Las fuerzas del régimen de Bachar al Asad bombardearon el viernes ciudades rebeldes de Siria, donde miles de opositores se manifestaron de nuevo horas antes de un viaje del emisario internacional Kofi Annan a Rusia y China para intentar poner fin a la violencia.
Convocados por militantes pro democracia, decenas de miles de personas se manifestaron, principalmente en Damasco, para pedir entre otras cosas que se procese a dirigentes del régimen. Las fuerzas del orden dispararon para dispersarlos en algunas localidades e hirieron a civiles, según los activistas.
Al mismo tiempo, las tropas gubernamentales y los desertores del Ejército Sirio Libre (ESL) se enfrentaban en Aazaz, una ciudad cercana de la frontera turca por la que transitan numerosos heridos y civiles que huyen de la violencia.
En total, siete soldados, un desertor y siete civiles murieron el viernes en el país, al día siguiente de la muerte de 62 personas, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los combates prosiguen desde el jueves en Aazaz, una ciudad de 75.000 habitantes situada en la provincia de Alepo, "bombardeada por las tropas y sobrevolada por helicópteros del ejército", afirmó a la AFP Mohammad al Halabi, un militante opositor.
En Homs (centro), otro foco rebelde, dos civiles murieron víctimas de cohetes disparados por el ejército contra el barrio de Bab Sbaa, según el OSDH.
Más al norte, el ejército empezó a bombardear el bastión rebelde de Binish, al este de la ciudad de Idlib (noroeste), según un corresponsal de la AFP.
La violencia se extendió en los últimos días a Damasco y alrededores, escenario cada noche de enfrentamientos entre soldados y desertores.
En el plano diplomático, Kofi Annan, emisario de la ONU y la Liga Árabe, viajará este fin de semana a Rusia y China, fieles aliados de Damasco, que votaron el miércoles una declaración en Naciones Unidas que pide el fin de la violencia. Previamente habían vetado dos resoluciones que condenaban la represión del régimen sirio.
Con esta declaración, el Consejo de Seguridad de la ONU exhorta al presidente sirio Bashar al Asad y a sus opositores a "aplicar inmediatamente" el plan Annan, que preve "un cese de la violencia por todas las partes", "el envío de ayuda humanitaria" y la liberación de presos.
Por su parte, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU prolongó este viernes, con la oposición de Cuba y la abstención de Ecuador, el mandato de su comisión de investigación en Siria, a la que pidió que presente un informe sobre "las violaciones flagrantes de los derechos humanos" cometidas desde marzo de 2011, cuando empezó la rebelión contra el régimen.
La ONU ha solicitado también 84 millones de dólares a la comunidad internacional para ayudar a unos 100.000 refugiados sirios en Jordania, Líbano, Turquía e Irak, anunció el Alto Comisionado para los Refugiados.
La Unión Europea, mientras tanto, congeló los haberes y prohibió los desplazamientos dentro de su territorio a doce personas, entre ellas la mujer del presidente Bashar al Asad, su hermana, su madre y su cuñada.
Es la decimotercera ronda de sanciones contra el régimen desde el inicio de la revuelta, y Estados Unidos la saludó como un "muy buen paso" que "envía un mensaje fuerte de que las personas cercanas a Asad también sufrirán las presiones".
Las sanciones tienen como "objetivo final la salida del poder de Bashar al Asad y la convocatoria de elecciones", dijo el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo.
La oposición siria pidió también a la UNESCO que "actúe inmediatamente" para proteger los sitios históricos del país que, según ella, corren riesgo por los ataques del ejército regular.
El OSDH estima que 9.100 personas han muerto desde el inicio del movimiento de protesta contra el régimen sirio del presidente Bashar al Asad, el cual atribuye la violencia a "bandas terroristas armadas".
Convocados por militantes pro democracia, decenas de miles de personas se manifestaron, principalmente en Damasco, para pedir entre otras cosas que se procese a dirigentes del régimen. Las fuerzas del orden dispararon para dispersarlos en algunas localidades e hirieron a civiles, según los activistas.
Al mismo tiempo, las tropas gubernamentales y los desertores del Ejército Sirio Libre (ESL) se enfrentaban en Aazaz, una ciudad cercana de la frontera turca por la que transitan numerosos heridos y civiles que huyen de la violencia.
En total, siete soldados, un desertor y siete civiles murieron el viernes en el país, al día siguiente de la muerte de 62 personas, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los combates prosiguen desde el jueves en Aazaz, una ciudad de 75.000 habitantes situada en la provincia de Alepo, "bombardeada por las tropas y sobrevolada por helicópteros del ejército", afirmó a la AFP Mohammad al Halabi, un militante opositor.
En Homs (centro), otro foco rebelde, dos civiles murieron víctimas de cohetes disparados por el ejército contra el barrio de Bab Sbaa, según el OSDH.
Más al norte, el ejército empezó a bombardear el bastión rebelde de Binish, al este de la ciudad de Idlib (noroeste), según un corresponsal de la AFP.
La violencia se extendió en los últimos días a Damasco y alrededores, escenario cada noche de enfrentamientos entre soldados y desertores.
En el plano diplomático, Kofi Annan, emisario de la ONU y la Liga Árabe, viajará este fin de semana a Rusia y China, fieles aliados de Damasco, que votaron el miércoles una declaración en Naciones Unidas que pide el fin de la violencia. Previamente habían vetado dos resoluciones que condenaban la represión del régimen sirio.
Con esta declaración, el Consejo de Seguridad de la ONU exhorta al presidente sirio Bashar al Asad y a sus opositores a "aplicar inmediatamente" el plan Annan, que preve "un cese de la violencia por todas las partes", "el envío de ayuda humanitaria" y la liberación de presos.
Por su parte, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU prolongó este viernes, con la oposición de Cuba y la abstención de Ecuador, el mandato de su comisión de investigación en Siria, a la que pidió que presente un informe sobre "las violaciones flagrantes de los derechos humanos" cometidas desde marzo de 2011, cuando empezó la rebelión contra el régimen.
La ONU ha solicitado también 84 millones de dólares a la comunidad internacional para ayudar a unos 100.000 refugiados sirios en Jordania, Líbano, Turquía e Irak, anunció el Alto Comisionado para los Refugiados.
La Unión Europea, mientras tanto, congeló los haberes y prohibió los desplazamientos dentro de su territorio a doce personas, entre ellas la mujer del presidente Bashar al Asad, su hermana, su madre y su cuñada.
Es la decimotercera ronda de sanciones contra el régimen desde el inicio de la revuelta, y Estados Unidos la saludó como un "muy buen paso" que "envía un mensaje fuerte de que las personas cercanas a Asad también sufrirán las presiones".
Las sanciones tienen como "objetivo final la salida del poder de Bashar al Asad y la convocatoria de elecciones", dijo el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo.
La oposición siria pidió también a la UNESCO que "actúe inmediatamente" para proteger los sitios históricos del país que, según ella, corren riesgo por los ataques del ejército regular.
El OSDH estima que 9.100 personas han muerto desde el inicio del movimiento de protesta contra el régimen sirio del presidente Bashar al Asad, el cual atribuye la violencia a "bandas terroristas armadas".