Mujeres cubanas afectadas por el déficit y mala calidad de las almohadillas sanitarias

MATHISA monopoliza la producción de almohadillas sanitarias en Cuba.

"Para las mujeres cubanas, la edad fértil puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza”

El déficit y la mala calidad de las almohadillas sanitarias saltó en la prensa estatal cubana, en medio de la carencia recurrente en un país que racionaliza productos y alimentos básicos desde hace más de medio siglo.

La estudiante de periodismo y vicepresidenta de la FEU de la Universidad de La Habana, Thalía Fuentes Puebla, publicó esta semana en el sitio oficial Cubadebate un texto titulado “Almohadillas sanitarias: ¿Súper finas y con alas?”, en el que entra en detalles de un problema que compromete la higiene y la salud.

Explica que las conocidas “íntimas” están racionadas a un paquete de 10 piezas al mes y son vendidas en las farmacias a mujeres censadas previamente en las edades de entre 10 y 55 años. Cuestan 1.20 pesos en moneda nacional el paquete.

Su nota pone al descubierto la frustración que genera la falta de soluciones a un tema que, -como muchos otros que afectan a la vida de los cubanos-, está controlado por el gobierno y la empresa estatal que ha dado más de una prueba de ineficiencia.

“Para las mujeres cubanas, la edad fértil puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza”, dice el texto.

Para probarlo, cita a un ginecólogo de La Habana, quien indicó que el ciclo menstrual de una mujer dura entre tres y siete días. Alude a que para evitar el mal olor y que las bacterias afecten la zona, la almohadilla debe ser usada seis horas como máximo.

Luego hace una simple cuenta: “Una mujer que menstrúe tres días y se cambie como debe ser –cada seis horas- utilizaría un mínimo de 12 almohadillas mensualmente. Pero si un paquete trae 10 unidades, definitivamente las matemáticas no ‘alcanzan’”.

Las quejas y el mercado negro

La nota cita a cubanas que piden “al menos dos paquetes” al mes.

Otras se quejan de la mala calidad: “A veces se pasan buenos sustos en la calle, debían aumentar la cantidad de relleno que tienen”, dijo a Cubadebate Sandra Ferrer, del municipio Diez de Octubre, en La Habana.

“A mí nunca me alcanzan, tengo que comprar paquetes a sobreprecio a los revendedores”, dijo Laritza Domínguez, de Centro Habana. Explicó que paga 10 pesos en moneda nacional por cada paquete que compra en el mercado negro.

Las que pueden, dice la nota, compran las almohadillas en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), que cuestan 1.00 CUC o 25 pesos cubanos. Muchas de estas son producidas en la misma fábrica que elabora las que son vendidas a precios subsidiados.

El tema ha sido muchas veces seguido por la prensa. Detalles de años anteriores pueden leerse en los artículos del 2012 "Las 'íntimas', el dolor de cabeza de las cubanas", de Iván García, y "Reinventar la almohadilla sanitaria, un reto para las cubanas", de Gricel González.

El monopolio de MATHISA

La Empresa de Materiales Higiénico Sa­nitarios MATHISA es la única productora de almohadillas sanitarias en Cuba. Tiene tres fábricas repartidas una en La Habana, que abastece al occidente del país; otra en Sancti Spíritus, para las provincias centrales; y la tercera está en Bayamo, Granma, que reparte al oriente y otras regiones de la isla, según explicó Cubadebate.

Funcionarios de MATHISA dijeron que en ocasiones faltan las materias primas. De 10 materiales usados en la producción, 8 son importados. Solo el material de envase y embalaje se produce en Cuba.

Sin embargo, dijeron que usan las reservas almacenadas para suplir el déficit productivo cuando se presenta.

El costo de producción de un paquete de almohadillas es de 0.42 centavos de dólares, según cifras oficiales. Su precio subvencionado es de 1.20 pesos cubanos o 0.05 centavos de dólar.

Elegir qué usar tampoco es un privilegio de las cubanas. Según explicó Yaimara Díaz, directora de la fábrica de La Habana, la producción incluye solo cuatro tipos: la Mariposa con alas, la Mariposa anatómica, las súper finas con alas y las súper finas anatómicas.

Las que llegan a las farmacias son las súper finas con alas. Según la funcionaria, estás tienen un núcleo de pulpa de celulosa y súper absorbente y un sólido líquido capaz de gelatinizar el fluido.

A las quejas de la mala calidad del producto, Díaz contestó: “Muchas veces los problemas que presentan las mujeres son por desconocimiento, ya que la almohadilla está diseñada para utilizarla por un período determinado y cuando se pasa de este tiempo pueden ocurrir inconvenientes”.

[Escrito por Rosa T. Valdés, con información de Cubadebate]