Diez años de prisión para un cubano simpatizante de Estado Islámico

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Miguel Morán Díaz en una vídeo difundido por la cadena NBC.

Miguel Morán Díaz se declaró culpable el 27 de mayo de los cargos de posesión de armas de fuego. Según el FBI pretendía sembrar el caos introduciendo un rifle en un estadio.

Una jueza estadounidense condenó en Florida al cubano Miguel Morán Díaz a 10 años de prisión por ser simpatizante del grupo terrorista Estado Islámico como una forma de proteger al público y disuadir a otros para que no sigan su ejemplo, según dio a conocer El Nuevo Herald.

"Se necesita una pena más severa para proteger al público", dijo la jueza federal Joan Lenard durante su declaración para exponer los motivos por los que impuso la pena máxima solicitada en el encausamiento. La sentencia es la consecuencia de una denuncia penal presentada por el FBI después que un informante relatara que Morán Díaz, de 45 años, había hablado de introducir un rifle en un estadio para crear el caos en una ciudad como francotirador.

El acusado, que se identificaba como Azzsi Al Hariri, se declaró culpable el 27 de mayo de los cargos de posesión de armas de fuego, pero no era la primera vez que pasaba por las manos de la justicia. En 2005 fue sentenciado a 46 meses en una penitenciaría federal por un caso de cocaína.

Durante el juicio, la acusación no mencionó sus simpatías por el Estado Islámico, pero la denuncia penal presentada por el FBI mencionaba que Díaz había trasladado su deseo de convertirse en un "lobo solitario" en Siria e Irak, tal y como han hecho cientos de extranjeros en varios países que se han unido a las filas de este grupo o han expresado simpatía por sus objetivos.

El abogado de Díaz le dijo a la jueza que su cliente hizo referencia al Estado Islámico únicamente "como conversación", y que estuvo "alentado por el informante" para hacer dichos comentarios. El propio Díaz, que compareció en el tribunal en uniforme de preso y con los tobillos encadenados dijo: "Quiero pedir disculpas a la comunidad", "les garantizo que no va a suceder de nuevo", según recoge el Herald.

En opinión de Lenard, la condena anterior de 46 meses por el caso de cocaína al acusado "no le había disuadido", por lo que necesitaba un castigo duro para evitar más acciones criminales. La pena incluye 10 años en prisión federal y otros tres años adicionales de libertad supervisada. Una vez finalice su condena deberá entregarse, además, a las autoridades de inmigración para ser deportado.

Díaz llegó de Cuba hace unos 20 años y posee antecedentes desde 1994, cuando fue arrestado por hurto. La única información de que disponen las autoridades es que vivía con su novia en Miami, aunque no se la vio durante el juicio, y que su madre vive en Cuba de acuerdo a documentos judiciales.