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A veinte años de la crisis de los balseros

A diferencia de Camarioca y Mariel, en el éxodo de 1994 los cubanos se lanzaron al mar en cualquier cosa que flotara (video Luis J. Perea).
A diferencia de Camarioca y Mariel, en el éxodo de 1994 los cubanos se lanzaron al mar en cualquier cosa que flotara (video Luis J. Perea).

En el fondo de la crisis de los 90, para liberar presión y tener una carta que jugar con los americanos Castro volvió a abrir las válvulas, sabiendo que esta vez el éxodo sería en balsas.

Era el verano de 1994. El gobierno discutía planes para la opción cero y las ollas colectivas. Eran los tiempos del bistec de frazada, el picadilllo de cáscara de plátano, el agua con azúcar por desayuno (y a veces almuerzo), y la extinción de los gatos.

​Los tiempos de la neuritis óptica, la gente flaca, renegrida y demacrada, la bicicleta y los “camellos” infernales. Y de los “alumbrones”, porque la regla era el apagón, que en medio del calor de Cuba obligaba a las familias a salir de sus casas, hasta que pudieran encender los ventiladores.

La autocracia que gobernaba el país se lo había jugado todo a un caballo y había perdido. El Producto Interno Bruto cubano se contrajo en casi 40 por ciento. La tubería de suministros, incluidos alimentos, insumos industriales y petróleo enviados por los países "hermanos", se había cerrado de la noche a la mañana. Y las reservas del país eran escasas porque, después de todo, el gobierno estaba convencido de que el futuro pertenecía por entero al socialismo.

La Habana, 5 de agosto de 1994.
La Habana, 5 de agosto de 1994.

En la base de la pirámide social, donde más pesaba la debacle, la crispación y la desesperación estaban a flor de piel. Al amparo de los apagones nocturnos los más arrojados apedreaban las casas de los militantes del partido y les lanzaban insultos.

Pero la idea que dominaba la siquis colectiva cubana no era luchar, sino evadirse: “montarse en algo”, “pirarse”, abandonar el Titanic. Y en la Cuba de los 90, donde viajar era privilegio de unos pocos, eso sólo podía hacerse por mar, en una balsa rústica o robándose algún bote o barco del Estado.

El 13 de julio del 94, a fin de dar un escarmiento que aplacara la epidemia de hurtos y desvíos de embarcaciones, el gobierno había mandado a hundir a sangre fría, a golpe de chorros de agua y embestidas, un remolcador con 62 civiles a bordo, incluidos niños y mujeres, que había sido sustraído del puerto de La Habana para viajar a Estados Unidos.

El 5 de agosto, un rumor que luego el gobierno atribuiría a Radio Martí congregó a cientos de habaneros hartos de pasar privaciones en la Explanada de la Punta, en espera de un imaginario barco que vendría a llevárselos. Según testimonios, a algún policía estúpido se le ocurrió entonces tratar de dispersar a los congregados.

Fue la chispa en el polvorín. La torpeza del uniformado provocó la primera y hasta ahora única protesta masiva contra el castrismo que recuerde La Habana, después de que fueran ahogadas a sangre y cárcel las de los años 60. Los vecinos de las calles San Lázaro y Malecón presenciaron Insólitas escenas de jóvenes en su mayoría negros, de los barrios marginales de la capital, rompiendo vidrieras, lanzando piedras y gritando “Abajo Fidel”, desde La Punta en el Prado hasta el Parque Maceo en Belascoaín.

La revuelta, que pasaría a la historia como "El Maleconazo" fue rápidamente sofocada por la policía y contingentes de respuesta rápida disfrazados de constructores y armados con palos y cabillas. Pero la desesperación y la crispación siguieron creciendo.

Abrir las válvulas

Solamente durante el éxodo del Mariel salieron de Cuba 125.000 cubanos.
Solamente durante el éxodo del Mariel salieron de Cuba 125.000 cubanos.

A Fidel Castro le había salido bien en dos ocasiones anteriores. Con Camarioca 1965 y Mariel 1980 la técnica de abrir las válvulas del éxodo le había permitido bajarle la presión a la caldera social, y tener algo en la mano para negociar con los americanos.

“Ingeniería migratoria como arma coercitiva”, lo define en un estudio de 2004 Kelly M.Greenhill, una especialista en el tema de la Escuela de Gobierno Kennedy, Universidad de Harvard.

Al abrir los puertos de Camarioca y Mariel, Castro invitó a los cubanos residentes en Estados Unidos a ir a buscar a sus familiares.

Camarioca pronto se transformó, por acuerdo de los dos gobiernos, en un puente aéreo que estuvo sacando descontentos de Cuba hasta 1973.

Mariel, que siguió a una serie de intentos de cubanos por refugiarse en sedes diplomáticas ─y a la retirada de las postas de la Embajada del Perú que permitió el hacinamiento en esa legación de 10.800 cubanos en tres días─ se convirtió en la vía de escape para 125.000 cubanos.

Castro los caracterizó a todos como la escoria de la sociedad. En realidad, en las embarcaciones de los exiliados que iban a buscar a sus familiares emigraron, además de muchos cubanos valiosos, los más recalcitrantes criminales comunes de las cárceles cubanas, a los que el gobierno les distribuyó planillas y les entregó ropa de civil para que se fueran por Mariel.

Al menos 20.000 cubanos del Mariel, entre ellos presuntos criminales, fueron recluidos en Fort Chafee, Arkansas.
Al menos 20.000 cubanos del Mariel, entre ellos presuntos criminales, fueron recluidos en Fort Chafee, Arkansas.

Aquel segundo éxodo masivo y desordenado causó serios problemas logísticos y financieros al estado de la Florida y al gobierno federal de Estados Unidos; incrementó el nivel de criminalidad en el estado suroriental; y le hizo perder la reelección al joven gobernador de Arkansas, Bill Clinton, debido a su mal manejo de un motín encabezado por marielitos cubanos, incluidos los indeseables, en Fort Chafee.

También influyó en la derrota electoral del presidente Jimmy Carter frente a Ronald Reagan en noviembre del 80. Pero además convenció a los floridanos de que las migraciones masivas arruinaban sus vidas, y a la comunidad cubana exiliada, de que cualquier invitación de Castro para ir a buscar a Cuba a sus familiares podía ser una trampa para emplearlos como portadores de sus “bombas demográficas” contra Estados Unidos.

De modo que cuando el 5 de agosto de 1994, en el resumen del Maleconazo, Fidel Castro declaró que no pensaba custodiar más las costas de la Florida, sabía que los cubanos que quisieran irse tendrían en esta ocasión que “montarse en algo”: algo flotante, pero inseguro, improvisado, que ni siquiera se podría definir como “embarcación”.

“Prefiero hundirme en el mar”

Aun así, decenas de miles decidieron correr el riesgo. De ellos, un número indeterminado, pero estimado en varios millares, perderían la vida.

Un documental realizado por Luis J Perea en la costa de Cojímar y Brisas del Mar, al este de La Habana, fue transmitido entonces por el canal 51 de la cadena Telemundo (cliquear "full screen" para ver) .

​El vídeo revela como el nivel de desesperación que se vivía en la isla en el fondo del llamado “período especial en tiempos de paz” sobrepujaba el instinto de conservación. Algunas citas:

“Hoy 23 de agosto de 1994 me decido a irme para los Estados Unidos o para cualquier país, menos quedarme aquí (…) porque esto no hay quien lo resista aquí”

“He intentado irme con esta cuatro veces; pero mira, no aguanto, prefiero hundirme en el mar”.

Clinton: otro Mariel no, please

Después del pronunciamiento de Castro el 5 de agosto, el gobierno del ex gobernador de Arkansas y cuadragésimo segundo presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, anunció la existencia de un plan de contingencia para evitar otro Mariel. El proyecto Distant Shore involucraba a 40 organismos del gobierno, y contemplaba un bloqueo naval, la detención y procesamiento fuera de la Florida de cualquier refugiado que tratara de entrar a EE.UU. a través del Estrecho, y su reubicación en otros estados de la Unión, los que serían por ello generosamente recompensados.

Castro respondió a la advertencia de Clinton desatando la crisis: Comenzó a permitir discretamente desde el 12 de agosto que los cubanos se lanzaran a la travesía sin ser molestados por las tropass guardafronteras.

Los primeros centenares fueron recogidos por los guardacostas y llegaron a Cayo Hueso. Eso disparó las alarmas rojas del gobernador de la Florida, Lawton Chiles, quien decretó el 18 de agosto un estado de emergencia. La medida le facultaba para movilizar a la Guardia Nacional y detener a los refugiados que el Servicio de Inmigración y Naturalización liberara.

Ese mismo día, en la Casa Blanca Clinton, quien por su experiencia con Fort Chafee había descartado el plan Distant Shore, se reunió con sus principales asesores y decidieron que era necesario poner un alto a la política vigente por 28 años de dar la bienvenida incondicional a todos los refugiados cubanos.

Luego el presidente se reunió con el gobernador Chiles y con Jorge Más Canosa, presidente de la Junta de Directores de la poderosa Fundación Nacional Cubano Americana. Al finalizar el encuentro, Clinton anunció que a los cubanos que trataran de llegar ilegalmente por mar a Estados Unidos ya no se les permitiría llegar a EE.UU., sino que después de ser rescatados se les trasladaría como detenidos al “refugio seguro” de la base naval de Guantánamo. La instalación ya era utilizada parar recluir, procesar y deportar a varios miles de inmigrantes haitianos.

Al mismo tiempo advertía que Estados Unidos detendría, investigaría y si fuera necesario procesaría judicialmente, a los estadounidenses que se hicieran a la mar con el propósito de recoger a cubanos, y sus embarcaciones serían decomisadas.

El apoyo de Más Canosa al cambio de política de Clinton hacia los refugiados cubanos estuvo condicionado a medidas contra los Castro.
El apoyo de Más Canosa al cambio de política de Clinton hacia los refugiados cubanos estuvo condicionado a medidas contra los Castro.

Quizás por haber sido el cubano que mejor entendió el concepto americano del “compromise”, o avenencia, Jorge Más Canosa logró muchas cosas de los políticos estadounidenses mientras estuvo al frente de la Fundación Nacional Cubano Americana.

Sin duda le disgustó la reversión de una política tradicional de bienvenida a todos los cubanos en este país, pero no se fue de la Casa Blanca con las manos vacías: el 20 de agosto Clinton anunció la suspensión de las remesas familiares a Cuba, la cancelación de los vuelos chárter a la isla y la restricción de las visitas a casos humanitarios.

Castro respondió al día siguiente, abriendo oficialmente las fronteras de Cuba para cualquiera que deseara irse del país.

Pa’ la Yuma, pa’ la base, o pa’ donde sea

El anuncio del cambio de política no desmotivó a los cubanos. Tres días después del anuncio la guardia costera recogía a la mayor cantidad de balseros hasta entonces, 2.886.

Varios de los repentinos navegantes entrevistados por Perea en Cojímar y Brisas del Mar indicaron que no les importaba que los llevaran a Guantánamo. Algunas citas:

"Aunque me envíen a Guantánamo yo me voy a sentir mucho mejor"

"Es preferible estar en la Base Naval de Guantánamo que estar aquí en Cuba"

Insólito: una lancha recién construida se dirige a la costa por las calles de La Habana.
Insólito: una lancha recién construida se dirige a la costa por las calles de La Habana.

El 24 de agosto Castro, en una conferencia de prensa internacionalmente televisada por la CNN, consideró positivo que Clinton hubiera hablado de medidas para desestimular la emigración ilegal, mientras que deploró el uso de la base con ese fin. También confirmó que había ordenado a los guardafronteras cubanos que permitieran irse a los que quisieran, y que no impidieran a embarcaciones de bandera estadounidense recoger a los balseros.

Pero la cereza del pastel fue la sugerencia de que estaría dispuesto a poner fin al éxodo si Washington se mostraba dispuesto a entablar conversaciones directas sobre una serie de asuntos bilaterales, incluido el embargo. La oferta fue reiterada al día siguiente por la representación de Cuba en Naciones Unidas.

El 28 de agosto, sin un fin de la crisis a la vista, Estados Unidos manifestó su disposición a negociar.

Las charlas en Nueva York entre el 1ro y el 9 de septiembre, en las que La Habana trató de imponer como condición para una solución el levantamiento del embargo y el cierre de Radio y Tevé Martí, concluyeron con el anuncio de un nuevo acuerdo migratorio y la promesa de nuevas conversaciones.

El comunicado conjunto suscrito por Ricardo Alarcón, el principal experto en Estados Unidos del gobierno de Cuba, y Michael Skol, subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos, ratificaba por parte de EE.UU. el fin del otorgamiento de visas parole a todos los cubanos rescatados durante intentos de llegar por mar a Estados Unido, y su traslado a refugios seguros fuera del territorio estadounidense. También, una promesa de cumplir con el otorgamiento mínimo de 20.000 visas anuales a cubanos, establecido en el acuerdo migratorio de 1984, así como otras posibilidades de emigración legal (lotería de visas).

La Habana se comprometía por su parte a impedir la emigración insegura empleando “principalmente métodos persuasivos”

Sobre las decenas de miles de cubanos llevados a Guantánamo sólo se estipulaba que ambos gobiernos organizarían por canales diplomáticos el retorno voluntario de aquellos que llegaron a Estados Unidos o a refugios seguros el 19 de agosto de 1994 o después.

Tras las alambradas

Entre agosto y septiembre de 1994, un total de 32,362 ciudadanos cubanos fueron interceptados en alta mar y trasladados a Guantánamo. Con la presencia de los cubanos, el total de la población de refugiados en la base, donde ya se encontraban miles de haitianos, aumentó a cerca de 50,000.

A la llegada de los cubanos, los campamentos ya existentes tenían una barrera perimetral de rollos de alambre de concertina (hojas filosas). Los refugiados vivían en tiendas de campaña de lona, con piso de tierra y letrinas portátiles, y dormían en catres de aluminio. Muy pocos campamentos tenían agua corriente.

La alimentación consistía principalmente en los paquetes de comidas ya preparadas que usa el ejército. Los haitianos ya habían protestado por estas condiciones de vida, y la situación empeoró con la llegada de los más de 30,000 cubanos. La infraestructura de la base enclavada en el oriente de Cuba había sido concebida para 5,000 personas.

Para alojar a los balseros se estableció la Fuerza de Tarea Conjunta-160 (FCT-160). En la mayoría de los casos los campamentos de los cubanos se establecieron en zonas áridas sobre un suelo polvoriento o rocoso, rodeados también por alambradas y con las mismas condiciones de vida, alimentación e higiene que existían para los haitianos.

Al igual que estos, los cubanos, desesperados tanto por el espartano régimen de vida como por la incertidumbre de su futuro, protagonizaron protestas y revueltas. Para aliviar la tensa situación, la FTC-160 traslado a varios miles a una base norteamericana en Panamá.

Tienda de campaña de los balseros cubanos después de que se mejoraran las condiciones de los campamentos.
Tienda de campaña de los balseros cubanos después de que se mejoraran las condiciones de los campamentos.

En octubre de 1994, el Departamento de Estado anunció medidas para mejorar la calidad de vida de los haitianos y cubanos en Guantánamo, que hasta entonces solamente se veía aliviada por donaciones de iglesias y de la comunidad cubana en Estados Unidos.

Se incrementaría el acceso a agua corriente, se construirían pisos de madera para todas las tiendas; se acortaría el ciclo de limpieza de las letrinas portátiles; aumentaría el suministro de leche, y de comidas calientes, que finalmente se habían comenzado a preparar y distribuir.

Adicionalmente habría mejoras en la atención médica y la comunicación y la información.

Para mediados de noviembre del 94, la mayoría de los refugiados haitianos habían regresado a Haití, después de la invasión norteamericana. El descenso en la población del “refugio seguro” ayudó a mejorar las condiciones existentes.

Sin embargo, el daño emocional perduraba. Hubo balseros que se lanzaron a los campos minados o al mar para regresar a Cuba y escapar de aquellas condiciones. Otros pidieron a las autoridades que los repatriaran, acogiéndose a la promesa norteamericana de que si regresaban voluntariamente a Cuba, podrían solicitar su entrada legal en la Sección de Intereses de los EE.UU.

Nueva finta de Castro

En abril de 1995, La Habana comenzó a amenazar de nuevo con reabrir sus fronteras, al parecer en respuesta al proyecto Helms-Burton, promovido en el Congreso por la Fundación y legisladores cubanoamericanos para hacer más estricto el embargo y codificar todas sus disposiciones como ley.

Por otra parte, después de viajar a Guantánamo en marzo-abril de 1995, el senador Bob Graham (D-Florida) y el representante Porter Goss (R-Florida) advirtieron al gobierno de Clinton que los miles de cubanos detenidos en Guantánamo representaban un "polvorín" que podía estallar en cualquier momento. Además, su manutención ya había costado al gobierno federal más de $ 400 millones.

Clinton y sus asesores decidieron que era el momento para una nueva ronda de conversaciones.

Las charlas, encabezadas por Alarcón y el subsecretario de Estado Peter Tarnoff, se desarrollaron en la segunda quincena de abril en Nueva York y Toronto, en secreto casi absoluto.

En mayo del 95, ocho meses después de la crisis, se anunció que los balseros de Guantánamo serían admitidos en EE.UU.
En mayo del 95, ocho meses después de la crisis, se anunció que los balseros de Guantánamo serían admitidos en EE.UU.

El 2 de mayo de 1995 se anunció el nuevo acuerdo. Ocho meses después de que se negara a admitir a los balseros cubanos del 94, la Administración Clinton los aceptaba, previo procesamiento caso por caso. En la primera referencia oficial al cambio de política la fiscal general Reno describió a los cubanos como "inmigrantes ilegales" en lugar de "refugiados políticos".

A seguidas del anuncio el gobierno de Clinton hizo saber que se opondría a la ley Helms-Burton, y que a la nueva política migratoria acordada con Cuba "podrían seguir compromisos en otros ámbitos de interés común, como la lucha contra las drogas o los problemas ambientales". También se hizo pública una voluntad de reducir gradualmente las sanciones al gobierno de Castro mediante “pasos cuidadosamente calibrados, en respuesta a cambios significativos e irreversibles en Cuba".

La Fundación Nacional Cubano Americana calificó estas decisiones políticas como “un segundo Bahía de Cochinos”, aludiendo a la decisión de John F. Kennedy de no apoyar en el último minuto con la Fuerza Aérea a los invasores rodeados.

Clinton finalmente apoyó la Helms-Burton dos años más tarde, apremiado por Mas Canosa tras el derribo en aguas internacionales, por MiGs cubanos, de dos avionetas civiles de la organización humanitaria Hermanos al Rescate.

La autoridad presidencial que revirtió la política de acoger en Estados Unidos a todos los cubanos, llegaran como llegaran, no fue suficiente para derogar la Ley de Ajuste Cubano de 1966 que otorga a los procedentes de la isla comunista beneficios especiales, incluida la residencia al año y un día. Pero sí estableció una especie de partición de las aguas.

Como explicó el subsecretario Tarnoff durante una audiencia congresional dos semanas después de anunciarse el acuerdo de mayo de 1995, este establecía "que los inmigrantes cubanos rescatados en el mar durante intentos por llegar a Estados Unidos serán devueltos a Cuba, y funcionarios consulares estadounidenses se reunirán con ellos en el muelle y les informarán cómo solicitar venir a los Estados Unidos a través de los mecanismos legales existentes".

:Ea la práctica, a partir de entonces y como en el juego de béisbol, unos serían “safe” y otros ”out”, dependiendo de sus pies: “mojados” (interceptados en el mar) o “secos” (tras pisar territorio estadounidense)

Todavía muchos recuerdan imágenes captadas por la televisión miamense de un balsero cubano, en la línea donde las olas besan la arena de Miami Beach, jugando cabeza con agentes de la Patrulla Fronteriza, y coronando su esfuerzo al lanzarse de bruces a "territorio estadounidense".

Radio Martí: un granito de arena

Tal vez en ningún otro momento de su misión como durante la crisis de los balseros de 1994 fue Radio Martí más eficaz y persistente comunicando a su audiencia cubana la política del gobierno de los Estados Unidos.

En el edificio de la calle 6 del suroeste de Washington D.C, a unas dos cuadras del Museo Aéreo y Espacial, recibíamos regularmente instrucciones que incluían reiterar en nuestros noticieros declaraciones de la Secretaria de Justicia Janet Reno. La Fiscal General advertía en tono rotundo que de ninguna manera se permitiría a los cubanos que se estaban haciendo a la mar en balsas llegar a Estados Unidos.

Fue también entonces que todas nuestras noticias sobre balseros empezaron a llevar una aclaración final: “El gobierno de los Estados Unidos no apoya ni alienta la emigración ilegal, sino una ordenada, segura y por los canales legales que brinda la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana”.

Pero si algún papel crucial desempeñó la emisora durante la crisis, fue el de haber salvado probablemente algunas vidas.

En el apogeo de la crisis el Servicio de Guardacostas y la Armada de EE.UU. habían asignado más de 70 navíos a rescatar del mar a los cubanos para después trasladarlos a fragatas que los llevarían a la base de Guantánamo. Las unidades navales estadounidenses, sin embargo, sólo podían acercarse hasta el límite de doce millas de las aguas territoriales cubanas.

Los empleados de Radio Martí en Washington estábamos entonces más cerca de los cubanos de la isla, con los que teníamos contacto telefónico diario, que de los polos de la cubanidad en el exilio. También teníamos un departamento de investigaciones de campo en Miami. A través de esa pequeña oficina nos llegaban las historias de horror de los sobrevivientes de las balsas: los tiburones, la insolación, los desvaríos provocados por la sed y el mareo, las tormentas, los naufragios. Habíamos trabajado por otra parte estadísticas que indicaban que eran menos los que llegaban que los que quedaban por el camino.

Se desconoce cuántos balseros perecieron en las 12 millas hasta el cordón naval estadounidense.
Se desconoce cuántos balseros perecieron en las 12 millas hasta el cordón naval estadounidense.

De repente ese éxodo lento, a cuentagotas, se había convertido en una marea humana, enfrentada a los mismos peligros, pero indiferente a ellos, en medio de la euforia colectiva por la apertura de otra ventana temporal para huir; esta vez, del infierno del período especial.

Como en una suerte de campo minado líquido, muchos azares acechaban a los que escapaban, en cualquier cosa que flotara, en esas demasiado largas 12 millas territoriales ─casi 20 kilómetros─ que separaban el dienteperro de la costa cubana de los escampavías americanos.

En la redacción de Radio Martí comentábamos estos temas, y sin que mediaran instrucciones, casi instintivamente, nos dedicamos a refrescar en las noticias testimonios de balseros, estadísticas y otros datos que daban la medida real del peligro, y a reiterar en los noticieros noticias escritas y grabaciones frescas que también documentaban la tragedia humana y su espesa cuota de horror.

Después de que la crisis concluyera, recibimos un día una carta de la isla. El autor decía que Radio Martí le había abierto los ojos, y que gracias a la emisora había desistido de lanzarse al mar en el verano del 94.

Preguntado en una ocasión sobre la cantidad de cubanos que participaron en aquel éxodo, el asesor del presidente Clinton para asuntos cubanos, Richard Nuccio, respondió: "Sabemos que recogimos a 30 y tantos mil. Lo que todavía no sabemos es cuántos se ahogaron, cuántos se perdieron en el mar".

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Informe revela secretismo en las elecciones municipales en Cuba

Foto Archivo. Perfiles de Candidatos a la Asamblea del Poder Popular. El Consejo Electoral Nacional (CEN) en Cuba incurrió en "graves deficiencias en cuanto a la transparencia, la independencia y la legitimidad de los procesos electorales". (CEN) (REUTERS/Alexandre Meneghini)
Foto Archivo. Perfiles de Candidatos a la Asamblea del Poder Popular. El Consejo Electoral Nacional (CEN) en Cuba incurrió en "graves deficiencias en cuanto a la transparencia, la independencia y la legitimidad de los procesos electorales". (CEN) (REUTERS/Alexandre Meneghini)

A lo largo de los primeros meses de 2024, tuvieron lugar en Cuba numerosas elecciones para cubrir vacantes en las Asambleas Municipales del Poder Popular, en un proceso electoral poco transparente, revela un informe de Transparencia Electoral publicado por DemoAmLat.

Entre enero y febrero de 2024 se reportó la realización de numerosas elecciones para cubrir escaños municipales, sin poner a disposición del público los reportes de las asambleas de nominación que especifiquen lugar, fecha y hora; nombres y apellidos de los miembros de la Comisión Electoral de Circunscripción que actuaron en la asamblea; número de electores del área y número de los asistentes; candidatos que fueron propuestos, con expresión de sus nombres y apellidos, así como de cada uno de ellos, su edad, sexo, estado civil, último grado de escolaridad vencido, estudios que realiza, calificación profesional, ocupación actual, organizaciones a las que pertenece, lugar de su residencia y número de votos obtenidos; nombres y apellidos del candidato nominado y constancia de que aceptó la nominación; y firmas de los miembros de la Comisión Electoral de Circunscripción y del candidato nominado.

"La organización de las votaciones fue aún más opaca: no hubo prácticamente aviso previo, no se reportó una campaña para pedir el voto en los medios de comunicación, ni tampoco la legalmente obligatoria publicación de las biografías de los candidatos (confeccionadas por las Comisiones de Candidaturas) para su distribución a la vista del público. En última instancia, el único reporte de que estos procesos tuvieron lugar se vio en las publicaciones en redes sociales por parte del ente electoral durante la realización de la votación misma y después, sin que siquiera se reportaran los resultados", denuncia la investigación.

El Consejo Electoral Nacional (CEN) en Cuba incurrió en "graves deficiencias en cuanto a la transparencia, la independencia y la legitimidad de los procesos electorales".

Entre los múltiples errores en este proceso el informe destaca la llamada "influencia vertical del régimen sobre la gestión electoral", por la falta de separación entre el Estado, el Partido Comunista de Cuba y las autoridades electorales. También la falta de observación electoral independiente, de libertades políticas durante los procesos electorales y de transparencia en la comunicación sobre las vacantes producidas y los procesos electorales subsiguientes.

Observatorio Cubano de Derechos Humanos denuncia aumento de la represión tras protestas del 17M

En marzo se registraron un total de 374 hechos represivos, casi cien más que los ocurridas durante febrero / Foto de archivo: ADALBERTO ROQUE (AFP)
En marzo se registraron un total de 374 hechos represivos, casi cien más que los ocurridas durante febrero / Foto de archivo: ADALBERTO ROQUE (AFP)

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció un aumento de las acciones represivas en el mes de marzo contra intelectuales y periodistas independientes en la isla y miembros de la sociedad civil en general.

“Nos preocupa, tremendamente, el aumento de la represión que se está viendo en las últimas semanas, incluso con el empleo de violencia en contra de académicos, activistas, prisioneros políticos y periodistas independientes”, indicó a Martí Noticias Yaxis Cires, director de Estrategias de la entidad con sede en Madrid, España.

“Nos unimos a la preocupación que manifiesta la iglesia en cuanto a la gravedad de la situación socioeconómica del país. En ningún caso la respuesta está en la represión y la violación a los derechos humanos", dijo Cires e hizo referencia a la importancia de que se produzcan "cambios políticos, económicos y sociales" que garanticen al pueblo "desarrollar su vida en libertad y con prosperidad”.

A finales de marzo, la Seguridad del Estado citó y amenazó con encarcelar al secretario General de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC), el preso político en licencia extrapenal Iván Hernández Carrillo, por “poner en peligro el orden constitucional y mercenarismo”.

Asimismo, sucedió con el ex preso político Luis Darién Reyes Romero, intimidado con una pistola en plena calle de La Habana Vieja por un agente vestido de civil.

El Observatorio también resaltó los casos de los periodistas independientes José Luis Tan Estrada, multado con 3,000 pesos por “violar el Decreto Ley 370” y de Camila Acosta detenida el domingo en Cárdenas, provincia de Matanzas, cuando se dirigía a visitar a familiares de presos políticos.

“No hablaron conmigo, no me dieron explicación, simplemente me montaron en la patrulla en Cárdenas y me dijeron que me mandaban para La Habana”, señaló Acosta tras ser liberada.

Otro de los casos recientes fue el arresto arbitrario de la académica Alina Bárbara López Hernández, a quien le diagnosticaron una “luxación humeral derecha (esguince del hombro derecho)” y una “subluxación en el pulgar de la mano izquierda”.

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos reportó, recientemente, que la represión en Cuba repuntó durante el mes de marzo, principalmente luego de las protestas del día 17.

La organización detalló que, en el transcurso del mes, se registraron un total de 374 hechos represivos, casi cien más que las ocurridas durante febrero.

Régimen emplea cuatro autos patrulla para impedir que Camila Acosta visite a familiares de presos políticos en Cárdenas

Camila Acosta fue arrestada el pasado domingo en Cárdenas, Matanzas / Foto: Twitter de la periodista
Camila Acosta fue arrestada el pasado domingo en Cárdenas, Matanzas / Foto: Twitter de la periodista

La periodista independiente Camila Acosta fue detenida el domingo en Cárdenas, provincia de Matanzas, donde tenía previsto reunirse con familiares de presos políticos.

Acosta denunció lo sucedido través de una directa que publicó en CubaNet, diario para el cual trabaja, al bajarse del carro patrullero que la llevó de regreso a su casa en La Habana.

“Me detuvieron en Cárdenas, Matanzas. Me tenían un operativo montado –después supe- desde las seis de la mañana aquí, en la casa, pero bueno, yo me fui antes”, relató la joven periodista.

Según Acosta, tras arribar a la ciudad de Cárdenas fue arrestada por la policía política local.

“No estuve ni media hora, enseguida me detuvieron. Yo iba a visitar a los familiares de unos presos políticos, a brindarles mi apoyo, a hacer mi trabajo también. Y, bueno, no me dejaron”, comentó.

Según dijo, la llevaron para la Estación de la Policía, donde la mantuvieron detenida por una hora aproximadamente.

El regreso a la capital, explicó en el video, fue una carrera de relevo con cuatro autos patrulleros de los órganos represivos del régimen.

“Me montaron en una patrulla y hasta el intermitente del Punto de Control de Bacunayagua. Ahí me recogió otra patrulla hasta el Punto de Control de Guanabo y en Guanabo me recogió la patrulla que acaban de ver al inicio de esta transmisión, que me dejó aquí, al doblar de mi casa”, explicó.

“No hablaron conmigo, no me dieron explicaciones, simplemente, me montaron en la patrulla allí, en Cárdenas, y me dijeron que me iban a mandar para La Habana".

No obstante, Acosta -quien ha sido acosada durante años por agentes de la Seguridad del Estado- aseguró que seguirá haciendo su trabajo. "En otra ocasión, no sé si mañana, pasado, la semana que viene o dentro de un mes, pero yo voy a ir a visitar a esas personas que se quedaron esperándome”, advirtió.

La pasada semana la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció la represión que ejercen las autoridades contra los periodistas independientes cubanos.

“En medio de la crisis económica de sobrevivencia, aquellos periodistas que aún no pueden o no desean emigrar sufren la tensión de la vigilancia continua, el acoso en contra de sus familiares y contactos y la amenaza permanente de arrestos arbitrarios y condenas a prisión”, explica el más reciente informe de la organización.

Crucero de Carnival en ruta a Honduras rescata a 27 balseros cubanos

Los cubanos en el momento en que son rescatados por miembros de la tripulación del Carnival Paradise. (Foto: Carnival Cruise Line)
Los cubanos en el momento en que son rescatados por miembros de la tripulación del Carnival Paradise. (Foto: Carnival Cruise Line)

Un buque de la empresa de cruceros Carnival rescató este domingo a 27 balseros cubanos. Reportes de prensa indican que los migrantes se hallan en buenas condiciones tras recibir agua, alimentos y atención médica.

Según el sitio Cruicehive, la embarcación Carnival Paradise se dirigía a la isla de Roatan, en Honduras, cuando su tripulación divisó a un grupo de personas que pedía auxilio desde una embarcación de fabricación casera.

El rescate ocurrió sobre las 2:20 de la tarde, a unas 20 millas del extremo suroriental de Cuba, frente a la zona conocida como Los Cajuelos.

"El pequeño barco de madera estaba en mal estado, con lo que parecía ser una vela improvisada, aunque no estaba en uso. Con 27 personas a bordo, el barco estaba abarrotado y no llevaba suministros adecuados para quienes iban a bordo", subraya el reporte de Cruisehive.

La fuente agregó que la tripulación del crucero, que había zarpado desde Tampa, Florida, notificó a la Guardia Costera de Estados Unidos y a las autoridades de Honduras sin precisar a cuál de los dos entes los entregó.

En marzo pasado, 14 balseros cubanos fueron rescatados en alta mar por el crucero más grande del mundo, el Icon of the Seas, de Royal Caribbean, y entregados en Roatán a las autoridades hondureñas, que posteriormente los liberaron.

Los cubanos continúan lanzándose al mar rumbo a las costas de EEUU pese a las reiteradas advertencias de las autoridades del país vecino de que a los migrantes interceptados en el mar, independientemente de su nacionalidad, no se les permitirá ingresar a territorio estadounidense.

“Los inmigrantes que intenten ingresar ilegalmente a Estados Unidos por mar serán descalificados indefinidamente de la política de libertad condicional de inmigración legal para cubanos y haitianos”, dijo el viernes el teniente Peter Hutchison, de la División de Cumplimiento del Séptimo Distrito de la Guardia Costera.

En las últimas semanas, decenas de cubanos han sido repatriados a la isla tras ser interceptados por los guardacostas en aguas del sur de la Florida.

EN IMÁGENES: La situación de la basura en La Habana

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