El presidente Luis Guillermo Solís despedió este viernes, en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, Costa Rica, a uno de los últimos grupos de los 496 migrantes cubanos que aún permanecían en ese país.
Los últimos vuelos de los cubanos están programados para el sábado y el martes.
Este fin de semana terminaría el proceso que permitió la salida de miles de isleños hacia El Salvador y México, en su trayecto hacia la frontera sur de Estados Unidos.
El 16 de noviembre de 2015, la policía de Costa Rica dio un duro golpe a una red de coyotes dedicados al tráfico de personas y los migrantes cubanos quedaron varados en ese país, luego que Nicaragua cerró el paso por su frontera.
Una declaración de la Cancillería de Costa Rica destaca:
"De inmediato, el Gobierno de la República de Costa Rica activó las instituciones nacionales para la atención de las familias cubanas. Unos 7.802 cubanos obtuvieron una visa extraordinaria, que les permitió estar de manera legal en Costa Rica; 5.500 fueron atendidos en 44 albergues a lo largo del territorio nacional".
Costa Rica suspendió la entrega de visas temporales, el 18 de diciembre, al considerar que no podía albergar a más migrantes.
El cierre de la frontera con Nicaragua obligó a Costa Rica a aplicar la misma medida en su frontera con Panamá donde se acumularon unos mil cubanos.
Luego de complejas negociaciones diplomáticas con los países de la región, que incluyeron también a Ecuador, Cuba, México y Estados Unidos, el Gobierno tico pudo conseguir la aprobación de un plan para que los cubanos pudieran continuar su viaje.
Los operativos de salida comenzaron el 12 de enero, cuando el primer grupo de 180 personas salió rumbo a El Salvador, desde donde continuaron su travesía por Guatemala y México, para llegar a Estados Unidos.
En febrero, se consolidaron rutas por El Salvador y México, para el traslado de alrededor de 5.500 cubanos por la vía aérea, explicó la Cancillería tica.