Feminicidio en Cuba, de eso tampoco se habla

Una mujer sostiene una rosa ensangrentada en protesta contra los feminicidios.

Yulismeidys, Leidy Maura, Misleydis, Dayani, Taimara, Milagros... el feminicidio tiene nombre en Cuba, pero los rostros de las víctimas se disuelven en una realidad en la que la violencia contra la mujer es tolerada socialmente y castigada con levedad por la ley.

La nueva Constitución cubana señala en su artículo 45 que el Estado protege a la mujer “ante cualquier tipo de violencia”, pero el tema solo es abordado de forma tangencial y no directa.

Aunque el texto "reconoce explícitamente la violencia de género, ganancia con respecto a la anterior, sigue sin tipificar el feminicidio", dijo a Radio Televisión Martí la filóloga Ileana Álvarez, directora de la revista feminista cubana Alas Tensas.

La mujer cubana queda desamparada ante lo constitucional, y lo jurídico, para enfrentar la agresión verbal, física y psicológica dentro del hogar o en la vida cotidiana.

"El Estado debía haberlo reconocido, tipificado, como han hecho muchos países del mundo, en su Carta Magna; ahora espero que el Código Penal, al menos, sí lo tipifique", dijo Álvarez.

La violencia contra la mujer, incluso la que pone en riesgo su vida, o causa su pérdida, no constituye una figura legal dentro del Código Penal cubano.

En la isla tampoco se aplica la orden de restricción o alejamiento, que previene la continuación del abuso y resguarda a la víctima del acoso.

“La mayoría de las violaciones de este tipo provienen de la errónea mentalidad del hombre de que tiene derecho a poseer a la mujer desde el punto de vista sexual”, señaló la abogada cubana residente en EEUU, Laritza Diversent, en entrevista con Yolanda Huerga, de Radio Martí.

Diversent subrayó que el estado es “responsable de garantizar la protección a las mujeres” y en consecuencia “debe poner todo su aparato en función de investigar, procesar y castigar a toda persona” que comenta un acto de violencia contra la mujer, más si se trata de una agresión que pone en riesgo o termina con su vida.

En opinión de Diversent, si el hecho se maneja como un asesinato común, no habrá una conciencia "sobre los problemas que implica el feminicidio”.

Una doctora cubana de 37 años murió en febrero pasado a manos de su esposo, de nacionalidad brasileña, en la ciudad de Sao Paulo. Las autoridades atraparon al criminal, y lo acusaron de homicidio calificado, feminicidio y ocultación de cadáver.

En Cuba el encausamiento habría sido diferente, porque el feminicidio (o femicidio, como también se denomina) no es un término legal, y menos una figura delictiva contemplada en el Código Penal.

“Cuba tiene una imagen a nivel internacional en la protección de los derechos de la mujer. Supuestamente el socialismo que vivimos es una sociedad perfecta, donde las mujeres vivimos en un paraíso, y ¿cómo vamos a decir que en Cuba hay violencia de género?”, dijo Diversent a Televisión Martí.

El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL, por ejemplo, no tiene datos disponibles sobre feminicidios en Cuba. En su reporte de 2016 bajo la categoría de "autonomía física" recoge solamente que 47 mujeres sufrieron "muertes ocasionadas por su pareja o expareja íntima".

Datos de la CEPAL.

Durante una entrevista concedida en 2018 a un medio argentino, la diputada Mariela Castro negó la existencia del feminicidio en Cuba.

“Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento, y eso sí es un efecto de la revolución”, respondió la hija del exgobernante Raúl Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), a una pregunta sobre la situación de los derechos de las mujeres en la isla.

La negación del feminicidio por Mariela Castro, opinó Álvarez, es "coherente con la línea del gobierno y sus instituciones" de no reconocer los problemas esenciales que afectan a la mujer cubana.

"Negar la existencia de feminicidios en Cuba, es negar una realidad que afecta gravemente a la sociedad. Al ocultarse e invisibilizar el asesinato de las mujeres por el hecho de ser mujeres, y no estar tipificado en el Código Penal, ayuda a que la problemática se agrave y no se tome conciencia de ello, ni se busquen soluciones, ni protección a las mujeres que sufren violencia", subrayó la directora de Alas Tensas, un proyecto que ha enfocado esta problemática en su real dimensión.

Mutis ante el horror

Varios casos de feminicidio que en años recientes han salido a la luz pública gracias a los medios independientes en Cuba y el trabajo de periodistas en medios locales, también desmienten la categórica afirmación de la diputada.

"Muchos feminicidios en Cuba pudieran evitarse si hubiera transparencia, los medios oficiales no lo ocultaran, y le dieran seguimiento; si las cifras y estadísticas acerca de la violencia contra las mujeres, niñas y comunidad trans, así como los crímenes perpetrados por el hecho de ser mujeres estuvieran al alcance de periodistas, investigadores y activistas de la sociedad civil", explicó Álvarez.

El caso de la violación y feminicidio de una joven cienfueguera de 18 años en 2017 que fue cubierto por el diario local 5 de Septiembre, pone en evidencia por qué la prensa estatal elude el tema.

El diario no obtuvo información de las autoridades sobre el caso de Leidy Maura Pacheco, tampoco cuando los culpables del hecho fueron condenados. El rotativo supo de la sentencia por los familiares de la víctima.

"No fue posible acceder a la información oficial por razones ajenas a la voluntad del Periódico", dijo entonces el 5 de Septiembre en una nota firmada por su director.

Otros casos ni siquiera fueron mencionados por la prensa pese a su crueldad e impacto social. Esta situación, opinó Diversent, no ayuda a valorar el fenómeno en su real dimensión, ni tampoco a prevenirlo.

Según el Anuario Estadístico de Salud del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), en el bienio 2016-2017 un total de 250 mujeres cubanas fallecieron a causa de agresiones, aunque el documento no especifica el tipo de agresión.

Diversent explicó a Radio Martí que "las estadísticas siguen siendo secretas, las estadísticas de los tribunales, que son los que podrían decir cuántas mujeres son asesinadas en el país", una información que en Cuba aún es confidencial.

Álvarez coincide con Diversent en que el problema del feminicidio en Cuba es edulcorado tras términos legales inexactos y una cultura machista en la que cuestionar la violencia doméstica es tabú, por aquello de “entre marido y mujer, nadie se debe meter”.

“Bajo el silenciamiento cómplice de los medios, patrones de violencia intrafamiliar que se repiten a diario, los casos de feminicidios (“asesinato de mujeres por hombres motivado por odio, desprecio, placer o sentido de posesión”), se suceden más de lo que imaginamos, y ni siquiera tenemos acceso a esas estadísticas”, señala Álvarez en el artículo “Milagrito, o ella se lo buscó”.

Álvarez cuestiona que la ley cubana condene el feminicidio “bajo el eufemismo de ‘crimen pasional’, denominación que oculta la atrocidad del acto de barbarie y la esencia del pensamiento y la psicología machista y misógina que lo produce”.

¿Cómo revertir esta realidad?

"El Estado debe permitir que agrupaciones y asociaciones feministas tengan legalidad, se reúnan, marchen, denuncien y registren los casos de violencia, colaboren en la legislación de leyes de igualdad, como ocurre en cualquier Estado de derechos", respondió Álvarez a la interrogante de cómo las autoridades deberían enfrentar la problemática del feminicidio en Cuba.

La filóloga y feminista lamentó que las cubanas no puedan siquiera marchar de manera independiente un 8 de marzo. "Mientras que en esa fecha en cualquier país las mujeres salen a reivindicar sus derechos, y en otros convocan a huelga, etc., en Cuba solo es una fecha de homenajes y felicitaciones, que tiene un carácter claramente machista", subrayó.

Álvarez señala que el Estado cubano debe mejorar la vida de la mujer, "que es la que más sufre la precariedad y la crisis económica", y brindar especial atención a las mujeres rurales, "sumidas en la pobreza y la violencia machista".

Es fundamental, añadió, que el Estado contribuya a que la educación en Cuba "tenga una perspectiva de género desde los primeros años".

Subrayó que no es suficiente que la isla haya llegado a altos índices de equidad en los cargos públicos, y lo exhiba en los informes de la ONU. "Si estas mujeres que dirigen no están educadas en feminismos, poco podrán hacer por las mujeres de a pie y resolver sus problemáticas", dijo.

Álvarez reclama al Estado cubano que deje de "estigmatizar el feminismo".

En lugar de decir que "toda discriminación de la mujer se solucionó por decreto", el Estado debe "construir junto a la sociedad civil, la educación, la familia, los medios, todos, una verdadera plataforma de igualdad entre géneros", concluyó.

[Esta nota incluye declaraciones de Laritza Diversent a la reportera Yolanda Huerga, de Radio Martí, e información de archivo de Televisión Martí y Radiotelevisionmarti.com]