Como un reflejo de la sociedad, el deporte cubano vivió horas bajas en el 2025, con más sombras que luces, lejos de la potencia atlética que un día fue.
En medio de semejante panorama, hubo, sin embargo, figuras que brillaron con luz propia, aunque nadie más que la atleta Leyanis Pérez, campeona mundial de salto triple, tanto bajo techo, como al aire libre.
Lee también Cuba arranca última semana olímpica en el lugar 61 del medalleroAdemás de dominar los campeonatos mundiales, Pérez ganó por segundo año seguido la Liga del Diamante, que componen varias competencias atléticas en el Viejo Continente, y con 14 metros y 94 centímetros, consiguió la mejor marca del planeta en el año.
Su compatriota Pedro Pablo Pichardo, bajo la bandera de Portugal, se llevó el oro en la rama masculina de la misma especialidad, donde Lázaro Martínez fue tercero, para confirmar la consistencia de la escuela cubana de saltos.
Colapso beisbolero
La Serie Nacional de Béisbol, el evento supremo del deporte cubano dentro de la isla, ha transitado por un camino lleno de baches, entre las carencias materiales de implementos, problemas estructurales en los estadios y terrenos, las depauperadas condiciones de vida de los peloteros y el atraso técnico de entrenadores y otros oficiales.
La crisis energética que vive el país ha obligado a celebrar los partidos durante horario diurno, ante la imposibilidad de mantener encendida la iluminación artificial de los parques.
La fuga de talento joven, en busca de un camino propio y sin ataduras con la Federación Cubana de Béisbol (FCB), ha desangrado el torneo élite del pasatiempo nacional, lo que ha obligado a echar mano y mantener sobre el terreno a veteranos de más de 40 años, que ya vieron pasar sus mejores tiempos.
Encima de eso, las figuras más destacadas bajo control de la FCB han sido enviadas a jugar a ligas profesionales foráneas, en busca de divisas, para financiar el maltrecho sistema deportivo nacional, en detrimento de la calidad del campeonato doméstico.
La inaugauración de la Serie Nacional en un estadio vacío.
De los jóvenes que decidieron labrarse su propio futuro, 41 de ellos pactaron con diferentes organizaciones de Grandes Ligas durante el período de firmas internacionales, que transcurrió entre el 15 de enero y el 15 de diciembre de este año, prueba de que la isla sigue siendo un semillero inagotable de peloteros.
De quienes actúan en el extranjero con contratos gestionados por la FCB, las mayores notas las sacó el lanzador zurdo de Pinar del Río Liván Moinelo, elegido como Jugador Más Valioso de la Liga del Pacífico, en el béisbol profesional de Japón con el equipo SoftBank Hawks de Fukuoka.
“El béisbol cubano se ha quedado parado en el tiempo. La pelota cubana tiene que evolucionar y los entrenadores tienen que avanzar hacia el béisbol moderno que se está jugando en todo el mundo”, dijo a Martí Noticias el legendario ex lanzador Orlando “El Duke” Hernández.
“Hay que mejorarle la calidad de vida a los jugadores y además, llevar al fanático de vuelta a los estadios. Jugar a las diez de la mañana no ayuda, con cuatro o cinco fanáticos en las gradas”.
“Realmente, la calidad es muy baja, los juegos son muy lentos y no es ningún secreto que el béisbol cubano ha bajado mucho”, añadió el cuatro veces campeón de Series Mundiales.
Fue tan pobre la historia pelotera que dejó Cuba en el 2025, que el único título del cual vanagloriarse fue el primer lugar conseguido en el Mundial de Béisbol-5, una modalidad popularmente conocida como “cuatro esquinas”, que se juega con una bola de goma y se batea con la mano.
No fue tampoco el mejor año para los cubanos que se desempeñan en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
El mejor bateador de la Mayor de Las Antillas en los últimos años, el tunero Yordán Alvarez, de los Astros de Houston, se vio perseguido por lesiones que limitaron su rendimiento y tiempo de juego, mientras que otras estrellas, como el avileño Adolis García y el guantanamero Luis Robert Jr tampoco lograron números acordes con su potencial real.
El más sobresaliente de todos fue el lanzallamas zurdo Aroldis Chapman, quien, en su primera campaña con los Medias Rojas de Boston, tuvo un renacer en su carrera a los 37 años y se llevó merecidamente el premio Mariano Rivera, que se concede al mejor relevista de la Liga Americana, para cimentar su posible camino hacia el Salón de la Fama de Cooperstown.
El también apagafuegos zurdo Adrián Morejón, de los Padres de San Diego, y el jardinero pinareño Randy Arozarena, de los Marineros de Seattle, fueron, junto con Chapman, convocados al Juego de las Estrellas, mientras que el villaclareño Yandy Díaz, de los Rays de Tampa Bay, se consolidó como uno de los bateadores más consistentes de todo el béisbol en los últimos años, al terminar con average de .300 y conseguir sus mayores cifras en jonrones (25) y carreras impulsadas (83).
Boxeo a la baja
El boxeo, la locomotora del deporte cubano en la arena internacional, tuvo su más pobre actuación en el Campeonato Mundial, disputado en septiembre en Liverpool, Inglaterra.
Los púgiles cubanos apenas pudieron acaparar tres medallas de bronce, con el peso mosca Alejandro Claro, el welter Erislandy Alvarez y el supercompleto Julio César La Cruz.
Se trata de una cifra contrastante en un deporte que, desde la creación de los Campeonatos Mundiales Amateurs en 1974, acumula 81 preseas de oro, 38 de plata y 33 de bronce, además de 41 títulos olímpicos.
Fue la primera vez que ningún cubano ascendió a lo más alto del podio.
Enmanuel Reyes, quien compite por España, y Loren Berto, en representación de Azerbaiyán, se agenciaron las dos medallas de bronce en la división pesada.
Erislandy Lara, como el vino
En el ámbito profesional, Erislandy Lara defendió con éxito el pasado 6 de diciembre su corona de la división mediana de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), al vencer por unanimidad al venezolano Johan González.
A sus 42 años, Lara, quien no peleaba desde septiembre del 2024, es el campeón mundial activo más veterano que existe en la actualidad.
En la misma cartelera, el estadounidense Frank “El Fantasma” Martin podría haber enviado al retiro al cubano Rancés Barthelemy, al propinarle un brutal nocaut en el cuarto round de una pelea correspondiente al peso superligero.
Y una nueva generación, encabezada por David Morrell, Andy Cruz, Robeisy Ramírez y Frank Sánchez, ha comenzado a hacer ruido y a empujar para escalar posiciones en el pugilismo profesional.