¿Cómo fueron las elecciones presidenciales de 1948 en Cuba?

Carlos Prío Socarrás, el denominado presidente cordial.

Carlos Prío Socarrás resultó elegido presidente durante las elecciones de 1948 en Cuba, pero descansa hoy en el cementerio Caballero Rivero Woodlawn North, en Miami, Florida.

Túmulo funerario del expresidente Carlos Prío Socarrás en el Cementerio Woodlawn en la Calle 8 de Miami.

Prío Socarrás gobernó la República isleña con Alonso Pujol como vicepresidente desde 1948 a 1952; ese año salió del poder a sólo meses de unas elecciones por vía de un levantamiento militar a cargo del general Fulgencio Batista. ​

Las elecciones presidenciales de 1948 en Cuba se llevaron a cabo un domingo 13 de junio.

Prío se postuló por el Partido Auténtico y tuvo 905.200 votos, en tanto que Ricardo Núñez Portuondo lo hizo por la agrupación demócrata-liberal y recibió 608.000. En total había dos millones 506 mil 734 cubanos con la capacidad de votar. La abstención se situó en el 21,31%.

Votaron un millón 972 mil cubanos; una participación que se situó en más del 78%. Hubo un millón 971 mil 898 votos válidos mientras se anularon sólo 807.

Otros participantes en esta elección fueron Eduardo Chibás por el Partido Ortodoxo del Pueblo, con 324.364 votos ganados, y Juan Marinello por el Partido Socialista Popular (comunista), con 142.972 sufragios obtenidos.

Las elecciones de 1948 se caracterizaron por un gran derroche de dinero, publicidad y entusiasmo popular con grandes congas que arrollaban a lo largo de las principales ciudades del país en medio de un día de calor esplendente.

Los candidatos presidenciales, excepto los comunistas, se movilizaron por toda la isla con el tradicional entusiasmo de los carnavales sufragistas. Los acordes de La Chambelona competían con la música de la conga La Aplanadora, en tanto que las escobas ortodoxas parecían estandartes de cruzados para presuntamente barrer no a los infieles sino a los corruptos de la cosa pública.

Chibás inició una Caravana de la Victoria desde Santiago de Cuba a Pinar del Río que al decir de los cronistas ponía carne de gallina a los espectadores por su entusiasmo y número.

Pero la realidad se hacía evidente aún ante los menos avisados: los menores de 21 años no tenían derecho al voto y el 80% de ellos componían la militancia chibasista. Su admirado, alocado y carismático líder se entregaba a ellos en tal forma que en ocasiones se lanzaba en zambullida desde lo alto de las improvisadas tribunas a sus alzados y abiertos brazos y caía así como en un mar, baño de multitudes.

El lema de campaña de Prío era Cuba para los cubanos y el de Chibás Vergüenza contra dinero. Prío se hizo llamar El presidente cordial.

Ricardo Núñez Portuondo.

Núñez Portuondo, desilusionado tras la derrota y como un auténtico conservador que era, se retiró definitivamente de la palestra política. El académico, Dr. Orlando Gutiérrez-Boronat, ha dicho a Radio Martí que “los cerca de un millón de votos de los demócrata-liberales -reminiscencia del machadismo- y el hecho de que los auténticos tuviesen que inclinarse hacia posiciones conservadoras para poder ganar aquellas elecciones muestran que en Cuba había aún una derecha fuerte”.

Sucedía que al parecer Cuba padecía de unas élites estudiantiles, políticas y mediáticas que desde los años treinta al menos, con la revolución del 33 y la caída del Gobierno del general Gerardo Machado, iban induciendo el imaginario isleño hacia posiciones de izquierda en tanto la Cuba real seguía siendo tan conservadora como siempre. Un fenómeno típico de la modernidad al uso en que las élites van en un sentido y el pueblo en otro; realidad contrarrevolucionaria.

El 10 de octubre de 1948 Prío jura el cargo como presidente de Cuba con Alonso Pujol en calidad vicepresidente.

El gabinete fue conformado con Manuel Antonio de Varona de primer ministro y Carlos Hevia de secretario de Estado, Ramón Corona en Justicia, Rubén de León en Gobernación, Ramón Nodal en Defensa, Antonio Prío Socarrás en Hacienda, José R. Andreu en Comercio, Aureliano Sánchez Arango en Educación, Francisco Grau Alsina en Agricultura, Virgilio Pérez en Comunicaciones, Manuel Febles en Obras Públicas, Alberto Oteiza en Salubridad, Edgardo Buttari en Trabajo y Orlando Puentes en la Secretaría de Presidencia.

Ministros sin carteras eran Ramón Vasconcelos, Primitivo Rodríguez y Mariblanca Sabas Alomá. El Congreso tuvo de presidente del Senado a Miguel Suárez Fernández y de presidente de la Cámara de Representantes a Lincoln Rodón.

Royal Bank of Canada de la calle Prado en La Habana, audazmente asaltado en 1948.

Como dato curioso que vendría a desmentir al escritor José Lezama Lima –quien en algún momento de su vida se desempeñaría como bibliotecario de la prisión del Castillo del Príncipe- en su afirmación acerca de que en la isla nunca hubo grandes delincuentes, apuntemos que poco después de las elecciones de 1948 se produjo el asalto a mano armada de la sucursal del Royal Bank of Canada de la calle Prado en La Habana y que los osados atracadores se hicieron con una suma de 547 mil dólares.

El informe policíaco y la confesión de algunos de los participantes y de dos de sus esposas demostraron que cinco delincuentes, Enrique Dobarganes (a) Guarina, Jesús Rivera Prendes (a) El Chino, Rolando Martínez (a) Tata el Flaco, Jorge Nayor Nasser (a) El Sirio y Avelino López Rodríguez -utilizando el primero de ellos un disfraz de policía- habían penetrado en el banco poco antes de la hora del cierre y que después de encerrar en una bóveda a sus empleados, se hicieron con el cuantioso botín –estamos hablando de más de medio millón de dólares de la época.

Los asaltantes se marcharon sin más en un auto con chapa oficial y en compañía del representante a la Cámara por el oficialismo que acababa de ganar las presidenciales, Armando Fernández Jorva -a quien la esposa de López Rodríguez acusó de ser autor intelectual del robo y a quien además identificó el encargado del edificio en que vivía López Rodríguez como la persona que le había alquilado el apartamento, desde donde éste se lanzó a la calle, partiéndose las piernas para no ser capturado por los agentes del Buró de Investigaciones.

Fernández Jorva negó los cargos y los asaltantes alegaron no conocerlo. Sin embargo Chibás lo acusó públicamente de ser culpable y a pesar de que Fernández Jorva ofreció renunciar a su inmunidad parlamentaria y someterse a los Tribunales, la Cámara no accedió a ello. En breve fueron capturados los asaltantes, con excepción de Tata el Flaco y El Sirio, así como sus familiares y amigos encubridores, pero lo cierto es que solamente fue recuperada la suma de 254 mil 237 dólares y 37 centavos en poder de todos ellos.

El epílogo de este turbio asunto fue la escapatoria del penal de Isla de Pinos de Prendes y Dobarganes, que resultó en la muerte del segundo y la desaparición misteriosa del primero, la muerte de Tata el Flaco en la prisión mexicana de Lecumberri durante un duelo a puñaladas con un recluso nombrado El Sapo, la prisión de El Sirio en New York por parricidio y el eventual indulto de los demás encarcelados.

Digamos que la libre y ligera prensa isleña -con sus más de cincuenta periódicos importantes y su revista Bohemia como una de las más leídas en el Hemisferio- tuvo así mucho de qué hablar entre el osado asalto a un banco y sus subsiguientes episodios al mejor estilo de una película de acción, por un lado, y unas esperanzadoras y festivas elecciones con la secuela de un presidente cordial, por el otro, en la recta final de ese memorable 1948.

(Para la confección de esta nota se utilizaron datos tomados de CUBA: A Job at the Palace (Time, 14 de junio de 1948), Ecured, el libro Historiología Cubana, de José Duarte Oropesa y Archivos del Dr. Antonio Rafael de la Cova).