Consultado por martinoticias.com acerca del ejercicio de la crítica y los límites de ésta en la sociedad cubana, el ingeniero informático Eliécer Ávila explicó que para él hay dos límites, uno basado en el tema y el otro en la forma de ejercerla.
Explica Ávila que el ejercicio de la crítica en la sociedad cubana sigue limitándose en “hablar de las hojas, los tallos y gajos y no se centra en el verdadero problema que genera todo lo demás” y esa, dijo él “está permitida, casi está establecida y se ve en todas partes”.
Con relación a la forma en que se ejerce la crítica en la isla, Ávila refiere que algunas manifestaciones artísticas plantean problemas medulares y puede advertirse en ellas el sentido crítico. Sin embargo él destaca que “el problema es que se le permite a todos criticar (se refiere a músicos, pintores, humoristas), excepto a los políticos”.
Eliécer Ávila advierte que en otro sentido el límite llega hasta los que tienen opiniones políticas “en Cuba a los políticos no los dejan hablar por los medios que es donde hay que hacerlo”, enfatizó.
Para el joven informático quienes tienen en el país la responsabilidad de tomar el pulso a la sociedad y resolver los problemas son los dirigentes políticos y no lo hacen, para él “ese es el eslabón perdido en la cadena”.
Con relación a la autocrítica en una sociedad totalitaria destacó que lo ve como un acto de castigo y no de fe, de ahí que el hecho de que la gente critique no es signo de cambio.
Explica Ávila que el ejercicio de la crítica en la sociedad cubana sigue limitándose en “hablar de las hojas, los tallos y gajos y no se centra en el verdadero problema que genera todo lo demás” y esa, dijo él “está permitida, casi está establecida y se ve en todas partes”.
Con relación a la forma en que se ejerce la crítica en la isla, Ávila refiere que algunas manifestaciones artísticas plantean problemas medulares y puede advertirse en ellas el sentido crítico. Sin embargo él destaca que “el problema es que se le permite a todos criticar (se refiere a músicos, pintores, humoristas), excepto a los políticos”.
Eliécer Ávila advierte que en otro sentido el límite llega hasta los que tienen opiniones políticas “en Cuba a los políticos no los dejan hablar por los medios que es donde hay que hacerlo”, enfatizó.
Para el joven informático quienes tienen en el país la responsabilidad de tomar el pulso a la sociedad y resolver los problemas son los dirigentes políticos y no lo hacen, para él “ese es el eslabón perdido en la cadena”.
Con relación a la autocrítica en una sociedad totalitaria destacó que lo ve como un acto de castigo y no de fe, de ahí que el hecho de que la gente critique no es signo de cambio.