Más de cien mil cubanos llegaron a Ecuador en el último quinquenio

El presidente ecuatoriano Rafael Correa y Raúl Castro.

En la Embajada de Cuba en Quito, situada en una calle nombrada curiosamente El Vengador, los funcionarios hacen la fiesta con los cobros de las cartas de invitación, la extensión de permisos para no perder la residencia cubana, la prórroga de pasaportes y la titularización de documentos.
La semana pasada Ecuador recibió reclamos formales de Panamá y Costa Rica por la “falta de control” a la emigración cubana que llega propiciada por su política de “fronteras abiertas”, en vigencia desde 2008. Esa política, que también ha favorecido a ciudadanos peruanos, colombianos, chinos, africanos y haitianos (en los últimos meses) hace que muchos cubanos utilicen a Ecuador como el punto de partida para intentar llegar a EE.UU., a través de los países que se quejaron a Ecuador.

Si se miran las cifras, en cinco años 106.371 cubanos llegaron a Ecuador, de ellos 97.923 salieron legalmente hacia otros países o regresaron a Cuba. Pero otros utilizaron a esta nación, que los persigue, estigmatiza y no les da trabajo, como punto de partida para llegar a los EE.UU.

¿Cuál es el itinerario? Primero permanecen un tiempo en Ecuador, “para no levantar sospechas”, como explica ‘Pepe’ (nombre protegido), un isleño de 35 años que “ni muerto me quedo en Ecuador”. Después avanzan vía terrestre a Colombia, para ingresar a Panamá por la zona selvática del Darién, luego a Costa Rica y finalmente a EE.UU., como informaron fuentes panameñas quienes se quejaron de que sus albergues para inmigrantes se estaban saturando.

Panamá, preocupado por este hecho, llamó, a través de su canciller Roberto Henríquez, a los embajadores de Cuba y Ecuador para evaluar el “aumento de inmigrantes irregulares cubanos”. El Sistema de Migración panameño estima que unos 70 cubanos son detenidos semanalmente, por su condición de irregulares. En Costa Rica pasa otro tanto, hace unos días la Policía alertó que en una semana detuvieron a 160 isleños que viajaban ilegalmente de Ecuador a EE.UU.

‘Pepe’, médico de profesión, confiesa estar preocupado pues el “viaje” que tiene planeado a Costa Rica lo hará en compañía de su bella esposa y “la ruta está llena de peligros”. Le preocupa sobre todo el hecho de que, para llegar a la zona del Darién (en Panamá), hay que atravesar una zona convulsa infestada de guerrilleros y narcotraficantes colombianos. También, ya en Centroamérica, la presencia de pandillas, como los Maras y los Zetas, que con saña violan a las mujeres y extorsionan a los hombres.

Pero eso no lo ha hecho desistir. Su año y medio en Quito le resultó un calvario, y en lo único que pudo trabajar fue como repartidor de hojas volantes de publicidad en la zona de la Plaza Foch, repleta de bares y discotecas, algunas de propiedad de cubanos.

Pese a que Ecuador recibió reclamos formales de Costa Rica y Panamá, en la Cancillería no se han pronunciado oficialmente sobre el tema. Apenas las escuetas declaraciones del canciller Ricardo Patiño cuando los periodistas le preguntaron si les pedirán visa, o no, a los cubanos. “Más allá del análisis que realizamos hace algunos meses no hemos tomado ningún tipo de decisión al respecto”, dijo Patiño.

El problema no parece apurar a tirios ni troyanos, si se tiene en cuenta que el asunto de la entrada de cubanos se ha convertido en un negocio redondo. Negocio que comienza en el mismo aeropuerto internacional de Quito donde un cubano debe pagar (para que lo dejen ingresar) entre $200 y $300, viéndose envuelto en una red de tráfico de personas que involucra desde abogados y policías de Migración hasta funcionarios oficiales que cobrarían pingües comisiones por dejarlos pasar.

Y que continúa en la Embajada de Cuba en Quito, situada en una calle nombrada curiosamente El Vengador, donde los funcionarios hacen la fiesta con los cobros de las cartas de invitación, la extensión de permisos para no perder la residencia cubana, la prórroga de pasaportes, la titularización de documentos, y otros, que cubanos compungidos -cogidos entre dos aguas- van a realizar allí.

Lo cierto es que mientras todo esto ocurre la política de fronteras abiertas ha elevado el número de cubanos en Ecuador. En el 2007 ingresaron 4.713 ciudadanos cubanos, mientras que en el 2008 lo hicieron 10.948. Según datos de Migración, desde el 2007 hasta febrero último, 8.484 cubanos no registraron su salida legal de Ecuador.

De hace tres meses para acá las travesías de cubanos hacia EE.UU., desde Ecuador, se han hecho masivas y más desesperadas. En buena medida por el ambiente hostil que tienen que vivir en el país andino, con chantajes migratorios -del gobierno ecuatoriano y de la propia embajada cubana- y campañas de la prensa local incluidos. Y en otra porque familiares que están en EE.UU., cada vez envían más dinero para que se puedan marchar. La travesía puede costar $6000 si es por tierra, y $9000 si es por avión. Una cantidad inalcanzable para muchos cubanos que ganan $200 al mes (sin beneficios legales) repartiendo publicidad en los bares de La Mariscal, en Quito.