El preso político cubano José Antonio Pompa López, recluido en la prisión de Agüica, en la provincia de Matanzas, presenta síntomas compatibles con un virus, pocos días después de haber depuesto una huelga de hambre de 30 días que deterioró su estado de salud, ya afectado por problemas renales.
Su esposa, Suarmy Hernández, dijo a Martí Noticias que pudo verlo el martes tras realizar un viaje de aproximadamente cuatro horas desde La Habana hasta el penal, con el objetivo de entregarle una bolsa de alimentos. Hernández calificó la distancia entre el centro penitenciario y su lugar de residencia como un “doble castigo” tanto para el recluso como para su familia.
“Es un castigo para nosotros los familiares para que pasemos trabajo en ir a verlo y así ya decir: ya estamos cansados, no puedo venir y no te puedo atender más. Eso es lo que quiere la Seguridad, es lo que quiere esta dictadura, que sea abandonado solo allá en Agüica”, afirmó.
Según su testimonio, Pompa López le explicó que el traslado desde La Habana fue una de las razones que lo llevó a iniciar la huelga de hambre. “Por eso yo me puse en huelga, porque es una injusticia que hicieron conmigo para trasladarme para acá, sabiendo la situación que tú vives sola con los dos niños”, le dijo el activista, de acuerdo con el testimonio de su esposa. “Por eso es que yo llegué y me planté, porque pasas trabajo tú y mis hijos”.
Hernández señaló que su esposo se sentía mal de salud y que otros reclusos le informaron que presentaba síntomas de un virus. “Había dicho que se sentía mal, parece que cogió el virus”, explicó, al tiempo que indicó que estaba pendiente de confirmar si había recibido atención médica. “Hoy voy a tratar de comunicarme en la prisión para ver si le dieron atención médica”, dijo.
La esposa del preso político expresó preocupación por las consecuencias físicas tras la prolongada huelga de hambre. “Son 30 días, los defensas están bajas, y este virus está matando”, advirtió.
Pompa López, activista y miembro del partido Cuba Independiente y Democrática, así como coordinador del movimiento Cuba Primero, fue trasladado a inicios de noviembre desde la cárcel Combinado del Este, en La Habana, a la prisión de Agüica, en Matanzas. Cumple una condena de ocho años de prisión por el supuesto delito de “propaganda contra el orden constitucional”.
A comienzos de 2024, tras ser despedido de su empleo, Pompa López colocó un cartel en su vivienda en La Habana Vieja con el mensaje: “SOS. Mis hijos se mueren de hambre”.
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