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Raúl Castro dilapidó su última oportunidad


El expresidente de EEUU, Barack Obama, y el gobernante cubano Raúl Castro se dieron la mano hace un año en La Habana.
El expresidente de EEUU, Barack Obama, y el gobernante cubano Raúl Castro se dieron la mano hace un año en La Habana.

A la Casa Blanca no le correspondía impulsar ni provocar transformaciones, pero su buen talante era un escenario propicio para que resultaran menos traumáticos.

Hace un año Cuba tuvo una oportunidad irrepetible. El presidente estadounidense Barack Obama llegó a la Isla dispuesto a pasar la página de la confrontación política. El gesto trascendía el escenario diplomático, pero Raúl Castro -temeroso de perder el control- respondió frenando el ritmo de las reformas económicas, elevando los grados del discurso ideológico y de la represión.

A las naciones no se le presentan oportunidades todos los años, ni siquiera todos los siglos. La decisión de atrincherarse y no emprender flexibilizaciones políticas ha sido el gesto más egoísta que ha tenido la Plaza de la Revolución en los últimos tiempos. No haber sabido aprovechar el fin de la beligerancia pública con el vecino del Norte traerá a este país consecuencias duraderas e impredecibles.

Esos efectos no los sufrirá la llamada generación histórica, disminuida por los rigores de la biología y de las deserciones. En lugar de esos generales de verde olivo, quienes pagarán la factura serán aquellos que todavía duermen en cuna o juegan con un trompo en las calles de la Isla. No lo saben, pero en los últimos doce meses un octogenario de pocas miras les escamoteó parte de su futuro.

El despilfarro mayor ha sido no explotar la coyuntura internacional, la algazara sobre las inversiones extranjeras y las expectativas alrededor de Cuba, para dar los primeros pasos hacia un cambio democrático, sin violencia ni caos. A la Casa Blanca no le correspondía impulsar ni provocar tales transformaciones, pero su buen talante era un escenario propicio para que resultaran menos traumáticos.

En lugar de ello, la rosa blanca que Obama extendió a Castro en su histórico discurso del Gran Teatro de La Habana se deshojó entre titubeos y miedos. Ahora, nos toca explicarles a esos cubanos del mañana por qué estuvimos en un punto nodal de nuestra historia y lo malgastamos.

(Este artículo de Yoani Sánchez fue publicado originalmente en 14yMedio)

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    Yoani Sánchez

    Licenciada en Filología. Reside en La Habana y combina su pasión por la informática con su trabajo en el Portal Desde Cuba. Sánchez ganó en el 2008 el premio de Periodismo Ortega y Gasset en la categoría de trabajo digital. Fue seleccionada por la revista Time entre las 100 personas más influyentes del mundo en la categoría “Héroes y pioneros” y su blog estuvo entre los 25 mejores del mundo, en una selección hecha por esa misma revista junto a la CNN. Fue premio del jurado en el concurso español Bitácoras.com y ganadora en los premios The BOBs, que incluyen a más de 12 mil participantes de todo el mundo. Estuvo en la lista de los 100 hispanoamericanos más notables del año que cada año confecciona la revista semanal del periódico El País y en la lista de los 10 intelectuales más importantes de la revista Foreign Policy y Gato Pardo.
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