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Vargas Llosa, el Nobel, los libros, la libertad, Cuba


El jueves, Vargas Llosa pasó su tiempo con chicos de una escuela de Estocolmo, de una veintena de nacionalidades y lenguas.

En la biblioteca de la escuela de Rinkebya -un barrio a una media hora del lujoso Grand Hotel, donde se alojan los galardonados con los Premios Nobel y sus invitados- el escritor peruano de 74 años enseñó y fue enseñado.

Vestido de traje oscuro, con una bufanda gris al cuello, un tanto afónico y con un aire un poco más cansado que cuando llegó a la capital sueca, Vargas Llosa escuchó a los alumnos explicarle quién fue Alfred Nobel, el inventor de la dinamita, que acumuló una gran fortuna y "decidió dejarla a los benefactores de la humanidad".

En la biblioteca adornada con estrellas navideñas, el Premio Nobel de Literatura, que está desde el domingo en Estocolmo preparándose para la ceremonia del viernes, vio a los chicos y chicas representar una escena basada en una de sus obras, "El Hablador" y escuchó poemas y la canción "Santa Lucía", interpretada en sueco.

El escritor nacionalizado español insistió ante los adolescentes en lo que ha sido un tema recurrente en sus intervenciones en Estocolmo: la lectura como un acto que ayuda a vivir, una aventura que enriquece, que divierte, que nos hace más libres, más críticos y que ayuda a "superar diferencias de cultura, lengua, religión".

"Los libros son puentes", dijo a los jóvenes Vargas Llosa, que parecía muy a gusto compartiendo con la juventud, y los adolescentes de Asia, África, América Latina, parecían sentirse igualmente a gusto con el Premio Nobel.


Esta escuela es como una Naciones Unidas en pequeño, exclamó Vargas Llosa, antes de partir. Y dejó detrás a jóvenes que quizá tomarán ahora más fácilmente en sus manos un libro de él, o de otro escritor. Así dijo Alex Anaya, un salvadoreño, que contó que ya conocía a Vargas Llosa, antes de que se ganara el Nobel.


Luego, por la noche, el autor de "La Guerra del fin del mundo" y "La Fiesta del Chivo" acudió a un homenaje en su honor en el hermoso museo de la Danza de Estocolmo, al que asistieron un centenar de amigos y familiares que viajaron con el escritor, así como el ministro de Cultura peruano, Juan Ossio.

Mientras, en Lima, el pleno del Congreso dedicó hoy, de pie, un prolongado e intenso aplauso a Vargas Llosa en reconocimiento al premio Nobel de Literatura 2010 que le entregará la Academia Sueca.

El homenaje fue aceptado y seguido por todas las bancadas, a propuesta del congresista Javier Valle Riestra, del gobernante Partido Aprista Peruano.

La inminente entrega del Premio Nobel es seguido con gran interés en Perú, donde todos los medios han desplegado profusa información y enviado a sus periodistas hasta Estocolmo.

El Premio Nobel de Literatura 2010 participará en la mañana del viernes en el ensayo general de la ceremonia de entrega de premios, con todos los demás galardonados con el Nobel.

La majestuosa ceremonia de los Nobel se celebrará el viernes por la tarde en la Sala de Conciertos de Estocolmo, y estará seguida por un banquete preparado por chefs suecos y por un baile.

En un extraordinario discurso pronunciado el martes ante la Academia Sueca, el autor de "La casa verde" no sólo habló de literatura. Se refirió a la libertad y la democracia, y recordó los esfuerzos que hacen las Damas de Blanco en Cuba, Liu Xiaobo en China y Aung San Suu Kyi en Birmania para impulsar la democracia.

El autor comentó que abandonó las ideas marxistas de su juventud debido a acontecimientos como la conversión de la Revolución Cubana al autoritarismo, el sufrimiento en los Gulags y la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia.

Mientras que el miércoles, casi sin voz, el autor alabó de nuevo la literatura por ser subversiva para las tiranías y un motor del progreso, al inaugurar en Estocolmo una exposición sobre su vida y obra.

Una de las entrevistas que dio Vargas Llosa poco antes de viajar a Estocolmo fue con el poeta y periodista cubano, Raúl Rivero, quien estuvo encarcelado en la isla por motivos políticos.

Pero ellos hablaron sobre literatura. "Tengo un ensayo que está bastante avanzado que se llama 'La civilización del espectáculo', en el que estaba trabajando justamente cuando vino esta noticia que significó para todos como una revolución en la vida, dijo Vargas Llosa en la entrevista publicada por www.desdelahabana.net.

"Tengo un proyecto de novela también. Una historia situada en Piura, que es una ciudad del norte del Perú donde yo viví sólo dos años y, sin embargo, me ha llenado la cabeza de ideas, de imágenes, de personajes, de posibles historias. Así es que esos son mis proyectos inmediatos", explicó.

A una pregunta sobre el argentino Julio Cortázar, Vargas Llosa dijo: "Fuimos muy amigos en los años en que yo viví en París. Incluso yo seguí bastante de cerca lo que fue la gestación de Rayuela. Era una época en la que nos veíamos mucho".

También manifestó su asombro sobre Cortázar, porque el argentino trabajaba sin un plan previo. "Se sentaba cada día a la máquina de escribir sin saber qué es lo que iba a contar. Fíjate que a pesar de trabajar de esa manera, con tanta espontaneidad, el libro tiene una estructura tan sólida".

Respecto al cubano Guillermo Cabrera Infante, el Nobel confesó a Raúl Rivero..."fue muy amigo mío. Fuimos vecinos en Londres y creo que el destino de Guillermo fue bastante trágico porque, a diferencia de otros escritores, yo creo que en el fondo él jamás se acostumbró a vivir fuera de Cuba".

"Al mismo tiempo", agregó Vargas Llosa, "fue uno de los grandes escritores de su época. Realmente él revolucionó el lenguaje narrativo y consiguió convertir a Cuba en una mitología literaria. La obra de Guillermo traduce esa saturación de esa realidad histórica, social en un mito literario. Guillermo es un escritor que va a quedar, sin ninguna duda".

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