Vida y fulgor del Andarín Carvajal

Félix "El Andarín Carvajal" de Soto, en una imagen tomada de YouTube.

Hoy vamos a hablar del Andarín Carvajal. Las fronteras entre la leyenda y la historia son difíciles de determinar con este personaje.

Se llamó Félix Carvajal de Soto, pero pocas personas conocían su verdadero nombre. Aún durante su vida, menos personas sabían donde y cuando había nacido, después de su muerte, con más oscuridad que la que merecía, no pocos dudaron que el mitológico Andarín Carvajal hubiera existido realmente.

No es fácil reconstruir la historia de su vida. No existen datos suficientes, ni con la credibilidad necesaria, provenientes de una época en que aportó mas indiferencia que interés a su cautivante vida. Las historias del propio Carvajal, aumentadas, embellecidas y dotadas de un optimismo monumental -quizás un elemento imprescindible en un soñador que siempre apuntó a una fugaz estrella- complican la tarea de separar el cuento del relato.

En los últimos años han salido plumas oportunistas que han canibalizado la historia de nuestro héroe, para adaptar los hechos de su vida a los intereses del régimen en la isla. Son los historiadores mercenarios que tienen como mandato cambiar la historia. Esos panfletos contribuyen a hacer la niebla más espesa alrededor de nuestro personaje.

Pero, a pesar de todo el tizne que tiene el cristal, vamos a mirar a través de él y acercarnos a la vida del Andarín Carvajal. Vamos a identificar cada información conjugando los verbos saber, decir o contar, como se sabe, se dice o se cuenta.

¿Qué es un andarín? Bueno, Uds. dirán, Andarín es el que anda mucho y eso, técnicamente es cierto. Pero andarín se le decía en el siglo XIX y la primera parte del XX a los corredores de fondo o distancias largas, así como a personajes que hacían exhibiciones -generalmente en ferias que iban de pueblo en pueblo- dotados de habilidades y resistencia para cubrir grandes distancias a pie y en poco tiempo.

En el Diario la Nación de Buenos Aires, periódico del que era corresponsal, José Martí escribió el 15 de abril de 1888 lo siguiente: “Los andarines, con ojos vidriados o a medio cerrar, dan vuelta sobre vuelta, encorvados, chupados, pegado a la piel del vientre el esternón, con las medias blancas salidas por debajo del gabán, como dos huesos”.

Se sabe que Félix nació en La Habana cerca de la bahía, en Águila entre San Lázaro y el mar. También se sabe la fecha de su nacimiento. Se ha publicado en numerosos medios que el andarín había nacido el 18 de marzo de 1875. Sin embargo en el único documento en el que ha sido constatada su fecha de nacimiento (su carné del Ministerio de Defensa), se consignaba que había nacido el día 16 de enero de 1866, dos años antes de estallar la Guerra de los 10 Años.

Dicho carné se cita en un reportaje que sobre su muerte publicó la revista Bohemia en su número de enero 30 de 1949. Carvajal había muerto 3 días antes, el 27 de enero de 1949. Tenía pues, al morir, 83 años y 11 días. Los distintos escribidores siguen copiando la inexacta fecha de su nacimiento, no les vale la pena un poco de investigación.

Cuando murió, Félix Carvajal ocupaba el cargo de Auxiliar de Administración de Clase Tercera de la Dirección de Propaganda de la Junta de Defensa Civil del Ministerio de Defensa de la República de Cuba. Por cargar con ese extenso título, con uniforme y todo, le pagaban 60 pesos al mes. Un salario modesto en los años ‘40, pero no de miseria (sobre todo para un hombre solo) que además, suplementaba su economía con los productos de una huerta que tenía.

Sobre el citado artículo de Bohemia hablaremos más adelante.

Se sabe que la familia Carvajal, buscando mejores horizontes, se mudó para San Antonio de los Baños y fue en la villa del Ariguanabo que el Andarín aprendió varios oficios, principalmente el de barbero y le tomó el gusto a correr y corrió y corrió. La profesión que ha identificado a Félix a través del tiempo es la de cartero, pero parece que la función de cartero no la ejerció a tiempo completo y solo lo empleaban de cartero en temporadas como las de Navidades.

Origen y rumbos del andarín cubano

Se dice que Félix Carvajal fue un mambí y participó en la Guerra de 1995. Se cuenta que fue correo de los patriotas y que participó en diferentes labores revolucionarias por lo que tuvo que salir del país, debido al apoyo que brindó a la lucha independentista.

Estuvo exilado en Tampa, en casa de una hermana suya y se quedó a vivir en esa ciudad floridana, refugio de tantos cubanos que han combatido la tiranía antes y ahora. En 1946 su hermana Antonia vivía en Tampa y La correspondencia su hermana Antonia –que data de 1946- fue encontrada en la casa de Carvajal a su muerte.

Se cuenta que regresó a Cuba en una expedición armada y combatió hasta que terminó la Guerra del 95. Carvajal batalló durante largos años por el reconocimiento a la condición de Veterano de la Guerra de Independencia para poder cobrar la reducida pensión, pero jamás aportó pruebas fehacientes y nadie le hizo caso. Lo único que pudo conseguir, recién cumplidos los 70 años, fue la plaza de ordenanza en el Ministerio de Defensa.

Como dije, fue en San Antonio de los Baños que de una forma autodidacta, comenzó a preparase para su carrera de andarín, sin técnica, sin método de entrenamiento y sin entrenador.

Un hecho inesperado sacó a Félix del anonimato. Corría el mes de noviembre de 1883, ocasión en que llegó a San Antonio de los Baños el trotamundos español Mariano Bierza, uno de los más famosos andarines del momento, quien realizó varias demostraciones por los alrededores y lanzó el consabido reto a todos los hombres presentes.

Ni corto ni perezoso, el paladín local recogió el guante lanzado por el hispano y acordaron verse las caras al día siguiente, a las 7 en punto de la mañana. El pueblo entero se presentó en la escena cuando a la hora pactada se presentaron los corredores. La prueba era darle vueltas corriendo al parque de la localidad. Bierza, totalmente extenuado, abandonó la carrera a eso e las 5 de la tarde mientras que Félix detuvo su carrera a las 7 de la noche. La multitud paseó en hombros al ídolo local y por esa puerta entró el Andarín en las justas internacionales.

Mientras que los coterráneos de Carvajal celebraban su éxito, el director del periódico local, El Rápido, de nombre Juan Manuel Castañón, publicó en la edición del día siguiente: “Ese zángano nombrado Carvajal está bueno, no para correr las calles del pueblo, sino para barrerlas”.

Armado de una fusta de cuero, el Andarín llegó a la redacción y, sin mediar palabras, golpeó varias veces al ofensor. El juicio no alcanzó mayor importancia, porque todo el pueblo -incluido el propio juez- rechazaba la afrenta pública.

De vuelta a La Habana el Andarín se convirtió en un personaje popular que los capitalinos veían pasar trotando, con su atuendo de pantalones cortos, gorra y medias largas de lana, al mismo tiempo que hacía sonar constantemente un silbato para llamar la atención.

Un día llegó a sus oídos que los Juegos Olímpicos de 1904 se celebrarían en San Luis, en EE.UU. y decidió que iría a competir en el maratón olímpico. Carvajal no tenía medios económicos ni contaba con los recursos y el reconocimiento de atletas conocidos como los esgrimistas Manuel Díaz y Ramón Fonst, éste último ya a los 16 años había ganado las primeras medallas para un ibero americano con oro y plata en los Juegos Olímpicos del 1900.

Pero Carvajal no se amilanó, optimismo es lo que le sobraba al Andarín, se puso a hacer exhibiciones y a ‘pasar el sombrero’ y reunió suficiente dinero para embarcarse en un carguero que lo dejó en el puerto de New Orleáns. Dicen que allí perdió el dinero que tenía, jugando a los dados, y se quedó sin el necesario para continuar viaje.

Cuentan en una versión, que viajó a pie, durante 10 días, de New Orleáns a San Luis y en otra, que lo fueron llevando por carretera. Ambas versiones lucen poco creíbles. Por la distancia entre ambas ciudades, el viaje caminando nos luce muy largo, aún para el Andarín y en 1904, no había tantos automóviles haciendo el viaje entre las dos ciudades.

Hay una tercera vía que nos luce más factible. El Mississippi. Con el entusiasmo de Félix, bien hubiera podido convencer a alguien que lo llevara por el inmenso río que une las dos urbes. Por cierto, ese año se cumplían ya 20 años desde que Mark Twain publicara las Aventuras de Huckebberry Finn con su viaje por el Mississippi y quizás el Andarín se lo hubiera leído.

Carvajal aunque era un gran atleta nunca había participado en competencias de ese tipo ni conocía la técnica o las reglas. Se presentó en la línea de partida vistiendo pantalones largos y pesadas botas de cartero. El público asistente y parte de los competidores lo recibieron con burlas y risas al percibir su estrafalario atuendo. Sin embargo, el gran lanzador de disco de EE.UU. Martin Sheridan lo ayudó y le recortó los pantalones para que pudiera moverse con más soltura.

En un día con una temperatura por encima de los 32 grados centígrados y con un trayecto pedregoso y polvoriento, Carvajal, sin conocimiento ni técnica salió a competir. Este episodio se ha adornado de diferentes formas pero el espinazo de la historia es que Félix iba marcando el paso después del Kilómetro 25 (algunos dicen que después del 35) y, sintiendo hambre (y aquí otros dicen que no había comido por largo tiempo) vio, por primera vez, un árbol de manzanas y se detuvo a comer manzanas. Las manzanas verdes le produjeron fuertes dolores de estómago y lo obligaron a parar varias veces, pasándolo 4 corredores y llegando en 5º lugar.

El ganador de la carrera, el estadounidense Fred Lordz, fue descalificado más tarde por comprobar que parte del recorrido lo había hecho en camión. Carvajal llegó cuarto fuera del podio. Lordz fue suspendido de por vida pero perdonado más tarde y en el 1905 ganó el Maratón de Boston con marca de 2:38:25.

Al ganador legal de la carrera, Thomas Hicks, sus amigos le habían suministrado durante la carrera un batido generador consistente en clara de huevo, sulfato de estricnina y coñac. Se le acusó pero la acusación no prosperó y Carvajal se quedó sin el bronce. El caso de Hicks pudiera ser el primer caso de dopaje en la historia e hizo que la Federación Atlética Americana (FAA), aconsejada por médicos, comenzó a prohibir el uso de drogas en competencias.

Se sabe que Carvajal regresó a EE.UU. al año siguiente y conquistó la medalla de bronce en el Primer Maratón del Missouri Atlhetic Club, efectuado también en San Luis el 6 de mayo de 1905 y ganado por el estadounidense Joe Forshaw.

Al año siguiente, en 1906, Carvajal supo que se celebrarían otros Juegos Olímpicos, esta vez en Atenas. El Andarín encontró los mismos obstáculos económicos que había encontrado para la cita de San Luis y aplicó a la nueva situación el mismo remedio. Comenzó a hacer exhibiciones públicas, tocado con su indumentaria de andarín y haciendo sonar su inseparable y ya notorio silbato.

Se cuenta que el paso del Andarín era seguido por docenas de chiquillos y al concluir las agotadoras jornadas de hasta 10 horas diarias, visitaba los comerciantes y directivos de instituciones privadas para recabar su cooperación económica.

Un buen día Félix empacó su maleta y partió en un vapor para Grecia. Vamos a dejar a nuestro andarín por un rato, navegando hacia tierras helénicas y vamos a esclarecer cualquier duda sobre estos Juegos Olímpicos de1906.

Un nuevo formato para los juegos

Hubo Juegos Olímpicos en 1896, en el 1900, los del 1904 en San Luis con las manzanas de Carvajal, luego en 1908, en fin cada 4 años celebrando cada Olimpiada. A los juegos del 1906 en Atenas se les llamó Juegos Intermedios y eran parte de un nuevo itinerario que contemplaba hacer Juegos, también cada 4 años, pero que cayeran entre los Juegos Olímpicos internacionales que organizarían en distintas ciudades. Los Juegos Intermedios serían ofrecidos, en todas las ocasiones en Atenas, Grecia.

Esto trajo una lucha entre el comité olímpico griego y Pierre de Coubertin, fundador y presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), pues los griegos querían hacer los Intermedios y el Barón presionando por el formato que hoy tenemos. Pues bien, los Juegos Intermedios se hicieron ese año y fueron un éxito pero, aunque se otorgaron medallas, el COI no las reconoce.

¿Y que pasó con nuestro andarín al que dejamos navegando rumbo al Pireo? Bueno, llegó Félix a Atenas, pero tarde… llegó 3 días después de celebrado el maratón. Se dice que esto no fue obstáculo para que nuestro peripatético personaje hiciera exhibiciones y entrara en competencias en varias ciudades del antiguo continente. Se cuenta que compitió en Santander, San Sebastián, Madrid, Barcelona, Burdeos, Saint Nazaire, París, Marsella, Génova, Milán, Pavía, Monza y Roma.

Ya de vuelta en Cuba se sabe que Carvajal doblegó al estadounidense Shelton, dándole vueltas a los terrenos de pelota de Carlos III en La Habana, en marzo del 1907. Se dice que en 1928 le dio 4 mil 375 vueltas a la Manzana de Gómez durante 6 días con 6 noches, alimentándose solamente de jugo de naranja. Se sabe que recorrió, entre el 1º de enero y el 23 de septiembre de 1930, la distancia de la Carretera Central desde Guane hasta Santiago de Cuba.

No todas sus actividades tuvieron ese glamour, en su vida hizo muchas exhibiciones en los carnavales y se paseó, como hombre sándwich, con carteles en pecho y espalda para ganarse unos pesos. Antes de ser ordenanza del Ministerio de Defensa fue portero del Hotel Inglaterra.

En enero de 1949 hizo su última exhibición pública en el Estadio del Cerro, cuando después de acompañar -a pesar de una hernia que padecía- al argentino Gerrero en una circunvalación de La Habana. Se lanzó al terreno y dio varias vueltas haciendo sonar su silbato. Los aficionados, puestos de pie, lo aplaudieron por varios minutos. El Andarín exclamó: “para que vean que todavía corro”. Tres semanas más tarde moriría víctima de una embolia fulminante a los 83 años.

Aclarando una infamia

Los escribidores del régimen han escrito que Carvajal vivía bajo el puente de La Lisa, para bajarle el piso a nuestro hombre y tratar de equipararlo en miseria a gran parte de nuestro pueblo de hoy. Pero el artículo de Bohemia que cité, es explícito y prolijo en detalles. Carvajal vivía en una pequeña y muy modesta casa que tenía en una parcela de alrededor de una manzana de superficie y que él llamaba con típica pompa criolla, “mi finca”. Pagaba un alquiler de $10.00 al mes por el terreno y tenía además un viejo automóvil al que mantenía inmaculado.

Carvajal cultivaba calabazas, limones, plátanos y otras verduras y hortalizas, las cuales vendía. Pero no era buen vendedor o negociante y regalaba parte de su cosecha a sus vecinos y amigos. No es el arte de la negociación parte inherente de hombres que viven literalmente a la carrera, ni la paciencia es característica de los andarines.

El 27 de enero de 1949 una vaca propiedad del jamaicano Alejandro Ayen entró en la finca de Carvajal y comenzó a comerle un plantón de fresca hierba guinea que el andarín tenía sembrada. Carvajal amarró la vaca y desafió al jamaicano a que viniera a sacarla. El disgusto de la bronca le causó la embolia y calló fulminado.

Bohemia describe las pertenencias de Carvajal en su austera morada. “Al pie de su cama cuelga una gran bandera cubana descolorida. Sobre la bandera, colocadas cuidadosamente, las medallas que había ganado en competencias internacionales. Debajo de la enseña nacional las copas y otros trofeos” que dan validez a lo que contaba y a lo que se decía.

Sobre la cama hay un letrero que dice: “Esta cama fue comprada por el Andarín Carvajal en el año 1905 en Valladolid, España. En ella nació la Marquesa de Balboa. El colchón es de lana de camello”. No cabía duda, dormía en noble lecho este trotamundos pintoresco, quien detrás siempre de una estrella, corrió, corrió y murió libre.