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Elucubrando con el Hombre Nuevo


Alumnos de una escuela primaria saludan la bandera cubana, en La Habana.
Alumnos de una escuela primaria saludan la bandera cubana, en La Habana.

Bajo la anotación de "Apuntes para la otra historia de Cuba", el autor analiza desde una perspectiva cáustica el término "hombre nuevo'', acuñado por Ernesto Guevara.

El Hombre Nuevo era un animalito que vivió en Cuba durante el período paleo-revolucionario. Fue descrito primero por Ernesto Guevara, a quien lo único que le faltó en vida quizá fue hacerse pasar por naturalista y que durante sus estudios inclusive trató de imitar los hábitos hombrenuevenses.

Esta especie sucumbió a depredadores más adaptables al entorno. La base para dicha teoría es que la cadena alimenticia establecida luego del Gran Cataclismo Revolucionario Cubano en realidad no recompensaba la honestidad ni el trabajo duro para los que el Hombre Nuevo estaba diseñado, sino que premiaba exclusivamente la doble moral y el pillaje.

Restos fósiles han permitido describir esta especie, de aspecto humanoide y costumbres sencillas. Por ejemplo, se sabe que era buena para obedecer órdenes, pero en ese sentido también presentaba serias limitaciones porque a veces se cuestionaba los mandatos. Se presume que esto también contribuyó a su temprana desaparición. El análisis de los datos compilados hasta hoy arroja que los individuos de este grupo padecían de exceso de romanticismo y de entusiasmo, síndromes que pueden haber generado desde malformaciones fisiológicas hasta desórdenes de conducta.

Algunos científicos han tratado de (re)producirlos mediante clonación, pero los resultados son escasos. En los especímenes obtenidos la manifestación de genes de Hombre Nuevo no es evidente. Varios grupos de activistas consideran aberrante esta práctica y abogan por el cese de los experimentos, argumentando que el procedimiento no es ético.

Los continuos fracasos de esos intentos de ingeniería ideológica se deben, según ciertos estudiosos del tema, a que en el período paleo-revolucionario el aire que se respiraba era distinto, abundante en sustancias alucinógenas. Así lo sugieren el imaginario y la masividad datadas en aquel entonces, cuyas trazas todavía se pueden observar en restos arqueológicos. Partiendo de este punto, dicho sector de estudiosos sostiene que en la actualidad es imposible conseguir un Hombre Nuevo viable.

No faltan los sensacionalistas que ven a este ser como un visitante de otro mundo. Su propuesta concreta es que se trata de extraterrestres que, o bien se mezclaron con los cubanos, o bien recogieron y se largaron, o bien se encuentran recluidos en Punto Cero, cotos de caza o cayos privados que no aparecen en ningún mapa.

Por otra parte, está el culto conocido como "Revolución Cubana", con su pequeña pero poderosa secta de sacerdotes. En sus textos sagrados se habla del Hombre Nuevo como un ente sobrehumano y ejemplar que expió todos los pecados totalitarios por los siglos de los siglos. Pero los detractores de esta tendencia afirman que sólo se trata de un mito muy útil para incentivar el "turismo progre".

Volviendo a los investigadores serios, parte de ellos ubica al Hombre Nuevo como una especie invasora, introducida en Cuba por traficantes que intentaron adaptarla a nuestro clima. La empresa habría sido en vano, como demuestran los hechos, y además supuso una alteración tal del equilibrio ecológico, que aún hoy sufrimos sus consecuencias.

Hasta ahora, la opción más audaz es recrear el ambiente paleo-revolucionario en un espacio reducido; una simulación parecida a la de un zoológico social. Sólo de esa forma el Hombre Nuevo sería observable por las generaciones futuras y quizás entonces se tornaría demasiado evidente el por qué aquel ser extraño de un pasado remoto estaba destinado a desaparecer.

Este artículo apareció originalmente en el blog Bastardos sin gloria el 8 de noviembre de 2014.

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