Mesa-Lago: Cortes en ayuda social, precios en las TRD, han expandido la pobreza en Cuba

Dos jóvenes esperan la llegada de clientes en un agromercado en La Habana (Cuba) en 2016.

Y son solo dos de los factores del empobrecimiento. Reducir la asistencia social en lugar de ampliarla en medio de la necesidad generalizada y la expansión de la pobreza en la isla no parece razonable, considera el respetado economista cubanoamericano.

La pobreza ha crecido en Cuba en el último decenio por diversas razones, entre ellas los altísimos precios de artículos básicos en las tiendas controladas por los militares y los recortes sin paracaídas en la asistencia social como parte de las reformas estructurales de Raúl Castro, de acuerdo con un análisis actualizado del bienestar social en la isla realizado por el economista cubanoamericano Carmelo Mesa-Lago y publicado en su web por el laboratorio de ideas Cuba Posible.

El profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh, quien además de estudiar la economía cubana se ha especializado en temas de seguridad social, recuerda que, aunque nunca se han publicado cifras oficiales sobre la pobreza en Cuba, una encuesta del año 2000 indicó que 20 por ciento de la población habanera era pobre, y que la proporción era probablemente mayor en el resto del país.

Citando a Mayra Espina, especialista cubana en política social, Mesa-Lago engloba entre la población más pobre de la isla a los ancianos jubilados, jefas de hogar y madres solteras, afrocubanos, migrantes de las provincias orientales, los que solo tienen educación primaria, o residen en viviendas con seis o más personas, habitantes en barrios marginales, y los que no reciben remesas del exterior.

En una entrevista que concedió a la misma Cuba Posible en junio del 2015, el especialista decía estar seguro de que había una expansión “de la población vulnerable (…) para no decir pobre”, y ahora presenta los factores que vienen incidiendo en ese proceso.

Apunta que “el salario medio estatal real [en relación con los precios] ha caído notablemente y es insuficiente para cubrir las necesidades básicas; la pensión media no satisface las necesidades alimenticias; el racionamiento se está reduciendo por la extracción de la libreta de bienes a precios subsidiados, que se venden después a un precio de mercado dos o tres veces superior; y menciona asimismo el aumento de precios en las Tiendas Recaudadoras de Divisas [bajo control del grupo militar-empresarial GAESA] que tienen una ganancia en torno al 200 por ciento (recién ha ocurrido una rebaja modesta)”.

Los cubanos solo encuentran algunos artículos básicos a precios altísimos en las Tiendas de Recaudación de Divisas controladas por los militares.

En otro acápite dedicado a los salarios el economista demuestra con un cuadro de precios observados directamente en La Habana en diciembre de 2016 como, comprando apenas una libra de café (165 CUP) y dos rollos de papel higiénico a 30 CUP cada uno, se esfuma el salario mínimo de 225 pesos moneda nacional (CUP).

También influyen en el empobrecimiento creciente “el incremento del precio de los servicios públicos (electricidad, agua, gas, transporte); la eliminación de comidas subsidiadas en cafeterías para trabajadores (reciben una suma insuficiente para comprar un almuerzo); y el deterioro en el acceso y la calidad de los servicios de salud”.

El experto señala que “en vista a lo anterior, la asistencia social se debió expandir a fin de proteger a la población vulnerable contra los efectos adversos de las reformas estructurales”.

Sin embargo, “entre 2006 y 2015, el gasto del presupuesto asignado a la asistencia social se contrajo a un sexto, de 2,2 por ciento a 0,4 por ciento, mientras que el número de beneficiarios como proporción de la población decreció a un tercio, de 5,3 por ciento a 1,6 por ciento”

Desglosa en un cuadro como afectaron las reducciones a algunas categorías vulnerables. La asistencia a adultos mayores y discapacitados disminuyó en el período en 63 por ciento; a las madres con hijos discapacitados, en 50 por ciento, y a los que necesitan atención a domicilio, en 68 por ciento.

Mesa-Lago explica que esta reducción tanto del gasto como de la cantidad de beneficiarios de la asistencia social se explica por un “Lineamiento” aprobado en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba en 2011 que terminó la asistencia social a quienes tuvieran una familia capaz de ayudarles.

Apunta que “detectar y eliminar la asistencia a los que no la necesitan es una política universal pero, en el contexto cubano de expansión de la pobreza y un nivel generalizado de necesidad, dicha política no parece razonable”

En su entrevista de 2015 el economista señalaba que en la isla los familiares de los afectados por los recortes podían “estar en una situación muy difícil también. Eso afecta enormemente a los jubilados y pensionados y va en contra de lo que está ocurriendo y es que, las reformas económicas son racionales, y yo estoy de acuerdo con ellas, pero, muchas provocan efectos sociales adversos".

"Si hay una expansión de la población vulnerable, como estoy seguro que la hay –para no decir pobre–, en vez de reducirse, la asistencia social debe extenderse. Para paliar los efectos adversos de las reformas estructurales debe haber una red mínima de protección social", concluía diciendo Carmelo Mesa-Lago.

(Con información de Cuba Posible)