ONU concede estatus de refugiados a cubanos que protestaban en Trinidad y Tobago

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ONU concede estatus de refugiado a migrantes cubanos varados en Trinidad y Tobago

La mayoría de los manifestantes ya habían comenzado las gestiones para solicitar refugio político, pero llevaban meses esperando por una respuesta.

La Organización de Naciones Unidas concedió estatus de refugiados este jueves a un grupo de cubanos que protestaban desde hace una semana frente a las oficinas de esa institución en Trinidad y Tobago.

La mayoría de los manifestantes ya habían comenzado las gestiones para solicitar refugio político, pero llevaban meses esperando por una respuesta.

“Un estatus de refugiado, que nosotros estamos hasta un año y ocho meses esperando por él, en días ya se lo están entregando. ¿Hay un mal manejo o no hay un mal manejo?”, cuestiona Yaquelín Vera Morfa, una de las manifestantes.

Ahora, bajo la protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, aspiran a rehacer su vida en un tercer país.

“En el día de hoy, gracias a nuestra protesta, a nuestra resistencia, me acaban de entregar mi estatus de refugiada; el mío, el de mi niño y el de mi esposo”, dijo con expresión satisfecha una de las beneficiadas, Yudith Pérez. “Estoy muy agradecida por todos mis compañeros. ¡Libertad y democracia!”

El martes pasado, los cubanos iniciaron una protesta pacífica frente a la sede de ACNUR, en Puerto España, encabezados por Vera Morfa y su hija Laura, de 11 años, ambas con estatus de refugiadas ya en ese momento.

Vera Morfa y su hija se amordazaron la boca y se ataron de manos para manifestar su inconformidad con los casi dos años que llevan esperando por su traslado a un país que las acoja definitivamente. La madre comenzó incluso una huelga de hambre.

“Aquí vamos a estar hasta que no aparezca el asentamiento en otro país", advirtió. "Pero ya los problemas, por lo menos, se están resolviendo”, agregó.

El martes, 22 de mayo, el funcionario encargado de la ACNUR en ese país, Rubén Barbados, les atendió informalmente en la noche, y les reiteró que en ese momento no tenían solución para sus casos.

Trinidad y Tobago no tiene legislación para refugiados, por lo que funciona solamente como un país de tránsito para personas en esa situación.

Rochelle Makhid, la responsable de Living Water Community, una organización asociada a la ACNUR, explicó que la ausencia de una legislación que acepte refugiados en el país limita la actuación de la ACNUR, y le hace dependiente del nivel de protección que el Estado desee otorgar a estas personas.

La condición de refugiados los ampara de la deportación y de cualquier otra medida que implique el regreso a cualquier país donde puedan ser oprimidos.

No obstante, desde que solicitan la petición de asilo político, el gobierno trinitense consiente en no deportarlos o detenerlos, salvo que constituyan un riesgo para la seguridad nacional, pero su situación es tratada caso por caso.

El reasentamiento depende de la cantidad de refugiados que acepten países como Estados Unidos o Canadá, y del perfil que prioricen en ese momento. Su criterio principal es el grado de vulnerabilidad de estas personas.

A pesar de que las Naciones Unidas proveen protección y condiciones de vida básicas para personas amparadas por su programa de refugiados, Vera Morfa comenzó la protesta agobiada por las penurias que ha vivido en estos casi dos años de espera.

Otros cubanos se le unieron, porque se vieron reflejados en su historia. Algunos de ellos son además compañeros de residencia de Vera Morfa, quien ha acogido en su hogar a cubanos que han quedado desamparados.

“Ya no podemos más. Es imposible vivir aquí. No podemos. No podemos”, insistió en una entrevista a Martí Noticias la semana pasada. “Que sea lo que Dios quiera”. La cubana teme que su espera se extienda aún más, como otros cubanos que llevan ya 4 años allí.

La mayoría de estos cubanos no tiene permiso de trabajo, y ni siquiera el estatus de refugiados lo garantiza. Sobreviven gracias a trabajos informales, que en numerosas ocasiones los han hecho víctimas de personas inescrupulosas.

El alquiler de una vivienda y la comida son particularmente caros en Trinidad y Tobago, según apuntó Vera Morfa. La ACNUR les entrega un cartucho con víveres mensualmente, pero apenas remedia su escasez. La cubana también denunció las actitudes discriminatorias de los locales hacia ellos.

(Redactado por Lizandra Díaz Blanco, con información provista por Ricardo Quintana)