ETECSA corrobora la censura a CiberCuba

Un usuario en una de las dependencias cubanas que ofrecen servicio de Internet. (REUTERS).

La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) corroboró que los cubanos no pueden acceder desde la Isla a la página web de CiberCuba.

“A raíz de escuchar las declaraciones de Jorge Luis Perdomo, llamé a ETECSA y la trabajadora que contestó me dijo que ella no puede entrar a CiberCuba, que puede ver los titulares, pero cuando ‘pincha’ en ellos no tiene acceso a la nota”, aseguró desde La Habana la corresponsal del portal digital, Iliana Hernández.

El ministro de Comunicaciones, Jorge Luis Perdomo, afirmó recientemente en una entrevista al diario Russia Today, que no hay razones políticas para vetar el alcance de los cubanos a la información.

“Decir que dentro de Cuba no hay censura, que el cubano común tiene acceso a la [libre] información y a los conocimientos, es un acto de cinismo propio de nuestros gobernantes, que obstruyen los sitios de internet críticos porque desenmascaran, totalmente, a la dictadura”, destacó Hernández.

Por su parte, Luis Manuel Mazorra, director de CiberCuba, dijo a nuestra redacción que la prohibición de acceder a CiberCuba.com en el territorio nacional cubano existe desde hace dos años, y que otras URL alternativas son afectadas.

“El régimen ejecuta un bloqueo de manera global a un gran número de medios independientes, pero en ocasiones también es selectivo en algunas empresas o en redes específicas y no solo a CiberCuba.com, sino a cualquier estructura que utilicemos para llegar a los lectores que viven en Cuba. Rastrean cada una de las alternativas que vamos publicando o que se le van ocurriendo a los propios usuarios”, apuntó Mazorra desde Valencia, España.

Un informe presentado hace pocos días por la organización defensora de la libertad de expresión, Artículo 19, detalla que el control del Estado cubano sobre los instrumentos de transmisión pública de información, la agrupación obligatoria de periodistas que habilita al gobierno para determinar quién puede ejercer esa labor, y las leyes penales son la base para coartar cualquier ejercicio “robusto y desinhibido de la libertad de expresión”.