Por su parte la agencia de noticias Reuters dijo que en esos actos terroristas suicidas habían muerto “por lo menos 71 personas” y que han sido civiles muchos de los 400 muertos, o más, causados por el terrorismo después que el nuevo gobierno iraquí entró en funciones hace dos semanas.
Según la información de Reuters, en Tikrit, la ciudad natal del derrocado dictador Saddam Hussein, un terrorista suicida a bordo de un bombamóvil hizo estallar el vehículo en medio de una multitud formada mayormente por obreros emigrantes de la secta musulmana shiíta que buscaban trabajo. La explosión mató a 33 civiles e hirió a 80.
Un policía que estaba en el lugar y resultó ileso dijo a Reuters que aunque la bomba estalló cerca de una estación policial, el objetivo era la multitud de obreros.
El grupo terrorista Ansar al-Suna se hizo responsable de ese ataque justificándolo con el alegato de que los obreros emigrantes estaban trabajando en bases militares de Estados Unidos y eran “apóstatas que habían traicionado a su religión y se habían convertido en esclavos y agentes de los cruzados”.
Los terroristas, en su mayoría de la secta musulmana sunita, frecuentemente atacan a los shiítas y esto ha despertado el temor de que su propósito sea desatar una guerra civil entre las dos sectas musulmanas rivales. El ex dictador Saddam Hussein es sunita.
En la ciudad de Jahuiya, al sudoeste del estratégico centro petrolero de Kirkuk, en el norte de Iraq, otro terrorista suicida caminó hasta un centro de reclutamiento del ejército e hizo estallar la bomba atada a su cintura, matando a por lo menos 32 personas — en su gran mayoría civiles — e hiriendo a 34.
Otro terrorista suicida hizo estallar el bombamóvil que conducía en Dora, un suburbio de Bagdad, y mató por lo menos a tres civiles. Otro acto terrorista similar cometido en Mansour, un barrio de Bagdad, mató a dos policías y un civil, informó el Ministerio del Interior.