China impulsa megaproyecto cubano de Mariel (pero de inversiones, nada)

El primer ministro de China, Li Keqiang con el primer vicepresidente cubano, Miguel Diaz-Canel (i) el 24 de septiembre de 2016.

En la balanza comercial China-Cuba Beijing se beneficia de la venta de tecnología para el megaproyecto cubano de Mariel. Invertir en su zona económica especial ya es otra cosa.

China incrementará gradualmente de 18 a 96 las grúas del puerto de aguas profundas de Mariel en Cuba, aumentando la capacidad de su terminal de contenedores de 800.000 a 3 millones, reporta la agencia estatal china Xinhua.

El despacho precisa que Beijing, segundo socio comercial de La Habana después de Caracas, con un intercambio de más de $2.000 millones anuales, está desempeñando un papel clave en ayudar a la isla caribeña a realizar la promesa del megapuerto y Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).

El proyecto de Mariel es la mayor inversión cubana de la última década, cuya primera etapa fue financiada por el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) y ejecutada por la constructora brasileña Odebrecht, con cinco préstamos por un total aproximado de $682 millones otorgados bajo el gobierno de la ahora defenestrada presidenta Dilma Rousseff.

En entrevista con Xinhua, el director de evaluación de negocios de Mariel, Oscar Pérez Oliva dijo que el gobierno cubano ha prometido garantizar una inversión media de $300 millones anuales en la zona.

Cuba apuesta por convertir el puerto, estratégicamente situado, en un centro regional de trasbordo de mercancías de importación y exportación, con aspiraciones a servir a las costas este y del Golfo de EE.UU.

La administración Obama ayudó a materializar esa posibilidad cuando, mediante su autoridad ejecutiva, ordenó pasar por alto (waive) una restricción comprendida en la Ley Torricelli de 1992 que ponía en cuarentena de 180 días para tocar puertos estadounidenses a cualquier buque que entrara a un puerto cubano con propósitos de carga o descarga de mercancías.

Además de la compañía que vende a Cuba las grúas, The Shanghai Zhenhua Heavy Industries Co, también está presente en Mariel el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, instalando un sistema eficiente de pesaje y escaneo de los barcos denominado “inspección no intrusiva”.

(Pese a las ofertas de empresas estadounidenses para instalar infraestructuras de Internet en Cuba, el gobierno de la isla escogió para ese propósito a Huawei. El monopolio estatal ETECSA vende a los cubanos los móviles inteligentes Huawei. El año pasado la compañía estuvo entre las cuestionadas por un agujero de seguridad en el código de sus celulares, que enviaba información de los usuarios a China).

¿Inversiones? Hasta ahí no llega mi amor

Los chinos han sido más reticentes en cuanto a instalar sus empresas en la Zona Especial de Desarrollo. Economistas cubanos han señalado que para que Cuba tenga un crecimiento económico sostenible necesita entre $ 2.000 y $ 2.500 millones anuales en Inversión Extranjera Directa (IED). La gran esperanza para atraerla es la ZEDM, que cuenta con un régimen jurídico especial en materia , tributaria, aduanera, laboral, de propiedad y de repatriación de ganancias, entre otros incentivos a la inversión

Sin embargo, a pesar del atractivo régimen, de la preferencia de La Habana por inversiones de países aliados, y de que delegaciones cubanas han realizado visitas de promoción de la ZEDM a China, todavía no hay en ese parque industrial una sola compañía del gigante asiático.

"Hay compañías interesadas con las que estamos trabajando en diferentes proyectos, y esperamos que este año podamos ver una empresa china presente en nuestra zona como usuario", dijo Pérez-Oliva a Xinhua.

En 2013 la automotriz china Geely, uno de los principales proveedores extranjeros de vehículos a Cuba, anunció planes para establecer en Mariel una planta de ensamblaje “a petición de varios ministerios cubanos, entre ellos los de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras, Comunicaciones e Industria Metalúrgica” y como parte de su meta de abrir 15 plantas similares en el extranjero para el 2015. El plan no se ha concretado.

En septiembre pasado, en ocasión de la visita a la isla del premier ministro Li Keqiang acompañado por representantes de 36 empresas, Cuba y China firmaron unos treinta convenios para favorecer la cooperación “a mediano y largo plazo”.

Sin embargo, los resultados más tangibles en lo referente a inversiones en la isla se ciñeron a dos o tres áreas donde ya existían intereses chinos, y no fueron acuerdos formales, sino memorandos de entendimiento. Sólo uno de estos acariciaba “la constitución de una empresa mixta en la ZEDM, dedicada a la producción de Glucómetros, Biosensores y otros diagnosticadores”, en el área probadamente rentable de la farmacéutica y la biotecnología.

Para Beijing al parecer, vender tecnología a Cuba es lucrativo; acariciar inversiones en la isla es políticamente correcto. Pero ¿invertir? Hasta ahí no llega su amor.