El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, llegó este domingo a El Cairo en una delicada misión destinada a sacar del caos a Irak, donde los insurgentes sunitas consolidan su control en el oeste de Irak, amenazado con el desmembramiento.
El secretario de Estado nortamericano, John Kerry, exhortó este domingo a los dirigentes iraquíes a superar las divisiones sectarias, y dijo que Washington no es responsable de la crisis en Irak.
Tras reunirse en El Cairo con el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, Kerry pidió a los iraquíes que se unan para enfrentar al terrorismo en su país, tras los avances del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante.
Asimismo, enfatizó que no le corresponde a Estados Unidos escoger a los dirigentes iraquíes y abogó por un gobierno de Bagdad unido que represente a todos los sectores del pueblo iraquí para hacer frente a los yihadistas.
En las calles de Bagdad, miles de voluntarios respondieron al llamamiento del poderoso jefe chiita Moqtada Sadr para hacer frente a la ofensiva lanzada el 9 de junio por los yihadistas del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) en un país socavado por las divisiones confesionales.
Los insurgentes controlan ya Mosul, segunda ciudad del país, una gran parte de su provincia Nínive (norte), Tikrit y otros sectores de las provincias de Saladino (norte) Diyala (este) y Kirkuk (norte).
A sus conquistas territoriales se suma desde el viernes por la noche el paso fronterizo de Al Qaim, en la provincia de Al Anbar, uno de los tres puntos de paso oficiales en los 600 kilómetros de línea de demarcación totalmente porosa entre Irak y Siria.
Los otros dos están controlados uno por el ejército y otro por los kurdos.
Los yihadistas del EIIL, que ambicionan crear un Estado islámico en una zona a caballo entre los dos países, también están presentes en Siria, donde avanzaron el viernes en la provincia oriental de Deir Ezzor, logrando una importante victoria junto a la toma de Al Qaim.
Tras la desbandada de las tropas iraquíes en los primeros días de la ofensiva yihadista en el norte, los jefes religiosos chiitas de Irak han instado a los ciudadanos a que se alcen en armas para ayudar a defender al país ante el avance del EIIL, que ha proclamado su intención de llegar a Bagdad y a las ciudades santas de Kerbala y Najaf, al sur de la capital.
El poderoso líder Moqtada al Sadr, que exhortó a la protección de todos los lugares sagrados en Irak, anunció la creación de una nueva fuerza, los Saraya al Salam (brigadas de la paz en árabe), formada con voluntarios.
En Sadr City, un barrio de mayoría chiita de la capital iraquí donde se ha reforzado la seguridad, miles de voluntarios han desfilado al grito de "Mahdi", el 12º profeta para los chiies empuñando kalasnikov, fusiles de asalto y lanzacohetes.
Estos hombres se unen a los miles de iraquíes que ya se han prestado voluntarios para luchar contra los insurgentes tras la llamada del gobierno, pero especialmente de Ali al Sistani, el más alto dignatario chiita del país, una figura muy respetada.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha prometido enviar 300 asesores militares para ayudar al ejército a plantar cara a los yihadistas, pero por el momento ha excluido ataques aéreos.
Mientras tanto, los insurgentes tratan de avanzar en varios frentes. Además de Al Qaim, han tratado de tomar la ciudad de Tuz Jurmatu, a 175 km al norte de Bagdad, aunque las fuerzas kurdas se lo impidieron, según responsables.
El EIIL también trata de penetrar en la región de Baquba (a 60 km al norte de Bagdad), pero hasta ahora el ejército bombardea sus posiciones alrededor de esta región para impedírselo.
Pero el frente insurgente, integrado por varios grupos, entre ellos ex oficiales del ejército de Sadam Husein, grupos salafistas y elementos tribales, parece resquebrajarse.
El viernes por la noche, los combates entre elementos del EIIL y combatientes del Ejército de los adeptos de Nakshabandia (JRTN) en Hawija, en la provincia de Kirkuk, dejaron 17 muertos.
Aunque el enemigo es el mismo -- el gobierno del chiita Nuri al Maliki-- no todos tienen los mismos intereses.
El EIIL quiere imponer su visión extremista del islam, mientras que los otros grupos tienen más que nada desacuerdos políticos con el gobierno iraquí.
A nivel internacional se multiplican las peticiones de que se forme un gobierno de unidad nacional para sacar al país del caos.
Se acusa al primer ministro de haber marginado a la minoría sunita, alienado a sus socios kurdos y chiitas y de haber preparado el terreno para la ofensiva yihadista con una política confesional.
Para el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, el EIIL "está logrando su objetivo". El grupo "acaba de ocupar sin dificultad una parte de Irak y está creando un Estado islámico que agrupa a una parte de Irak y una parte de Siria".
La toma de Rutba
Insurgentes suníes han tomado otra localidad en la provincia occidental de Anbar, en Irak, según fuentes oficiales.
La noticia eleva a cuatro las ciudades que han caído en los últimos dos días, dentro de la mayor ofensiva registrada en esta inestable región iraquí.
Los milicianos capturaron Rutba, a unas 90 millas (150 kilómetros) al este de la frontera con Jordania a última hora del sábado. Los residentes negociaban el domingo con los insurgentes si abandonaban la ciudad, después de que una unidad militar que estaba a las afueras amenazase con iniciar bombardeos.
La toma de la ciudad es otro golpe para el primer ministro, el chií Nuri al Maliki, que lucha por salvar su cargo mientras fuerzas que no controla empujan el país hacia una guerra sectaria.
En un reflejo de la agria división que sufre Irak, miles de milicianos chiíes fuertemente armados -deseosos de enfrentarse a los insurgentes suníes- marcharon el sábado por ciudades iraquíes en desfiles de estilo militar por las calles donde muchos de ellos se enfrentaron a tropas estadounidense hace un lustro.
Las localidades de Qaim, Rawah, Andah y Rutba son las primeras que caen en la provincia de Anbar, de mayoría suní, desde que los combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) tomaron este año la ciudad de Faluya y zonas de la capital provincial de Ramadi.
La captura de Rawah, en la ribera del río Éufrates, y de la cercana Anah, parecía formar parte de un avance hacia una presa clave en la ciudad de Haditha, que de ser destruida dañaría la red eléctrica del país y causaría grandes inundaciones.
Tomar Rutba da a los insurgentes control sobre el último tramo de una gran autopista a la vecina Jordania, una arteria clave para el transporte de pasajeros y mercancías, poco utilizada en los últimos meses debido al deterioro de la seguridad.
Rutba tiene una población de 40.000 personas, pero recientemente ha acogido a unas 20.000 personas desplazadas de Faluya y Ramadi.
Más de 2.000 soldados fueron desplegados rápidamente en la zona de la presa para protegerla, según fuentes militares iraquíes, que hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizadas a hablar con la prensa.
El secretario de Estado nortamericano, John Kerry, exhortó este domingo a los dirigentes iraquíes a superar las divisiones sectarias, y dijo que Washington no es responsable de la crisis en Irak.
Tras reunirse en El Cairo con el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, Kerry pidió a los iraquíes que se unan para enfrentar al terrorismo en su país, tras los avances del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante.
Asimismo, enfatizó que no le corresponde a Estados Unidos escoger a los dirigentes iraquíes y abogó por un gobierno de Bagdad unido que represente a todos los sectores del pueblo iraquí para hacer frente a los yihadistas.
En las calles de Bagdad, miles de voluntarios respondieron al llamamiento del poderoso jefe chiita Moqtada Sadr para hacer frente a la ofensiva lanzada el 9 de junio por los yihadistas del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) en un país socavado por las divisiones confesionales.
Los insurgentes controlan ya Mosul, segunda ciudad del país, una gran parte de su provincia Nínive (norte), Tikrit y otros sectores de las provincias de Saladino (norte) Diyala (este) y Kirkuk (norte).
A sus conquistas territoriales se suma desde el viernes por la noche el paso fronterizo de Al Qaim, en la provincia de Al Anbar, uno de los tres puntos de paso oficiales en los 600 kilómetros de línea de demarcación totalmente porosa entre Irak y Siria.
Los otros dos están controlados uno por el ejército y otro por los kurdos.
Los yihadistas del EIIL, que ambicionan crear un Estado islámico en una zona a caballo entre los dos países, también están presentes en Siria, donde avanzaron el viernes en la provincia oriental de Deir Ezzor, logrando una importante victoria junto a la toma de Al Qaim.
Tras la desbandada de las tropas iraquíes en los primeros días de la ofensiva yihadista en el norte, los jefes religiosos chiitas de Irak han instado a los ciudadanos a que se alcen en armas para ayudar a defender al país ante el avance del EIIL, que ha proclamado su intención de llegar a Bagdad y a las ciudades santas de Kerbala y Najaf, al sur de la capital.
El poderoso líder Moqtada al Sadr, que exhortó a la protección de todos los lugares sagrados en Irak, anunció la creación de una nueva fuerza, los Saraya al Salam (brigadas de la paz en árabe), formada con voluntarios.
En Sadr City, un barrio de mayoría chiita de la capital iraquí donde se ha reforzado la seguridad, miles de voluntarios han desfilado al grito de "Mahdi", el 12º profeta para los chiies empuñando kalasnikov, fusiles de asalto y lanzacohetes.
Estos hombres se unen a los miles de iraquíes que ya se han prestado voluntarios para luchar contra los insurgentes tras la llamada del gobierno, pero especialmente de Ali al Sistani, el más alto dignatario chiita del país, una figura muy respetada.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha prometido enviar 300 asesores militares para ayudar al ejército a plantar cara a los yihadistas, pero por el momento ha excluido ataques aéreos.
Mientras tanto, los insurgentes tratan de avanzar en varios frentes. Además de Al Qaim, han tratado de tomar la ciudad de Tuz Jurmatu, a 175 km al norte de Bagdad, aunque las fuerzas kurdas se lo impidieron, según responsables.
El EIIL también trata de penetrar en la región de Baquba (a 60 km al norte de Bagdad), pero hasta ahora el ejército bombardea sus posiciones alrededor de esta región para impedírselo.
Pero el frente insurgente, integrado por varios grupos, entre ellos ex oficiales del ejército de Sadam Husein, grupos salafistas y elementos tribales, parece resquebrajarse.
El viernes por la noche, los combates entre elementos del EIIL y combatientes del Ejército de los adeptos de Nakshabandia (JRTN) en Hawija, en la provincia de Kirkuk, dejaron 17 muertos.
Aunque el enemigo es el mismo -- el gobierno del chiita Nuri al Maliki-- no todos tienen los mismos intereses.
El EIIL quiere imponer su visión extremista del islam, mientras que los otros grupos tienen más que nada desacuerdos políticos con el gobierno iraquí.
A nivel internacional se multiplican las peticiones de que se forme un gobierno de unidad nacional para sacar al país del caos.
Se acusa al primer ministro de haber marginado a la minoría sunita, alienado a sus socios kurdos y chiitas y de haber preparado el terreno para la ofensiva yihadista con una política confesional.
Para el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, el EIIL "está logrando su objetivo". El grupo "acaba de ocupar sin dificultad una parte de Irak y está creando un Estado islámico que agrupa a una parte de Irak y una parte de Siria".
La toma de Rutba
Insurgentes suníes han tomado otra localidad en la provincia occidental de Anbar, en Irak, según fuentes oficiales.
La noticia eleva a cuatro las ciudades que han caído en los últimos dos días, dentro de la mayor ofensiva registrada en esta inestable región iraquí.
Los milicianos capturaron Rutba, a unas 90 millas (150 kilómetros) al este de la frontera con Jordania a última hora del sábado. Los residentes negociaban el domingo con los insurgentes si abandonaban la ciudad, después de que una unidad militar que estaba a las afueras amenazase con iniciar bombardeos.
La toma de la ciudad es otro golpe para el primer ministro, el chií Nuri al Maliki, que lucha por salvar su cargo mientras fuerzas que no controla empujan el país hacia una guerra sectaria.
En un reflejo de la agria división que sufre Irak, miles de milicianos chiíes fuertemente armados -deseosos de enfrentarse a los insurgentes suníes- marcharon el sábado por ciudades iraquíes en desfiles de estilo militar por las calles donde muchos de ellos se enfrentaron a tropas estadounidense hace un lustro.
Las localidades de Qaim, Rawah, Andah y Rutba son las primeras que caen en la provincia de Anbar, de mayoría suní, desde que los combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) tomaron este año la ciudad de Faluya y zonas de la capital provincial de Ramadi.
La captura de Rawah, en la ribera del río Éufrates, y de la cercana Anah, parecía formar parte de un avance hacia una presa clave en la ciudad de Haditha, que de ser destruida dañaría la red eléctrica del país y causaría grandes inundaciones.
Tomar Rutba da a los insurgentes control sobre el último tramo de una gran autopista a la vecina Jordania, una arteria clave para el transporte de pasajeros y mercancías, poco utilizada en los últimos meses debido al deterioro de la seguridad.
Rutba tiene una población de 40.000 personas, pero recientemente ha acogido a unas 20.000 personas desplazadas de Faluya y Ramadi.
Más de 2.000 soldados fueron desplegados rápidamente en la zona de la presa para protegerla, según fuentes militares iraquíes, que hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizadas a hablar con la prensa.