No se puede coartar al periodismo porque sus enfoques sean incómodos o diferentes

José Antonio Torres. Foto Archivo cortesía de 14ymedio.

José Antonio Torres, ex periodista oficial asegura que corresponde a las voces contestatarias impedir que las malas prácticas anulen las leyes 

En el contexto de la pandemia de Covid 19 el régimen cubano ha recrudecido el acoso contra los comunicadores independientes y la ciudadanía en general. Detenciones arbitrarias y multas exorbitantes han estado al orden del día. Pero a pesar de la férrea censura, los comunicadores alternativos han hecho palpable la porosidad del monopolio informativo del aparato de propaganda del partido único.

Las redes sociales y los medios independientes han sido en este período fuentes más auténticas y creíbles que el engranaje divulgativo del régimen. Por ello Radio Televisión Martí entrevistó a al preso político en libertad condicional, José Antonio Torres, quien se desempeñó como periodista oficial por más de 20 años.

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José Antonio Torres se desempeñó como subdirector del canal local Tele Turquino en Santiago de Cuba, fue reportero para la Agencia de Información Nacional (AIN) y el Noticiero Nacional, y corresponsal del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.

En 2010 Torres realizó una investigación sobre los errores de inversión y planificación del acueducto en la capital santiaguera. Poco tiempo, después el 8 de febrero de 2011, es detenido, procesado y condenado a 14 años de prisión por el supuesto delito de espionaje.

En los años que estuvo encarcelado, Torres fue mencionado por el Departamento de Estado de EEUU y la Sociedad Interamericana de Prensa quiernes exigieron su liberación “de forma inmediata e incondicional”. Tras cumplir más de seis años encarcelado, fue puesto en libertad condicional, medida bajo la cual se halla actualmente.

Después que salió de prisión José Antonio Torres inició el proceso para emigrar como refugiado político hacia los Estados Unidos, pero su hija enfermó con nefritis lúpica y estuvo al borde de la muerte. Esta tragedia, que aún padece, consumió gran parte de su tiempo y canceló sus planes de emigrar.

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José A. Torres sobre la prensa independiente y la censura en Cuba


¿Cómo ve usted la prensa independiente cubana?

Cuando observas con detenimiento lo que sucede con la prensa independiente y las voces contestatarias, saltan a la vista ejemplos que alarman, sobrecogen y arrinconan.

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Resulta inconcebible, y hasta bochornoso, que el país que tiene el deber de garantizar tus libertades universales, sea el mismo que te reprima, te encarcele, te denigre y te calle a la fuerza por el único delito de no sumarte a la apología y decir las verdades.

Cuba, con impunidad y torpeza, vuelve a reciclar la pena y la vergüenza ...


El “crimen” de las voces contestatarias que hoy se enfrentan a los más viles atropellos es el de intentar dejar una huella, y no una cicatriz, en la historia y el corazón de la isla que aman. Ellos son un ejemplo de compostura y respuestas equilibradas en medio de un contexto social donde la gente es feliz viviendo encallada. Su única aspiración es vivir en una Cuba donde ser opositor no sea un delito, donde expresarse con libertad no sea una utopía y donde la necedad quede proscrita.

¿Cómo se comporta el régimen cubano ante las voces alternativas?

Con conocimiento de causa te aseguro que teme y se arrodilla un Estado que es capaz de confinar a sus reporteros porque no le alcanza el poderío de su monopolio, dentro de las comunicaciones y la prensa, para desmentir a quienes denuncian el desequilibrio mediático y el caos social imperante. Se suicida un país que, a los ojos del mundo visible, opta por la represión y la mordaza informática para balancear un acontecer social que lo expone, lo acusa y lo desacredita ante el planeta.

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no ha sido capaz de aprobar una Ley de Prensa ...


Cuba, con impunidad y torpeza, vuelve a reciclar la pena y la vergüenza. Ahora a través del Decreto-Ley 370, que no solo es un instrumento jurídico diseñado para recrudecer la censura, sino una invasión despótica que arrincona la ley, menoscaba el derecho y encubre la estela de hechos vergonzosos que desconciertan a la ONU, indignan a la OEA y enlutan a mi patria. Resulta inmoral que el gobierno realice detenciones arbitrarias, lleve a cabo acusaciones extrajudiciales y ponga a la Seguridad del Estado en función de atropellar a los reporteros, cuando no ha sido capaz de aprobar una Ley de Prensa, porque ni legal, ni moralmente tiene como articular sus malas prácticas, en cuanto a manipulación de contenidos y usurpación de atribuciones y funciones públicas, con las aspiraciones por las que luchan millones de sus ciudadanos. Esa práctica, además de inmoral, confesa y consumada, resulta impúdica, obsoleta y desfasada.

¿En manos de quién pone el régimen el encargo de censurar y reprimir?

Sabemos quiénes son los que dan las órdenes y luego se distancian. Ahora bien vale la pena preguntarse quiénes son la cara pública de esta infamia. Por absurdo y degradante que parezca son jóvenes de los servicios de inteligencia entrenados en simplificar y ahogar el razonamiento, en coleccionar frustraciones y petulancias, en desorientar y desubicar al pueblo, en ignorar sus deberes y responsabilidades, en ofender el uniforme y los grados que blasonan, en moldear la voluntad de las piezas incómodas o inmanejables dentro del escenario mediático de la nación cubana, en retorcer y distorsionar nuestras urgencias como colectividad humana, en reprimir a los que protestan en un país donde los números calientan y el bolsillo llora.
Esos, y no los periodistas independientes, son los que verdaderamente subestiman la fuerza y mancillan la obra de la nación cubana, los zares del fraude que postergan nuestros sueños y suspenden en el tiempo nuestras metas sociales, los que oficializan el libre intercambio de impunidades, los que involucionan con respecto a nuestra dialéctica socio histórica, los protagonistas de las regresiones políticas y las inflexiones morales, los que conciben la estafa y el favoritismo como una ganancia y no como una insolencia o una bofetada para las instituciones que dilapidan y utilizan, más de lo que las representan y salvaguardan.

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Los censores y represores cubanos debían leer en el ideario martiano, para que encuentren esa enseñanza lapidaria que sentencia: cuando no se disfruta de la libertad el primer deber de la prensa es ponerse al servicio de ella.

¿Cómo se ve usted dentro del engranaje que describe?

Si algo soy es un testimonio vivo de la represión que sufren los periodistas cuando se insubordinan ...


A estas situaciones, y su carga colateral de dolor humano, no solo he debido enfrentarme en los últimos años, sino que pasan por el mismo embudo que recicla y replica los patrones nocivos que tanto nos comprometen y se enroscan, cual bandera, en los exabruptos que lastiman la conciencia y satirizan la inteligencia ciudadana, Por eso no soy de los que ve los toros desde la barrera. Si algo soy es un testimonio vivo de la represión que sufren los periodistas cuando se insubordinan ante el sistema.

Seis años, nueve meses y 19 días tras las rejas me convierten en la prueba que una cosa dicen los hechos y otra los intereses políticos. Incluso con el análisis de mi caso, Cuba tiene la posibilidad de revisarse individualmente en el espejo de sus presos políticos, categoría que sus dirigentes han jurado no existe, pero sus secuelas lastran la democracia y anulan el estado de derecho de las víctimas y sus familias. De ahí que para confiar en la dudosa honestidad de nuestras autoridades no basta con la crítica; resulta indispensable que el mundo acerque la lupa de la justicia para desarmar los abusos contra la libertad de palabra, que sólo genera insatisfacción y pesimismo, inseguridad y desigualdad, desaliento y protesta masiva.

Detener y citar a las voces contestatarias se ha convertido en el centro de un espectáculo público sin riendas, ni fundamento, que debe ser frenado con determinación y con urgencia.

Frente a tal panorama ¿qué papel le corresponde a la prensa independiente?
Gústele, o no a las autoridades, la prensa independiente tiene el reto de marcar un punto de inflexión en el desempeño de las dinámicas sociopolíticas del país.

No se puede coartar al periodismo porque sus enfoques sean incómodos o diferentes.  ...


También el de convertirse, por derecho propio, en el puente humano que divide dos eras y formas de hacer periodismo tan inoperantes y desfasadas, como aleccionadoras y persuasivas. Si algo le corresponde a las voces contestatarias es impedir que los caprichos se conviertan en derechos, las malas prácticas anulen las leyes y la impunidad prosiga su cosecha de vicios. Es difícil eludir la suspicacia colectiva. Cuba tiene que ver esta realidad o voltearse. No se puede coartar al periodismo porque sus enfoques sean incómodos o diferentes.

Lo contrario sería hacer carrera política con el desasosiego de un pueblo, ridiculizar sus anhelos de progreso, llevar al país a un callejón sin salida, cubrir la ineptitud con el odio, timar a la opinión pública internacional y enterrar el deber, la ética y la verdad en el cementerio de la frivolidad y la desmemoria.