Periodista, narrador. Licenciado en Periodismo en la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba.
Autor del blog personal El Pequeño Hermano.
Productor televisivo de América Tevé, Canal 41 de Miami.
El país de ayer que armaron en mi cerebro infantil nunca tuvo color. O mejor, sí lo tuvo: color de sangre. Fue un país bárbaro, con gobernantes asesinos y niños amoratados por el dolor.
Sandy ha sido un parteaguas. El huracán más impensado, el que ha puesto nuevas cartas sobre la mesa en el angosto panorama de la isla.
De repente la calle que me vio nacer se tornó una especie de arteria privilegiada para la cual el Estado asignaba nuevos postes de tendido eléctrico, latas de pintura decorativa y pintura para las señalizaciones de tránsito.
Me pregunto qué pasará por la mente del puñado de ancianos todopoderosos que conforman hoy la cúpula que manda en mi país, cuando solo falta un respiro para que el futuro de Venezuela se decida en las urnas.
Así que allá me fui, al atardecer de aquel 25 de noviembre de 2010, a la parroquia de San Juan Bosco en mi Bayamo natal, dócil ante una deuda que no contraje, y que por mi agnosticismo confeso no tenía demasiado interés en saldar.
La sobriedad y el pensamiento lógico son las mejores armas con que ciudadanos sedientos de libertad pueden enfrentar a un aparato cuyas mentiras son cada día más débiles.
la petición ciudadana de Ignacio Estrada y Wendy Guerra ya engrosa polvo en este segundo en alguna gaveta de la Asamblea Nacional.
A veces pienso que soñamos, todos. No puede pasarnos tanto. No nos merecemos tanto. Ningún pueblo sostiene un hipnotismo sin final.
Dos hechos han ensombrecido el glamour de la Eurocopa, tercer certamen deportivo más importante del planeta luego de las Olimpiadas y del Mundial de Fútbol. Dos hechos distintos en sus víctimas, idénticos en su naturaleza retorcida y vergonzante.
¿Por qué “El Dictador” es una de esas raras películas que en estos tiempos todos deberían intentar ver?
Para grupos vinculados al narcotráfico y el contrabando de personas en México, el secuestro e incluso el asesinato de cubanos que viajan rumbo a la frontera con Estados Unidos se ha vuelto una jugosa práctica.
Se trata de leyes que simulan haber sido escritas con zumo de limón: a simple vista son imposibles de leer. Nadie puede afirmar que las haya constatado jamás. Tal vez porque para hacerlo, sea preciso aplicarles calor.
La historia de unos médicos que de repente perdieron toda autonomía y mutaron hacia propiedad estatal, debería generar sobresalto, un poco de desvelo, en aquellos cubanos que todavía pueden viajar sin los 5 años de purgatorio.
José Ramón Machado Ventura reserva mujeres en cada provincia a donde va. Nunca menos de dos. La práctica es tan conocida entre sus subordinados que en su agenda de visitas oficiales, fotos en panaderías y parques e inauguraciones de mercados agrícolas, siempre deben quedar algunas horas vacantes para el placer sexual del anciano Vicepresidente.
"Yo quiero que quienes exploren el petróleo en Cuba sean compañías reputadas, conocidas, que lleven años en esto" - Joe García.
Más que un gesto de esperanza para los familiares de Alan Gross, el viaje de René González es un símbolo de respeto hacia las bases de la democracia.
Prefería hacerme la vista gorda ante esta realidad: el oscarizado Sean Penn, el mismo que me deslumbró en Mystic River, Milk, y la tierna I´m Sam, flirtea pública e impúdicamente con el comandante venezolano y con el vejestorio cubano.
Basta con mirar el panorama que ofrece la Isla hoy para entender a qué se avienen nueve horas de comparecencia pública de Castro tras meses de silencio.
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