Montaner: Probablemente Venezuela vaya a un encontronazo entre militares

Carlos Alberto Montaner. Archivo.

¿Qué impide que el poderoso chavismo antimaduro, tal vez mayoritario, le pida la renuncia al presidente y busque una salida constitucional a la crisis? se pregunta el escritor cubano.
El intelectual Carlos Alberto Montaner asegura al diario El Comercio de Lima que afortunadamente, ya lo sabemos con bastante certeza: el oficialismo chavista está en franca minoría y cae en picada y que al menos dos encuestas muy profesionales lo revelan con un margen de error insignificante.

"Ambas aparecieron en marzo. Una se debe a Alfredo Keller, un encuestador muy prestigioso. La otra es conocida como Venebarómetro, y la llevó a cabo el Instituto Venezolano de Análisis de Datos. Las dos coinciden en los resultados generales y confirman el juicio del analista Joaquín Pérez Rodríguez, tal vez el mayor experto electoral del país. Estos documentos se pueden localizar fácilmente en Internet. Basta con googlearlos", agrega el escritor cubano exiliado.

Entre el 62% y el 72% piensa que Venezuela está a las puertas de un colapso económico. Los dos peores y crecientes problemas son la inseguridad y el desabastecimiento. Lo afirman más del 70% de los venezolanos. El 65% rechaza las milicias paramilitares formadas, en gran medida, por delincuentes que disparan a matar y asaltan tiendas y supermercados.

Los malandros asesinan a 25.000 personas al año. Simultáneamente, crece por horas la lista de los productos básicos que no se encuentran. Ni siquiera harina para hacer arepas o leche para los niños.

Apunta Montaner que la población no cree la versión oficial de que la crisis se debe a los burgueses. Es demasiado burda. El 51% está convencido de que la responsabilidad es del Gobierno. El 57% piensa que de Maduro directamente.

Apenas el 16% culpa a los empresarios y el 8% a Estados Unidos. El 81% de los venezolanos respalda la existencia de las empresas privadas. Solo el 18% se opone. El mensaje colectivista y el loco proyecto comunal, sencillamente, no han calado.

Los venezolanos no quieren navegar "hacia el mar cubano de la felicidad", como les propuso Hugo Chávez. El 63% tiene una visión desfavorable de Cuba, país al que acusan de haber convertido Venezuela en una colonia de la isla caribeña con el objeto de saquearla. Sólo el 31% simpatiza con el régimen comunista creado por los hermanos Castro, señala el autor de Viaje al corazón de Cuba.

La institución más valorada es el llamado movimiento estudiantil, con un 66,4 de aprobación. El 57% apoyaría una forma constitucional de salir del Gobierno de Maduro. Solo lo respalda el 36%. Cualquiera de estos tres opositores derrotaría fácilmente a Maduro en las urnas: Henrique Capriles, Leopoldo López o María Corina Machado.

¿A dónde conducirá este contundente rechazo? Probablemente, a un encontronazo entre militares que rechazan al chavismo y militares que (todavía) lo defienden. Las noticias de generales presos y coroneles insubordinados es todo un síntoma de este malestar dentro de las Fuerzas Armadas.

También es posible un resquebrajamiento en la zona política del chavismo. Muchos opinan que Maduro es un mal calco del militar desaparecido, carente de carisma. Apenas es respaldado por "los cubanos", a quienes les atribuyen haberlo colocado en la presidencia, tras imponérselo a un Chávez moribundo y sin voluntad, pese a la evidente violación de las normas legales, a la legendaria incapacidad de Maduro y al tiempo que pierde hablando con los pajaritos.

¿Qué impide que el poderoso chavismo antimaduro, tal vez mayoritario, le pida la renuncia al presidente y busque una salida constitucional a la crisis?

Sencillo: el miedo. Los narcogenerales temen acabar perseguidos por la DEA. Los cleptochavistas piensan que pueden terminar ante los tribunales y perder sus bienes mal habidos. Los represores saben que hay instituciones internacionales que juzgan y condenan a los genocidas. Le ocurrió a Milósevic.

Concluye Montaner que, como en el poema de Borges, a los chavistas no los une el amor, sino el espanto. Si la oposición no se divide y los estudiantes persisten en las calles, acabarán triunfando.