La experiencia revoliquera

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En las paradas de ómnibus aparecen impresos anunciando permutas y no llama la atención un automóvil con un cartón donde puede leerse: SE VENDE.
Si le pregunto a un joven con eventual acceso a internet, cuál página referida a Cuba visita, casi seguro me responderá que es Facebook. No importa que no sea cubana. La red social por antonomasia le sirve para ponerse al día con sus artistas y atletas favoritos y para conocer de sus compañeros de escuela, que hoy pueden estar lo mismo en Miami que en Madrid o Moscú.

Pero si el consultado es un joven fanático de la tecnología y/o los videojuegos, o pasa ya de esa primera juventud, lo más seguro es que me responda que su página más visitada es Revolico, el sitio de compraventa nacional, nacido por la carencia de un espacio físico dentro de Cuba para acomodar un anuncio clasificado.

Es inevitable caminar por la calle y no ver papeles pegados en postes eléctricos anunciando conciertos de música electrónica o fiestas house. En las paradas de ómnibus aparecen impresos anunciando permutas y no llama la atención un automóvil con un cartón en el parabrisas trasero donde con apuradas letras puede leerse: SE VENDE. Las páginas amarillas de la guía telefónica recogen cada vez más al emergente sector de servicios privado, pero incluso allí es insuficiente el espacio para insertar un anuncio perecedero o transgresor. Aquí es donde triunfa la nota online.

Al margen del mercado inmobiliario, donde se ofrece la falsa imagen de un fondo habitacional enorme (y sobrevalorado), curiosear por revolico.com depara la constatación de que los cubanos no saben ni les interesa demasiado si el gobierno va a construir el socialismo o no; pero mientras, cada cual se provee su propio modelo de gestión y a algunos parece no irles mal. Las fuerzas productivas del país están en sus bloques de arrancada esperando el disparo de salida, y Revolico viene a ser entrenamiento pre-competencia.

Pero si no se tiene acceso a internet, eso tampoco ahora es un problema. Semanalmente o dentro de un pack mensual de 500 GB se puede encontrar una versión offline del popular sitio que permite incluso abrir los enlaces de las fotos: –Es igualitico a verlo en Internet—me dijo la vecina que me copió la versión correspondiente a la semana pasada. Como desde centros de trabajo y estudio muchas veces está prohibido acceder a Revolico o la página no abre y es redireccionada al buscador, almas inquietas han dispuesto direcciones alternativas y proxys que conducen a la experiencia revoliquera.

Servicios ofimáticos, traducciones, clases de idioma, alquiler de trajes de novia, oferta de empleo, préstamos con interés, payasos, citas… esa amalgama compone las páginas de Revolico, un sitio mucho más conocido al interior de Cuba que Generación Y y mucho más visitado que Cubadebate.

Este artículo fue publicado originalmente por Regina Coyula en el blog La mala letra el 17 mayo de 2013.