Acuerdo Starwood -Gaviota sobre hoteles cubanos sólo ayuda a los opresores

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El jefe administrativo y asesor general de Starwood Hotels & Resorts Worldwide, Kenneth S. Siegel (i), el presidente del grupo hotelero cubano Gaviota, Carlos Latuff Carmenate (c), y el jefe de operaciones para Latinoamérica de Starwood Hotels & Resorts,

Una periodista de The Miami Herald que apoya la política de Obama para ayudar a mejorar las vidas de los cubanos comunes cree que el arreglo de la empresa estadounidense para administrar hoteles cubanos en poder de los militares no pasa esa prueba.

La periodista Fabiola Santiago dice en The Miami Herald que el arreglo para administración de hoteles en Cuba entre la compañía estadounidense Starwood Hotels & Resorts Worldwide y el Grupo de Turismo Gaviota, bajo el control de los militares cubanos, sólo ayuda a los opresores.

Santiago, que se define como una de los muchos cubanoestadounidenses que han apoyado la política de compromiso del presidente Obama para ayudar a mejorar las vidas de los cubanos comunes, dice que no se trata de un proyecto conjunto entre una empresa estadounidense y un empresario cubano, de esos que se supone que deben beneficiarse de la nueva política de Washington hacia La Habana, sino que se trata de un negocio entre el gigante americano de la hospitalidad y los militares cubanos, que tienen la propiedad del hotel.

La autora señala que si la intención del acercamiento es crear oportunidades para que los cubanos de a pie se ganen la vida con independencia del sistema monopólico y de partido único, el acuerdo Starwood-Gaviota no pasa el examen.

“Sólo estamos pasando del enriquecimiento personal de los hermanos Castro y sus familiares a través de un régimen totalitario a que los militares represores hagan exactamente lo mismo”, apunta la articulista y recuerda que los miembros de las fuerzas armadas y sus herederos ya poseen en Cuba las mejores paladares o restaurantes privados".

“Ahora, con este acuerdo, también son los únicos socios de negocios de una de las principales empresas de viajes y hospitalidad de EE.UU.”, asegura.

“Lo que veo son estadounidenses que tratan de hacer dinero en connivencia con un régimen represivo”, asevera Santiago.

Hotel "Four Points by Sheraton" en La Habana (Cuba).

La periodista del Herald cuestiona por otra parte el argumento del Departamento de Estado respecto a que la aprobación por parte del Tesoro de la oferta de Starwood era necesaria, debido a que los estadounidenses que viajan a Cuba se han quejado de la mala calidad de los hoteles administrados por el gobierno de la isla y para que regresen, supuestamente a seguir tomando contacto con los cubanos de a pie, hay que garantizarles al menos la calidad de alojamiento y servicio que esperan en un Sheraton.

“Perdónenme por ser tan directa”, dice la autora, “pero a mí y a decenas de otros cubanoamericanos que hemos apoyado la política de compromiso del presidente con el fin de mejorar las vidas del pueblo de Cuba nos tienen sin cuidado cuán cómodos puedan sentirse los estadounidenses cuando viajan a Cuba”.

Si la necesidad americana de comodidad sigue oprimiendo el mal pagado trabajador cubano, si es necesario seguir manteniendo al represivo y único empleador gobierno cubano para que los americanos estén cómodos, si su dinero sólo va a ir a parar al bolsillo de a la dictadura, por favor duerman en la playa. O mejor aún, hospédense en una casa cubana.