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Opinión: Leo Cárdenas de Matanzas al Salón de la Fama de los Rojos de Cincinnati


Foto de Archivo: Fotografía tomada antes del inicio del partido de Grandes Ligas entre los Cardenales de San Luis y los Rojos de Cincinnati en el Estadio Monterrey de Monterrey, Estado de Nuevo León, México.
Foto de Archivo: Fotografía tomada antes del inicio del partido de Grandes Ligas entre los Cardenales de San Luis y los Rojos de Cincinnati en el Estadio Monterrey de Monterrey, Estado de Nuevo León, México.

Esta noche arranca la serie entre Yankees y Rojos de Cincinnati en el beisbol de las Grandes Ligas y me pongo a pensar en la cantidad de peloteros cubanos que han desfilado por las filas de los Reds, conocidos en Cuba antes del año 1961 como “El Querido Cinci” y uno de los nombres que vale la pena recordar, es el de Leo Cárdenas.

Cuando se hable de los peloteros cubanos en Las Mayores, el nombre de Leo Cárdenas nunca se puede quedar fuera de la conversación. Su defensa fue de las más respetadas, ganando el guante de oro en 1965 y además implantando, lo que en ese momento fue un récord en cuanto al mejor porcentaje defensivo de la Liga Americana en 1966 cuando defendió para un .985, lo mejor desde su creación en 1901.

Leonardo Lázaro Alfonso Cárdenas, nació el 17 de diciembre de 1938 en Matanzas, una de las provincias que ha producido la mayor cantidad de peloteros cubanos estelares en las Grandes Ligas y no se imaginaron su padre Rafael y su madre Roberta, que entre los 15 hijos que tuvieron, uno de ellos vestiría cinco veces el uniforme del Juego de las Estrellas de la MLB.

Cuando Cárdenas tenía apenas 16 años, su talento ya era notable y le ofrecieron su primer contrato como profesional, pero para poder firmarlo, Leo mintió a los Rojos de Cincinnati diciendo que tenía 17 años, firmando por apenas 500 dólares.

Mientras estaba en las Ligas Menores con los Havana Sugar Kings, equipo filial de Cincinnati, en el año 1959 el 25 de julio, se disputaba un partido en el “Estadio del Cerro” donde los Rochester Red Wings visitaban la capital de Cuba. El juego comenzó tarde y se demoró al punto que se acercaba la medianoche cuando de pronto en las gradas comenzó una celebración pues era la víspera del 26 de julio y miembros del movimiento de dicho nombre, comenzaron a disparar al aire en modo de celebración.

Una bala alcanzaría al coach de tercera del equipo de Rochester, Frank Verdi y otra al propio Leo Cárdenas que estaba jugando como campo corto. Ambos cayeron al suelo y comenzaron a gritar de dolor. Afortunadamente, la bala solo rozó el hombro de Cárdenas, mientras que Verdi fue alcanzado por el disparo en la parte baja de su oreja y luego en el hombro. Milagrosamente no hubo una vida que lamentar, pero el juego fue inmediatamente suspendido por los árbitros y todos los jugadores saliendo corriendo del terreno. Seria la ultima vez que un equipo de los Estados Unidos visitaría la isla en un buen rato.

Leo fue de esos jugadores que tuvo la dura decisión de dejar detrás a su familia y a su país sin saber si alguna vez podría regresar a su patria o poder ver nuevamente a la gente que mas quería, cuando el beisbol profesional fue prohibido en Cuba en 1961.

Después de tres temporadas en las menores, durante la contienda de 1960, Cárdenas fue finalmente llamado al equipo grande. En su primer año en el mejor beisbol del mundo, Leo promedio para .232 con un home run y 12 remolcadas. En 1961 estuvo en la famosa Serie Mundial contra los Yankees y ya para el 1962 se convertiría en el campo corto de todos los días para Cincinnati, poniendo excelentes números, tanto defensivos como ofensivos. Su promedio fue de .294, con 10 jonrones y 60 impulsadas.

En 1964 fue líder en juegos jugados en las Grandes Ligas y participó en su primer Juego de Estrellas. Ya para esa fecha, su apodo en todo el beisbol era el de “Mr. Automático” o “Chico”.

En el 66 puso la marca de más jonrones para un short stop de los Rojos en su historia, la cual duró hasta 1996 que el Salón de la Fama, Barry Larkin, conectó 33 para romperla. Sería esa temporada su tercer All Star consecutivo. En el 68 repitió en el partido de estrellas, pero sería cambiado a los Twins de Minnesota la siguiente temporada, uniéndose al cubano Tony Oliva.

Con Minnesota pasó tres temporadas incluyendo otro All Star Game en 1971, temporada donde fue premiado con el trofeo “Calvin R Griffith, que se le otorga al mejor pelotero del equipo.

La siguiente temporada paso a los Ángeles de California, luego en el 73 a los Indios de Cleveland y sus dos ultimas contiendas en Grandes Ligas las tuvo con los Rangers de Texas.

Sus numeritos finales dejaron un .257 de bateo, con 1725 hits, 118 jonrones, 689 empujadas, 662 anotadas y un porcentaje de fildeo de .971.

Leo Cárdenas esta para siempre inmortalizado en el Salón de la Fama de los Rojos de Cincinnati desde 1981 y hoy en día, ya con 84 años, se le ve en ceremonias y celebraciones, tanto del “Querido Cinci” como de los Twins.

Fuentes: Baseball Reference

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