Otra forma de hostigamiento: niegan artículos de primera necesidad a presa política cubana

Lisandra Rivera.

Para su esposo, Yordanis Chávez Roll, ésta es otra forma de hostigamiento contra la activista, y argumenta que no les basta con tenerla injustamente encerrada, sino que también procuran hacerle la vida más difícil cada día.

Las autoridades de la prisión cubana para mujeres de Camagüey adonde fue trasladada la presa política Lisandra Rivera se niegan a entregarle los artículos de primera necesidad que le llevó su esposo en la visita, y que fueron aceptados y recibidos por los responsables penitenciarios.

Para su esposo, Yordanis Chávez Roll, ésta es otra forma de hostigamiento contra la activista, y argumenta que no les basta con tenerla injustamente encerrada, sino que también procuran hacerle la vida más difícil cada día.

Apuntó Chávez Roll que ella sólo había pedido para la última visita un par de zapatos y dos de chancletas, así como una toalla y un medicamento contra la sarna, cosa común en las cárceles en Cuba, todos elementos sumamente necesarios para su estadía en el centro penitenciario, pero que su esposa hubo de llamarle para informale que ninguno de esos artículos le había sido entregado por las autoridades.

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Declaraciones de Yordanis Chávez Roll

Lisandra Rivera fue condenada por el presunto delito de atentado por un incidente ocurrido en diciembre de 2016 en la ciudad de Santiago de Cuba, cuando la activista salió en defensa de unos cuentapropistas que la policía estaba despojando de sus productos.

Hace unos meses, la madre de Rivera denunció los tratos crueles y degradantes contra su hija, tras ser traslada a una celda cestigo en la cárcel de mujeres de Mar Verde, Santiago de Cuba, luego de que los guardias le propinaran una golpiza.

Tras recibir una llamada anónima desde la cárcel, donde informaban a la familia de que Rivera había sido golpeada, sus padres y el esposo se presentaron en el penal, según explicó en esa ocasión a Martí Noticias la madre, Damaris Rodríguez.

En diciembre de 2015, la activista de 28 años y miembro de la Unión Patriótica de Cuba, fue maltratada y posteriormente golpeada cuando fotografiaba un decomiso a cuentapropistas en Santiago de Cuba.

(A partir de un reporte de Yolanda Huerga)