Al cabo de casi año y medio de violencia en Siria y de una guerra civil que ha dejado al menos 17.000 muertos el apoyo dado a Damasco por los países más influyentes del ALBA es algo “tan duro como las balas”, dice este jueves en un artículo el diario argentino La Nación.
El periódico destaca que la postura del bloque que lidera el presidente venezolano, Hugo Chávez contrasta con la condena a Siria "en los términos más firmes" formulada que en mayo pasado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) por “la masacre de Al Haula, un poblado donde murieron 108 habitantes, muchos de ellos apenas chicos sin armas ni piedras”.
La Nación subraya que la semana pasada, luego de que las bombas "llovieron a rabiar sobre los barrios rebeldes en Damasco y Aleppo", la Asamblea General de la ONU expresó su "profunda preocupación por la escalada de violencia en Siria" y condenó al régimen de Al-Assad por el uso de armas pesadas en centros de población civil.
A favor de la resolución –destaca– votaron 133 países. ¿En contra? Doce Estados, muchos de ellos algo distantes del frente de batalla: Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Ecuador se abstuvo.
En declaraciones al diario, el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, dijo que esa postura es consistente con el historial de derechos humanos del grupo. “Los países del ALBA han prestado apoyo incondicional a las peores dictaduras en ésa y otras regiones del mundo", señaló.
Para Vivanco se trata “de gobiernos que no creen que los derechos humanos representen valores jurídicos universales. Los defienden cuando les conviene políticamente, pero no en toda circunstancia."
Según dijo al periódico el politólogo venezolano Carlos Romero, Chávez se aferra a una alianza ideológica, política y militar de tono antioccidental, forjada años atrás con los regímenes de Siria e Irán.
"Chávez quiere llamar la atención como un gobierno retador del estatus quo internacional –dijo–. Pero la radicalización del proceso en Siria hizo que países amigos como la Argentina, Brasil y Uruguay no compartan ese apoyo. A la larga, su apoyo a ese gobierno decadente le va a jugar en contra."
El periódico destaca que la postura del bloque que lidera el presidente venezolano, Hugo Chávez contrasta con la condena a Siria "en los términos más firmes" formulada que en mayo pasado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) por “la masacre de Al Haula, un poblado donde murieron 108 habitantes, muchos de ellos apenas chicos sin armas ni piedras”.
La Nación subraya que la semana pasada, luego de que las bombas "llovieron a rabiar sobre los barrios rebeldes en Damasco y Aleppo", la Asamblea General de la ONU expresó su "profunda preocupación por la escalada de violencia en Siria" y condenó al régimen de Al-Assad por el uso de armas pesadas en centros de población civil.
A favor de la resolución –destaca– votaron 133 países. ¿En contra? Doce Estados, muchos de ellos algo distantes del frente de batalla: Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Ecuador se abstuvo.
En declaraciones al diario, el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, dijo que esa postura es consistente con el historial de derechos humanos del grupo. “Los países del ALBA han prestado apoyo incondicional a las peores dictaduras en ésa y otras regiones del mundo", señaló.
Para Vivanco se trata “de gobiernos que no creen que los derechos humanos representen valores jurídicos universales. Los defienden cuando les conviene políticamente, pero no en toda circunstancia."
Según dijo al periódico el politólogo venezolano Carlos Romero, Chávez se aferra a una alianza ideológica, política y militar de tono antioccidental, forjada años atrás con los regímenes de Siria e Irán.
"Chávez quiere llamar la atención como un gobierno retador del estatus quo internacional –dijo–. Pero la radicalización del proceso en Siria hizo que países amigos como la Argentina, Brasil y Uruguay no compartan ese apoyo. A la larga, su apoyo a ese gobierno decadente le va a jugar en contra."