¿Cuba será la misma después del 19 de abril?

Raúl Castro saluda a jóvenes que participaban en la Marcha de las Antorchas el pasado 27 de enero de 2018.

Ese día Raúl Castro termina su último mandato al frente de la Presidencia de Cuba, tras dos periodos consecutivos de cinco años cada uno y dos años previos de dirección interina cuando su hermano Fidel delegó el poder en 2006 por una grave enfermedad.

Sergito es agente de orden público, tiene treintaidos años de edad y cinco de ellos ejerciendo un oficio que actualmente los cubanos reprochan sin disimulos. Confiesa que no sabe si Cuba será la misma después del próximo jueves 19 de abril, cuando la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular [ANPP] designe al sucesor del general Raúl Castro en su cargo como Jefe de los Consejos de Estado y de Ministros.

“Veo que la gente ya no susurra cuando critica al Gobierno, que está menos dispuesta para asimilar las mentiras y las carencias. No exagero si digo que tengo cierto miedo al momento en que Raúl [Castro] deje el cargo”, manifestó Sergito quien formalmente, dice, ha solicitado su liberación como agente de la Policía Nacional [PNR].

Los temores de este joven policía también desvelan a Eduardo Santiesteban, ex delegado del Poder Popular en el municipio Cerro y secretario del Partido Comunista [PCC] en su antiguo centro laboral. Mientras desyerba su cultivo de plantas ornamentales, da por hecho que el próximo gobernante del régimen en la Isla será el Primer Vicepresidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

“Eso es lo que me preocupa. Por primera vez la generación histórica no estará en el timón y Díaz-Canel no tiene el temple para manejar el país en caso de una crisis social”, opinó Santiesteban, argumentando que un mejor desempeño estaría representado en los Vicepresidentes José Ramón Machado, Ramiro Valdés y Marino Murillo, o incluso en el Ministro de Exterior Bruno Rodríguez.

Entre un pregón y otro de bocaditos de helado, que vende en la barriada de Luyanó, Gil Danilo Tamayo manifestó tener esperanzas en que cualquiera que sea designado para ocupar la oficina en palacio a partir del próximo 19 de abril traerá cambios en la Isla.

“Con Raúl [Castro] cambiaron un par de cosas, y el que venga ahora, tenga el apellido que tenga, está obligado a dejar su huella también y para mejor, porque nadie quiere que la tortilla se le vire al revés”, dijo Tamayo.

Otros habaneros coincidieron en que la transferencia de poder generacional—que en principio debió ocurrir el 24 de febrero y que sería pospuesta para el 19 de abril a causa de los estragos del huracán Irma, según declaró el general Raúl Castro—vendría a marcar un precedente histórico, en tanto por vez primera desde enero de 1959, se presume, el Jefe de Estado no tendrá el apellido Castro.

“Los cubanos nos merecemos que nadie más de esa familia sea quien tome todas las decisiones del país, merecemos que sean otros los que se equivoquen o que acierten”, coincidió Ivón Laffita Torres, una cuidadora de ancianos, mientras esperaba turno en una lavandería estatal en la barriada de Cayo Hueso.

Con más de diez años de experiencia en la Contabilidad, que actualmente ejerce en el sector privado, Yoel Noa receló en que la situación en la Isla pueda cambiar con la designación de otro miembro del Buró Político del PCC para ocupar el cargo de Jefe de Estado.

“En caso de que Miguel Díaz-Canel resulte designado, como se especula, será más de lo mismo”, apuntó Noa en referencia a que el ingeniero en electrónica y ex ministro de Educación Superior se ha decantado en varias comparecencias por la censura contra presuntos proyectos con contenido subversivos y en sostener la represión contra las organizaciones civiles opositoras al régimen.

“Pretende [Díaz-Canel] llenar el país con gimnasios biodegradables en vez de hablar de mejorar salarios y desyugar al sector privado. Por otra parte, Raúl [Castro] seguirá detentando el poder como Primer Secretario del Comité Central del PCC”, añadió Noa.

En su Artículo 5, la Constitución de Cuba figura que el PCC “[…] es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”.

“Aun así, creo que Cuba no será la misma después del 19 de abril”, infirió Bertica Borges mientras despachaba el picadillo de dieta a tres jubilados en el consejo popular Pueblo Nuevo.

No concordó con la perspectiva de la oposición en que la permuta de poder no será motivo de esperanza de apertura política.

“Es cierto que nunca hemos vivido un proceso democrático de elecciones libres, y el próximo 19 no será la excepción, pero los mangos se caen por su propio peso”, concluyó Borges.