Este 17 de diciembre la Iglesia Católica celebra la festividad de San Lázaro, el amigo de Jesús, Lázaro era hermano de Marta y María. Los Evangelios nos narran que ellas enviaron a decir a Jesús: Señor, aquel a quien tú quieres está enfermo, a lo que Jesús respondió que esa enfermedad no era de muerte sino para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios fuera glorificado por ella.
Jesús continuó realizando su labor y cuando llegó a Betania, ya Lázaro llevaba 4 días muerto. Cuando Marta se enteró que Jesús había arribado le salió al encuentro, mientras María permaneció en la casa. Marta le dijo: Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Jesús le responde que éste resucitará y acto seguido expresó que El era la resurrección y la vida y que el que vive y cree en El no morirá para siempre.
Jesús se dirigió hacia donde estaba el muerto y gritó con voz fuerte: Lázaro, sal... y el que estaba muerto salió.
La Iglesia universal celebra esta fiesta y presenta la imagen de un obispo con mitra y báculo. Pero la religiosidad popular venera la imagen de un hombre pobre con muletas a quienes los perros lamen sus piernas llenas de úlceras.
Esto se debe a que los Evangelios presentan la parábola de un pobre llamado Lázaro que tenía esos atributos y quien al morir fue al Reino de los Cielos. Aunque las parábolas no tienen que ser historias reales -ya que su única finalidad es transmitir un mensaje- en ésta Jesús pone un nombre propio, por lo que muchos creen que en realidad existió.
Los negros esclavos al llegar a Cuba llevaron consigo su religión con su panteón de Orichas, pero obligados por los colonizadores españoles a convertirse a la fe católica hicieron como si la aceptaran, pero en realidad los engañaron y veneraron en las imágenes de santos cristianos a sus orichas africanos. Uno de ellos fue Babalú Ayé, haciendo creer al clero que veneraban a San Lázaro.
Del engaño de la primera generación de esclavos que le rendía culto, se pasó a nuevas generaciones que recibieron de sus ancestros una fe sincrética, en la cual hay una genuina religiosidad popular transmitida de padres a hijos y a nuevos devotos que no la recibieron de sus antepasados.
Babalu Ayé es un Orisha que tiene que ver con los muertos, extremadamete poderoso y temido. Orisha de la lepra, viruela, las enfermedades venéreas y en general de las pestes y miseria.
En Cuba como en el exilio existen personas de religiosidad sincrética que hoy rinden culto a Babalú Ayé identificándolo con la imagen del Lázaro de la parábola.
Miles de cubanos peregrinan desde la víspera al Santuario Nacional del Rincón a ofrecerle veneración a San Lázaro o a Babalú Ayé, siendo lo más característico y visible las promesas a pagar por los milagros recibidos, que exigen grandes esfuerzos físicos y espirituales.
Jesús continuó realizando su labor y cuando llegó a Betania, ya Lázaro llevaba 4 días muerto. Cuando Marta se enteró que Jesús había arribado le salió al encuentro, mientras María permaneció en la casa. Marta le dijo: Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Jesús le responde que éste resucitará y acto seguido expresó que El era la resurrección y la vida y que el que vive y cree en El no morirá para siempre.
Jesús se dirigió hacia donde estaba el muerto y gritó con voz fuerte: Lázaro, sal... y el que estaba muerto salió.
La Iglesia universal celebra esta fiesta y presenta la imagen de un obispo con mitra y báculo. Pero la religiosidad popular venera la imagen de un hombre pobre con muletas a quienes los perros lamen sus piernas llenas de úlceras.
Esto se debe a que los Evangelios presentan la parábola de un pobre llamado Lázaro que tenía esos atributos y quien al morir fue al Reino de los Cielos. Aunque las parábolas no tienen que ser historias reales -ya que su única finalidad es transmitir un mensaje- en ésta Jesús pone un nombre propio, por lo que muchos creen que en realidad existió.
Los negros esclavos al llegar a Cuba llevaron consigo su religión con su panteón de Orichas, pero obligados por los colonizadores españoles a convertirse a la fe católica hicieron como si la aceptaran, pero en realidad los engañaron y veneraron en las imágenes de santos cristianos a sus orichas africanos. Uno de ellos fue Babalú Ayé, haciendo creer al clero que veneraban a San Lázaro.
Del engaño de la primera generación de esclavos que le rendía culto, se pasó a nuevas generaciones que recibieron de sus ancestros una fe sincrética, en la cual hay una genuina religiosidad popular transmitida de padres a hijos y a nuevos devotos que no la recibieron de sus antepasados.
Babalu Ayé es un Orisha que tiene que ver con los muertos, extremadamete poderoso y temido. Orisha de la lepra, viruela, las enfermedades venéreas y en general de las pestes y miseria.
En Cuba como en el exilio existen personas de religiosidad sincrética que hoy rinden culto a Babalú Ayé identificándolo con la imagen del Lázaro de la parábola.
Miles de cubanos peregrinan desde la víspera al Santuario Nacional del Rincón a ofrecerle veneración a San Lázaro o a Babalú Ayé, siendo lo más característico y visible las promesas a pagar por los milagros recibidos, que exigen grandes esfuerzos físicos y espirituales.