COVID-19 atrasó apertura del Centro Fidel Castro en La Habana

Entrada principal al Centro Fidel Castro Ruz en El Vedado, La Habana (cortesía de ADN Cuba).

El COVID-19 llegó hasta los umbrales del Centro Fidel Castro Ruz, ubicado en el capitalino barrio del Vedado, obligando a suspender la apertura del local, creado bajo una ley de la Asamblea Nacional del Poder Popular en el 2016 y un Decreto Presidencial del 2018.

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El Centro Fidel Castro Ruz (cortesía de ADN Cuba)

La apertura oficial había sido anunciada para finales del año 2019, y por razones nunca explicadas, no se realizó. Para aquella fecha, la zona escogida aún estaba en reparaciones.

Ahora, en enero del 2021, la pandemia tocó a las puertas de la sede donde se piensa preservar las ideas del ex dictador cubano y el convite inicial ha sido demorado.

Lo que en un principio iba a ser un acto inaugural, con la plana mayor del régimen este pasado viernes 8 de enero, coincidiendo con la entrada de las huestes rebeldes en 1959, ha tenido que posponerse por la irrupción de la pandemia en el local que ha venido renovándose durante ya hace muchos meses.

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Ahora las calles están arregladas, las instalaciones del centro pintadas, un alumbrado nuevo, rejas renovadas, césped cuidadosamente cortado, drenaje nuevo para las áreas verdes y dos pequeñas palmas en la entrada principal de la casona central, y muy vigilado el centro por una docena de cámaras de seguridad, y guardia policial.

En la fachada, en metal dorado, se lee “Centro Fidel Castro Ruz”, un sitio que sería algo así como la meca de la “izquierda revolucionaria”, a donde irían los “importantes visitantes extranjeros” para ver exposiciones, muestras audiovisuales y firmar un libro de honor alabando al fenecido.

En los predios del local se habla ahora de los preparativos para la reapertura, prevista tentativamente para el martes 12 de enero, aunque en una Habana donde los casos de coronavirus crecen por día, cualquier evento corre el riesgo de ser suspendido o cancelado en más de una ocasión.

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Pero cuando les preguntan a los empleados del local, aclaran que para el público en general abrirá sus puertas en el mes de febrero, con visitas programadas. La “fiesta” o la “tángana” para el arranque del Centro no ha sido anunciada en la prensa cubana.

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Joven hace preguntas sobre la apertura del Centro

En toda una cuadra, que va desde la Avenida Paseo hasta la Calle A, entre la 11 y 13, están las instalaciones del Centro, cuyo basamento legal quedó establecido el 27 de diciembre del 2016, un mes después de la muerte del gobernante cubano, y aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular.

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La legislación No. 123 del 2016, llamada “Sobre el uso del nombre y la figura del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz”, estipulaba la creación de un centro para resguardar las ideas de Fidel Castro, al tiempo que prohibía poner su nombre a calles, plazas o su uso comercial. La excepción de la regla (de la ley en este caso) era la del uso del nombre del fallecido dictador “para denominar alguna institución que se constituya para el estudio y la difusión de su pensamiento y obra”.

En febrero del 2018, todavía siendo Raúl Castro presidente de los Consejos de Estado y Ministros, se creó un grupo inicial para preservar la documentación, el estudio y la divulgación de las ideas de Fidel Castro. En aquella reunión inicial Castro le encargó a Miguel Díaz-Canel, ya a la sazón primer vicepresidente de los Consejos de Estado y Ministros, que controlara el cumplimiento de las labores y el grupo que estaría elaborando ideas para la entidad.

Al frente de ese grupo nombraron a Alberto Alvariño Atiénzar, un coronel retirado que devino en ideólogo del partido, quien además de proclamarse como tipógrafo profesional, hizo estudios en la URSS para ser “político” del ejército de los hermanos Castro y estuvo al frente de la Revista Verde Olivo durante unos cuatro años, para después pasar a la Dirección Política del Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR) en la sección de Trabajo Ideológico.

Del MINFAR pasa el coronel a ser funcionario del Comité Central del Partido Comunista (PCC) donde ocupa el cargo de vicejefe del Departamento Ideológico. En ese puesto tuvo a su disposición la Casa Editora Abril, llegando a publicar libros disímiles, desde la vida de un boxeador profesional cubano hasta la de rebeldes que fallecieron antes de 1959. Uno de sus libros tuvo el prólogo de Fidel Castro y otro el de Raúl.

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Con ese aval es que lanza el ex ministro de las FAR a Alvariño a dirigir el grupo, que entre sus miembros ha contado con Eusebio Leal Spengler, el ya fallecido historiador de La Habana y José Miyar Barruecos, quien fuera secretario del Consejo de Estado de 1980 al 2009 y la persona que más años estuvo lidiando a diario con el dictador cubano.

El cargo oficial del coronel es ahora el de jefe de la Oficina de Preservación del Patrimonio Documental, sin que se haya precisado si estará al frente del Centro Fidel Castro Ruz.

En noviembre del 2018, fue encargado Alvariño de acudir a sesión extraordinaria del Consejo de Ministros, ya bajo el control de Díaz-Canel, para exponer los avances en su labor y el equipo que dirigía. Allí explicó el carácter político del centro y la adquisición de equipos de alta tecnología para el uso de información interactiva.

Una de las misiones de esta entidad que todavía tiene las puertas cerradas cuando ya han pasado más de cuatro años y dos meses de la muerte de Castro, es la de “contribuir al enfrentamiento de las campañas enemigas dirigidas a tergiversar la vida, obra y figura del Líder Histórico de la Revolución Cubana”, según dijo el ex coronel ante los ministros de la isla.

El cronograma de trabajo, que ya había presentado en febrero ante Raúl Castro, era terminar las obras constructivas para finales del 2019 y así lo repitió Alvariño a los miembros del Consejo de Ministros. Pero los planes no se cumplieron como los tenían trazados; y a inicios del 2020 se declaran en Cuba los primeros casos de COVID-19.

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Los medios de prensa destacaron entonces que Díaz-Canel, en su condición ya de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros habló de los “obstáculos” que tuvieron que superar “las personas involucradas en este hermoso proyecto” y hasta para “avanzar en su conformación”, sin precisar qué inconvenientes afrontaron ni que trabas burocráticas o políticas afrontan para integrar este selecto grupo de 30 personas.

En febrero del 2020, cuando comenzaba el auge del COVID-19 y la expansión de la enfermedad por todo el mundo, en La Habana todavía no habían terminado de restaurar todas las edificaciones destinadas a resguardar el legado de Castro.

Precisamente a inicios del 2020, en los días que millones de pesos estaban en movimientos para reparar las colonias casonas del Vedado donde se alza el Centro; en La Habana Vieja fallecían tres niñas María Karla Fuentes y Lisnavy Valdés Rodríguez, de 12 años, y Rocío García Nápoles, de 11, al desprenderse el balcón de un edificio en el barrio de Jesús María.

Imágenes satelitales de la zona del Vedado durante las construcción del Centro FCR.

La tragedia ocurrió el lunes 28 de enero, en la vivienda ubicada en No. 102, entre Revillagigedo y Vives, un edificio que estaba siendo demolido, sin señales para advertir del peligro de paso.

El abogado Sergio Osmín Fernández escribió, citando a la cuenta de Twitter de Díaz-Canel: "Tres chicas han perdido la vida hoy tras colapsar otro edificio ruinoso en La Habana. No hace falta el Debido Proceso. Uds. son los responsables al desviar recursos hacia cuestiones ajenas al bienestar y seguridad de los cubanos".

Diferentes publicaciones en el extranjero como Cubacomenta y CiberCuba publicaban en sus páginas digitales detalles de la reconstrucción de las mansiones de la zona, las aceras y la alameda de la Calle Paseo, y de las quejas de los vecinos por la precaria situación de la vivienda en la capital, las calles dañadas, y las aceras destruidas, inclusive en esa zona donde están cerca las embajadas de la República Federal Alemana, Bulgaria, República Popular de China y la de Corea del Norte.