Las intensas lluvias, el carácter inesperado de las crecidas, la falta de previsión, las presas desbordadas o las tupiciones en los sistemas de desagüe podrían ser las causas de las repentinas inundaciones ocurridas este sábado en los municipios villaclareños Sagua la Grande y Cifuentes, según comentaron a Martí Noticias pobladores de ese territorio.
Las precipitaciones, asociadas a una vaguada que estuvo casi estacionaria, provocaron enormes crecidas que llevaron a que cientos de personas perdieran sus pertenencias y tuvieran que ser evacuadas.
De acuerdo con Luisa Antonia Valcárcel, residente en Sitiecito, una de las localidades más lastimados por la crecida, las inundaciones han sido las peores ocurridas en años.
“Fueron lo que nunca la gente en años había visto. Lugares en los que jamás el agua había tenido ese cauce, pero la lluvia que cayó no era como para esa inundación”, dijo.
El agua entró en las casas durante la noche, sorprendiendo a la gente y alcanzando el nivel de las rodillas: “Mucha gente sufrió pérdidas materiales, refrigeradores, camas, motorinas (motos); perdieron los alimentos”, detalló Valcárcel.
Además, resultaron seriamente averiadas la panadería del pueblo, “donde se mojó la harina para fabricar el pan”, y algunos paladares y mypimes.
Los vecinos especularon sobre si una represa se habría desbordado, pero las autoridades afirmaron que la presa local estaba "aliviando bien", lo que sugiere que la causa fue el fenómeno meteorológico extremo o un problema de drenaje local.
En Pueblo Viejo, un barrio de Sitiecito, la subida del agua llegó a mitad de la altura de las casas, y en algunas alcanzó el techo.
“Del lado de acá de la estación de trenes no se inundó, pero del lado de allá del arroyo sí, pero eso es debido a que no hay ‘zanjeamiento’ ninguno. Todas las zanjas están tupidas. Cuando llueve, al no haber tragantes porque todos estaban tupidos, las alcantarillas, el agua no tenía por donde salir y se metió en todo el caserío ese”, indicó Jesús Frías Valdés, residente en el lugar.
“Aquí sí se llevó un puentecito que habían construido después que, en otra inundación, hace pila de años, se cayera el puente grande. Ahora hay que dar una vuelta de varios kilómetros para cruzar al otro lado”.
Dirigentes provinciales informaron que resultaron dañadas 190 viviendas en toda la zona, poblados quedaron incomunicados debido al derribo de los puentes de Larrondo y Mariana Grajales y cientos de hectáreas de cultivos fueron destruidos.
“Que mala suerte. Todo pasa aquí en Cuba. Estamos ‘conjuraos’. Aquí atrás hay un muchacho que sembró unos frijoles y, seguro, ya no va a comer potaje. No sé cuál será la cuantía de los daños, pero sé que en la costa hay mucho arroz sembrado y seguro que eso pasó a la historia”, lamentó Marielena Peraza Álvarez, vecina de Sitiecito.
“A la casa mía no le entró agua, pero para el central [central Héctor Rodríguez], la casa del nieto mío le llegó el agua a media canilla, en la panadería llegó a la cintura. Para un lugar que le dicen El Pabellón tuvieron que rescatar a la gente”, agregó.
Peraza Álvarez refirió que, en la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) “Triunfo de la Revolución”, vio a una mujer llorando porque no había quedado nada dentro de su casa”.
De igual modo, la ciudad cabecera municipal sintió los estragos del vendaval, señaló Jaime Castillo.
“Aquí en Sagua la Grande, hubo casas derrumbadas. El río se desbordó y tapó el puente. El agua daba a la rodilla en algunos barrios. Eso fue lo más grande del mundo, y sin esperarlo, porque eso no se esperaba. Personas que perdieron sus bienes, colchones, refrigeradores, muebles, televisores y demás, y el Estado no tiene para para reponerles”.
La falta de previsión, tanto individual como de planificación urbana, incrementa notablemente los daños por inundaciones al permitir la construcción de viviendas y otras instalaciones en zonas de riesgo.
Asimismo, no contar con los mecanismos de contención adecuados, como los alcantarillados, o diques, agrava el impacto.
Aunque en Sagua la Grande, no sucedía un desbordamiento del río de esta magnitud desde 2017, la vulnerabilidad de la zona es un problema recurrente. El territorio ha experimentado inundaciones a lo largo de su historia, principalmente debido a la crecida del río Sagua.
“El hospital se llenó de agua, y estaba a oscuras, todavía por la tarde el hospital tenía agua. A los ingresados los movieron, de los pisos bajos hacia los pisos de arriba pero el elevador se encontraba roto. Tuvieron que subirlos por las escaleras. Los bomberos aparecieron tarde para sacar el agua y sobresalía la insalubridad”, detalló Castillo.
Leidy Saray Rodríguez Hernández, directora general de Salud Pública en Villa Clara declaró a la prensa oficial que “la penetración del agua resulta de gran envergadura y se encuentran inactivas las áreas inferiores de servicio”.
“En Cifuentes fue menos. Llovió bastante, pero fueron menos los daños que en Sitiecito y Sagua la Grande. Evacuaron algunas personas, pero no hubo nadie que falleciera. Algunas casas afectadas, algunos evacuados de las zonas más bajas”, dijo Ignacio Díaz, de una comunidad ubicada a seis kilómetros de Cifuentes llamada Unidad Proletaria.
La estatal Agencia Cubana de Noticias (ACN) informó que en Cifuentes más de 200 residentes están evacuados, la mayoría en hogares de familiares o amigos.
“Lo malo de eso es que contamina los pozos y el agua se pone difícil para los de Sitiecito y demás poblados”, añadió Díaz.
La jefatura de la provincia atribuye las inundaciones a la saturación de los suelos y al desbordamiento de pequeños ríos y cañadas, no a las grandes presas de la provincia que, como la de Alacranes, se mantienen estables.
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