A 20 años de la captura de la espía cubana más peligrosa

La espía Ana Belén Montes y uno de los códigos con que transmitía sus mensajes a Cuba.

Recién se han cumplido 20 años del arresto de la espía Ana Belén Montes, agente de los servicios cubanos de inteligencia plantada en el Pentágono y que aún purga una condena de 25 años de privación de libertad.

Ocurrió 10 días después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, el domingo 21, exactamente, cuando agentes federales ingresaron a su oficina, la esposaron y la condujeron a la Oficina Central del Buró Federal de Investigaciones (FBI), en Washington, donde tuvieron lugar los interrogatorios.

Chris Simmons, entonces teniente coronel activo de la contrainteligencia militar de EEUU, fue figura central en la detección, identificación, investigación e interrogatorio de la espía de origen puertorriqueño que se desempeñaba como analista y experta en información militar cubana. Un pez muy gordo que, entre 1985 y 2001, pasó secretos de Estado a La Habana mientras trabajaba como analista principal de la Agencia de Inteligencia Militar de EEUU (DIA). No por gusto, en el mundo oscuro del espionaje, era conocida como la "Reina cubana".

Ricardo Quintana y Chris Simmons en una audiencia en el Congreso de EEUU.

“Era la más peligrosa de todas las espías: una verdadera creyente. Fría, calculadora y sin ninguna compasión”, dijo Simmons a Radio Televisión Martí desde su residencia en la apacible localidad de Venice, en el condado de Sarasota, en el centro oeste del estado de Florida, donde vive jubilado tras 24 años en los servicios estadounidenses de contrainteligencia con resultados relevantes.

“En los interrogatorios, Montes nos dijo que solo lamentaba dos cosas con respecto a toda la vida que pasó traicionando a nuestra nación: haber sido capturada y el sufrimiento que le causaría a su madre”, relató el llamado cazador de espías, que en su hoja de servicios destaca su labor como el principal investigador en el caso de 14 diplomáticos cubanos expulsados de EEUU por espionaje en 2003.

Siete de los encartados trabajaban como funcionarios de la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas, en Nueva York, y los otros siete, en la entonces Sección de Intereses de la isla en Washington. En este grupo estaba José Anselmo López Perera, esposo de Josefina de la C. Vidal, actual embajadora cubana en Canadá.

Seis meses de interrogatorios

Fueron largas sesiones de preguntas en dos niveles. Primero entró en acción el FBI, que se concentró en la obtención de información sobre otros espías cubanos que conocía Montes.

La fase dos fue asignada a la contrainteligencia, que dedicó sus interrogatorios a hurgar en torno a los detalles sobre su carrera como espía de la inteligencia cubana.

“Nuestros interrogatorios duraron seis meses, y terminaron literalmente el día antes de que fue sentenciada”, recordó.

La espía se declaró culpable en 2002 y fue condenada a 25 años de prisión. Su libertad estaría fechada para 2023 ya con 66 años de edad.

“La evidencia y el análisis indican que Montes estaba entre los “10 mejores” espías cubanos dentro del gobierno de EEUU. ¿La pesadilla que todavía nos persigue? ¿Quiénes son los otros nueve?, concluyó Simmons.