Los ojos de Europa están puestos en Francia, piedra angular de la integración del Viejo Continente, cuyos ciudadanos podrían volver la espalda a Europa y rechazar el tratado.
“Tal vez los franceses no lo saben, pero cada vez que tienen cita con el sufragio universal, toda Europa y el mundo entero no los pierden de vista”, dijo el viernes el Primer Ministro de Luxemburgo, Jean Claude Juncker, cuyo país preside a la Unión Europea este semestre.
Numerosos líderes europeos han pedido a los franceses que voten “Sí”, pero según encuestas realizadas, en Francia el “No” es mayoritario y ganará por un 55% los votos el domingo.
Los expertos dicen que si el “No” gana en Francia, los dirigentes europeos pedirán que ese país vote otra vez cuando termine el proceso de ratificación en la segunda mitad de 2006, pero advierten que en ningún caso se hablará de negociar, porque “es muy difícil que los del “No” se pongan de acuerdo”.
Las autoridades europeas dicen que la Unión “entrará en una gran crisis política con consecuencias económicas” si el “No” gana en Francia, pero también aseguran que el proceso de unión política europea no va a paralizarse por la votación negativa de los franceses.
“Si gana el “Sí”, seguiremos adelante y si triunfa el “No”, también continuaremos”, dijo Juncker.
El Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, declaró que “si por desgracia triunfara el “No”, esto será interpretado como una muestra de debilidad de Francia y de Europa... somos 25 y los 25 hemos negociado esto. Hay nueve que ya han ratificado el Tratado Constitucional y no sería realista abrir de nuevo una negociación”, dijo Durao Barroso.
Las autoridades europeas reconocen que el plan no es perfecto, pero creen que es el mejor que se podía lograr para acomodar las sensibilidades de los 25 miembros de la Unión.
“Los países que digan “No” deben replantearse la cuestión y si no llegamos a encontrar una respuesta afirmativa, el tratado no entraría en vigor”, dijo Juncker.