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Permitir capital extranjero y respetar propiedad privada, entre soluciones a vivienda en Cuba


Cuba tiene que acelerar las reformas estructurales si quiere resolver la grave crisis de vivienda, dijo el economista Carmelo Mesa-Lago, que recomendó seguir los pasos de China en momentos en que La Habana promete "un programa más abarcador".

En su análisis publicado en el sitio independiente Cuba Posible, el catedrático explicó que si bien la reforma del 2011 eliminó "políticas negativas" y hasta impulsó la construcción de nuevas viviendas, medidas recientes "parecen revertir o detener" los avances.

El estudio que se basó en cifras oficiales, informes de analistas y entrevistas a vendedores, compradores y agentes de bienes raíces, llega en un momento crucial para el país, que deberá esperar hasta abril para la eventual salida del poder de Raúl Castro, inicialmente prevista para febrero.

Una escueta nota de Granma sobre el reciente pleno del Comité Central del Partido Comunista indicó que entre los aspectos tratados estuvo el tema de la vivienda.

"Se trabaja en la confección de un programa más abarcador, que incluye las diferentes tecnologías de construcción y potencia la producción local de materiales, vinculados con las producciones nacionales necesarias, en interés de buscar soluciones más integrales y ágiles a esta problemática", publicó Granma.

Promesas anteriores no alcanzaron para revertir el déficit oficial de cerca de 1 millón de casas. La cifra de construcción de nuevas viviendas cayó en picada desde 111.400 casas hasta 22,100 en el 2016. El plan para el 2017 es construir solo 9,700 viviendas.

Entre las causas del déficit citadas por el economista están el mal estado de las viviendas, pérdidas totales o parciales por los huracanes, minúsculo presupuesto destinado a la vivienda, restricciones legales, ineficiencia y la falta de materiales de la construcción.

La propuesta de Mesa-Lago

"Cuba podría eliminar o liberalizar muchas de las restricciones que son un impedimento para el desarrollo de la vivienda", alentó Mesa-Lago en su análisis titulado 'La vivienda en Cuba Socialista y las reformas estructurales'.

Este economista, autor de varios libros sobre economía cubana y Profesor Emérito de la Universidad de Pittsburgh, enumeró obstáculos actuales como la prohibición de inversión extranjera en la vivienda, restricciones a la propiedad privada, bajos ingresos de la población para comprar casas, los burocráticos y prolongados procesos para vender, comprar o construir casas y los altos impuestos.

Una mujer lee anuncios de permuta en 2011.
Una mujer lee anuncios de permuta en 2011.

Además se refiere a los limitados plazos para utilizar subsidios y favoritismos en la entrega, carencia de materiales para contruir que contradictoriamente son exportados, la norma que impide a los arquitectos trabajar por cuenta propia, la suspensión de la licencia del agente inmobiliario y la reducción de la mitad de las agencias privadas de bienes raíces.

"Mejores resultados se han logrado en China, -dice Mesa-Lago-, otro país socialista bajo el gobierno del partido comunista, que ha tenido una política de vivienda mucho más flexible que la de Cuba".

Explica además que los éxitos de China en el tema se explican a partir de su Ley de Propiedad del 2007, que permitió a los inversionistas nacionales extranjeros construir en tierras del Estado con el derecho de vender, arrendar e hipotecar por 70 años renovables a los residentes y plazos de 40 y 50 años para empresas industriales y comerciales.

Mientras en Cuba una familia puede tener solo una casa y otra de recreo, en Pekín, -aclara Mesa-Lago-, una familia residente puede comprar dos casas y si tiene un hijo de 18 años, este puede comprar dos casas más.

Para resolver el déficit oficial de 883,050 viviendas, -calcula el economista-, el gobierno tendría que construir 44,000 unidades anuales en los próximos 20 años.

Albergados en barriada habanera viven hace más de 10 años en cuartos a medio hacer
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Para dar mayores incentivos al sector, Mesa-Lago recomienda incluso reducir a la mitad el actual impuesto de 4 por ciento sobre el valor real de las viviendas que son vendidas, y a su vez reducir las inspecciones del Estado y la burocracia.

También pide luz verde para que ONG internacionales especializadas en viviendas de bajo costo puedan operar en Cuba, mayores libertades a corredores de bienes raíces, más acceso a Internet y permitir a los arquitectos trabajar en el sector privado.

"Pero el meollo del problema es incrementar la producción y el crecimiento económico que languidecen hace años y, para ello, es imprescindible acelar y profundizar las reformas estructurales que se han estancado y, en algunos casos, revertido", expresó Mesa-Lago.

"De no aplicarse estas políticas, la actual crisis de la vivienda empeorará, lacerando aún más al pueblo cubano", concluyó.

(Redactado por Rosa T. Valdés, con información de Cuba Posible)

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