Mitos y realidades de la baja tasa de natalidad en Cuba

La canastilla cubana, una tragedia familiar

Desde el año 1978 Cuba dejó de contar con el remplazo generacional. Por entonces la tasa de natalidad caía por debajo de los 2.1, hijos por mujer, necesarios para garantizar el relevo. A partir de ahí la tasa de natalidad no ha hecho más que descender. Para el año 2014 la tasa de reproducción era de tan sólo 1.68%, posicionando a nuestra nación en el último lugar de América Latina.

Especialistas del Ministerio de Salud Pública y entidades afines, admiten que la génesis del fenómeno tiene un carácter multifactorial. Sin embargo, críticos de las políticas públicas del Estado aseguran que este intenta evadir el análisis, ocultando bajo la alfombra aquellas causales que emborronan la imagen del gobierno.

La investigadora Grisel Rodríguez Gómez, dijo recientemente a un medio de prensa oficial, que lejos de constituir un problema: “los reducidos niveles de esta variable que tenemos hoy … constituyen un logro; en tanto son el resultado del ejercicio de un derecho de la mujer. Si la mujer, la pareja, la familia está haciendo uso de este derecho al decidir cuantos hijos tener- y el resultado es este nivel de envejecimiento (poblacional), indirectamente es un logro.”

Levantando el velo

Para Yuneisy Hurtado, madre de dos bebes, de 3 meses y un año respectivamente, las condiciones económicas que encuentran hoy en día las futuras madres, agria cualquier entusiasmo.

“Son muchos los problemas a tener en cuenta: La alimentación de la embarazada, la canastilla, la falta de espacio en la vivienda, los bajos salarios. La llegada del bebé acentúa los conflictos de convivencia en el hogar donde cohabitan tres y cuatro generaciones en un grado de hacinamiento extremo”.

Según estadísticas oficiales el déficit de vivienda en Cuba se acerca al millón. Hurtado vive con sus padres, tres hermanos, un tío, una abuela y un esposo, todos durmiendo en dos habitaciones.

Dania Aguirre Escalante se encuentra esperando por su primer bebé a la edad de 27 años. A diferencia de Hurtado su embarazo no fue planificado. “Llegó y tuve que abrirle los brazos, pero hubiera preferido esperar un poco más,” nos comenta.

El caso de Aguirre no es la excepción. Estudios emprendidos demuestran que la decisión de concebir un hijo no está dándose de forma planificada, la mayoría de quienes conciben un hijo han quedado encintas ante el olvido o fallo del anticonceptivo.

En países desarrollados la baja tasa de reproducción se compensa con el flujo migratorio, esto no ocurre en Cuba, y aunque el gobierno intenta paliar la situación con políticas de estímulo y educación a temprana edad, los intentos parecen no estar dando resultado.