una serie de declaraciones recientes sobre una eventual caída inminente del régimen socialista, tanto de fuentes occidentales como de un responsable ruso, son el signo de que la oposición se refuerza, pero los expertos estiman que la caída del régimen no es inminente.
Este domingo la aviación militar siria bombardeó por primera vez el campamento de refugiados palestinos de Yarmuk en Damasco, ataque que se inscribe en su ofensiva para desalojar a los rebeldes de la capital.
Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Gran Bretaña), al menos ocho civiles murieron en esta operación dirigida, según los habitantes, contra una mezquita en donde estaban refugiados unos 600 desplazados.
En reacción a estos bombardeos, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, pidió que cesen "inmediatamente" y llamó "a todas las partes beligerantes en Siria a preservar la vida de los palestinos y sus campamentos en Siria", según un comunicado difundido por la agencia oficial palestina Wafa.
Yarmuk, el campamento palestino más grande de Siria, era considerado como una zona segura para los desplazados.
Un militante en el lugar dijo a la AFP a través de Skype que se llevó a cabo el bombardeo "porque el Ejército Sirio Libre (ESL) progresaba en el campamento", y dio cuenta de enfrentamientos entre rebeldes y combatientes palestinos del Frente Popular para la Liberación de Palestina Ahmad Jibril (FPLP-CG), que apoya al régimen sirio.
El FPLP-CG afirmó por su parte, en un comunicado difundido por la televisión estatal, que rechazó ofensivas "terroristas".
Los 500.000 palestinos de Siria, que durante un tiempo se mantuvieron al margen de la guerra civil que desde hace 21 meses desgarra al país, tomaron parte en el conflicto a pesar de los llamados del régimen y de las organizaciones internacionales para que permanezcan neutrales.
La aviación bombardeó igualmente varios barrios del sur de Damasco. El régimen lleva adelante una importante campaña para desalojar a los rebeldes de la capital y aplastar sus bases de retaguardia en el cinturón de la metrópolis.
En total 127 personas murieron en Siria este domingo, según un balance provisorio del OSDH que asegura que desde marzo de 2011 murieron más de 43.000 personas.
El periódico al-Akhbar, que el domingo publicó sólo extractos de una entrevista que aparecerá en la edición del lunes, dijo que los comentarios de Sharaa claramente no representaban la postura oficial del Gobierno en Damasco.
Sharaa afirmó que la situación en el país iba de mal en peor y que era necesario aprobar un "acuerdo histórico" para poner fin al conflicto, lo que involucraría la formación de un Gobierno de unidad nacional.
"Debemos defender la existencia de Siria y no dar batalla por un hombre o por un régimen", asegura según extractos de la entrevista que será publicada este lunes.
Por su parte, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, cree que el "el fin se acerca" para Asad.
Una serie de declaraciones recientes sobre una eventual caída inminente del régimen socialista, tanto de fuentes occidentales como de un responsable ruso, son el signo de que la oposición se refuerza, pero los expertos estiman que la caída del régimen no es inminente.
Este domingo la aviación militar siria bombardeó por primera vez el campamento de refugiados palestinos de Yarmuk en Damasco, ataque que se inscribe en su ofensiva para desalojar a los rebeldes de la capital.
Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Gran Bretaña), al menos ocho civiles murieron en esta operación dirigida, según los habitantes, contra una mezquita en donde estaban refugiados unos 600 desplazados.
En reacción a estos bombardeos, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, pidió que cesen "inmediatamente" y llamó "a todas las partes beligerantes en Siria a preservar la vida de los palestinos y sus campamentos en Siria", según un comunicado difundido por la agencia oficial palestina Wafa.
Yarmuk, el campamento palestino más grande de Siria, era considerado como una zona segura para los desplazados.
Un militante en el lugar dijo a la AFP a través de Skype que se llevó a cabo el bombardeo "porque el Ejército Sirio Libre (ESL) progresaba en el campamento", y dio cuenta de enfrentamientos entre rebeldes y combatientes palestinos del Frente Popular para la Liberación de Palestina Ahmad Jibril (FPLP-CG), que apoya al régimen sirio.
El FPLP-CG afirmó por su parte, en un comunicado difundido por la televisión estatal, que rechazó ofensivas "terroristas".
Los 500.000 palestinos de Siria, que durante un tiempo se mantuvieron al margen de la guerra civil que desde hace 21 meses desgarra al país, tomaron parte en el conflicto a pesar de los llamados del régimen y de las organizaciones internacionales para que permanezcan neutrales.
La aviación bombardeó igualmente varios barrios del sur de Damasco. El régimen lleva adelante una importante campaña para desalojar a los rebeldes de la capital y aplastar sus bases de retaguardia en el cinturón de la metrópolis.
En total 127 personas murieron en Siria este domingo, según un balance provisorio del OSDH que asegura que desde marzo de 2011 murieron más de 43.000 personas.