Manuel Alejandro León Velázquez: “Se adueñó de mí el amor por el periodismo”

Manuel Alejandro León Velázquez, periodista independiente cubano. En una viaje de trabajo a España visita la redacción del diario El País, junio 2018. (Facebook).

Ante la arremetida contra la prensa independiente en Cuba, Radio Televisión Martí continúa la serie sobre los rigores de ejercer en la isla uno de los oficios más peligrosos del mundo. ¿Qué sucede cuando alguien hace uso del derecho a la libertad de expresión por medio del periodismo no oficialista?

Manuel Alejandro León Velázquez publica regularmente en Diario de Cuba sus entrevistas y reportajes, arrancados de las voces más lejanas del archipiélago, en la oriental Guantánamo, tal como lo hiciera en sus inicios en la productora independiente Palenque Visión.

Como ha ocurrido a lo largo de la historia del enfrentamiento a la censura oficial, muchos periodistas independientes se acercaron primero a los grupos opositores y luego se decantaron por ingresar en los diferentes medios que intentan mantener el espíritu de una prensa libre. Ese fue el salto de León Velázquez.

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En su caso, ¿cuánto ha influido el hostigamiento policial y la propaganda gubernamental contra su labor en la estabilidad de su familia o la relación con vecinos y amistades más cercanas?

Ciertamente he sido aislado del medio social en que vivo, y mi familia ha sido víctima de chantajes y ha tenido que enfrentarse en varias ocasiones a los propios vecinos, miembros de organizaciones de masas, y a los agentes de la Seguridad del Estado (DSE). Estos últimos sostienen que mi familia me apoya en mis proyectos de trabajo “por pacotilla”, pero esto no ha imposibilitado mi labor periodística. Una buena parte del pueblo, aunque con miedo, demanda un buen ejercicio del oficio del periodismo, y ahí es donde entramos nosotros, los periodistas independientes.

¿Qué obstáculos legales o impuestos por la Seguridad del Estado ha debido sortear en su intención de hacer periodismo? ¿Cuánto cree que ha influido esta hostilidad en su obra periodística?

En no pocas ocasiones he sido privado de mi derecho a la libertad de movimiento, sufriendo detenciones arbitrarias en puntos de control policial, y luego trasladado a unidades del Ministerio de Interior (MININT), donde me retienen hasta que no quede más remedio que retornar a casa, habiendo perdido la oportunidad de reunirme con alguna fuente, o colegas de trabajo.

Una buena parte del pueblo, aunque con miedo, demanda un buen ejercicio del oficio del periodismo y ahí es donde entramos nosotros, los periodistas independientes.

En junio de 2016, luego de un viaje a Madrid, España, fui detenido en el punto de control policial de la localidad de Río Frío, a las afueras del municipio cabecera, Guantánamo, donde resido. Fui trasladado hacia la Unidad de Operaciones Policiales del MININT y allí me decomisaron medios de trabajo y dinero. Paralelo a mi encarcelación, un operativo del Departamento de la Seguridad del Estado, de conjunto con uniformados de la policía nacional y colaboradores del DSE en la zona, allanaron mi vivienda sin mostrar siquiera una orden de registro, y ocuparon medios de trabajo y dispositivos de almacenamiento. Ello dificultó mi labor por un tiempo, pero un periodista no puede ser dependiente de la tecnología para llevar la verdad al mundo, y poco a poco me fui recuperando.

Uno de los objetivos de la censura y otros mecanismos represivos es atemorizar al comunicador independiente o alternativo para disuadirlo de realizar su labor. ¿Ha sentido miedo? ¿Puede describir algunas de estas situaciones?

En ningún momento me sentí atemorizado por las presiones, aunque sí temía por la seguridad de mi familia, quienes sufrieron amenazas de cárcel por el supuesto delito de “Incumplimiento del deber de denunciar”.

Ante la presión del Estado para silenciar a las voces discordantes –y la prensa independiente es una de las más constantes-, ¿por qué insiste en dedicarse a una de las labores más peligrosas que se llevan a cabo en países en dictadura?

Antes de incursionar en el ejercicio del periodismo independiente ya integraba uno de los movimientos opositores en la isla, la Alianza Democrática Oriental. La experiencia adquirida en todos esos años como activista de la lucha no violenta, lo que tuve que afrontar cada vez que hacíamos una actividad que el gobierno llamaba “subversiva”, y que por tanto reprimía con todo su poderío, me hizo más fuerte y cuidadoso. Es por esto que el temor no se apodera de mí en situaciones de presión.

Luego se adueñó de mí el amor por el periodismo. También era imprescindible visibilizar tanto la vida cotidiana del cubano y sus necesidades propias, como el accionar de la sociedad civil independiente en Cuba, opacado y difamado por los medios de difusión masiva al servicio del régimen en la isla.

Con la entrevista a Manuel Alejandro León Velázquez cerramos el ciclo dedicado a los retos del periodismo independiente en Cuba.