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Cuba: 55 amargos tragos


Se acerca como mala cosa el 1 de Enero de 2014, fecha en la que se “celebrará” el Año 55 de la Revolución cubana. Cada Año Nuevo se confunde en Cuba con esa fatídica cuenta del tiempo que marca el régimen, esa especie de mata esperanzas. En la Isla se celebrará, por la fuerza y entre muchas comillas, esos 55 amargos tragos de totalitarismo, engullidos todos de un tirón. Cuba está embriagada de partido único, de prensa única, de caudillos imperecederos. A pesar de todos sus fracasos no disimulables, el régimen obligará a sus ciudadanos-vasallos a aplaudir esos fantasmagóricos logros, cuya realidad es más que cuestionable pero que, a pesar de todo, sirven todavía como hipnótica fantasía para aderezar las páginas de una prensa que ha inventado todos los eufemismos para esconder la verdad y ha encontrado todos los subterfugios para seguirla ocultando.

Curiosamente, en estos últimos años, otros países que hicieron el paso de la dictadura a la democracia, como España, están viviendo un proceso de crisis, no solo económica, sino política y de valores. Tras adaptar nuestra organización y mentalidades a una sociedad multipartidista y diversa algo se resquebraja por culpa de muchos factores, la corrupción política sería probablemente uno de los principales porque a partir de aquí se rompe algo primordial para el mantenimiento del sistema, la crisis de confianza con las instituciones. Cuba, que ha pasado más de medio siglo sin ejercitar el músculo de la democracia, se vería obligada, en el futuro, a implementar un sistema democrático que probablemente tendría que incorporar todas las actualizaciones de una democracia que en otros lados también se encuentra en curso de cambios profundos marcados sobre todo por las nuevas tecnologías de la información y las novedosas formas de intervención de los ciudadanos en la vida pública.

Por el momento, en Cuba queda mucho trabajo por hacer y ante todo la tarea principal, que es conseguir un marco de derechos aceptable para la ciudadanía. En ello trabajan ya varias organizaciones opositoras en condiciones totalmente adversas: desconectadas y desprestigiadas por la maquinaria estatal ante la sociedad por la que alzan su voz. La tarea más ardua la tiene la oposición ya que sus objetivos no solo serán conseguir que un régimen totalitario acabe aceptando un plebiscito a partir del cual se abra la puerta a un futuro de justicia y a la reconciliación nacional. Se adivina un reto también complicado y es el de la democratización masiva de millones de conciencias adiestradas bajo una dinámica de ordeno y mando sin tener en cuenta la voluntad de los demás, sin una base de respeto hacia el otro. Recuperar las instituciones y purgarlas de todos esos vicios adquiridos en años de Revolución representa un paso fundamental para la normalización de la vida en Cuba.

Pero todo esto es avanzarse demasiado a los hechos. La realidad es que este 1 de Enero la Revolución vuelve a sacar pecho y se dispone a presentarse como la dueña del destino de Cuba y los cubanos. El caudillo cubano Raúl Castro, por la gracia de Fidel Castro, ya dijo hace unos días lo que viene repitiendo desde que el hermano le cedió el trono: que su voluntad es la de continuar llevando Cuba por el camino en el que ha andado este medio siglo, que no tolera que nadie le sugiera cambios y que la situación actual es la que es sin que se pueda pedir nada más. Reclama respeto para su proyecto político exclusivo, que ha lanzado a millones al exilio y a unos cuantos miles a la muerte, mientras centenares viven encarcelados en las mazmorras del internamiento carcelario castrista sin que ninguna amnistía los salve. Protestar en Cuba sigue siendo delito, y solo se acepta el desfile en masa de los ciudadanos por la vía pública cuando sus lemas y pancartas son plenamente complacientes y coincidentes con los discursos pronunciados desde la tribuna de autoridades.

Para 2014, Año 55 de la Revolución, esperemos que llegue este anhelado “timonazo”, un giro inesperado que trastoque por completo la situación, que encarrile a los cubanos hacia un futuro mejor. Ya vendría siendo la hora.
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    Joan Antoni Guerrero Vall

    Joan Antoni Guerrero Vall (Reus, España, 1979) es periodista licenciado en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Ha trabajado y colaborado con agencias de noticias como Europa Press y ANA, con periódicos en lengua catalana como el AVUI, ARA, Diari d'Andorra o Diari de Tarragona, así como en el semanario El Temps, Nació Digital o la antigua COM Ràdio. Combina sus colaboraciones periodísticas con actividades de comunicación para instituciones educativas como la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) o también culturales. En 2009, tras varios viajes a Cuba, decidió crear un blog sobre la Isla. Bajo el título Punto Cuba, el autor pretende ofrecer una visión externa y desde la distancia sobre lo que sucede en la Isla, con especial interés sobre las dinámicas de oposición al gobierno cubano, tanto sobre el espacio físico como el digital, así como observar la lucha del pueblo cubano por la recuperación de sus derechos fundamentales. Colabora con Radio Martí desde 2010. Al mismo tiempo, forma parte del equipo que lanzó la versión en catalán de la plataforma de blogueros Global Voices, colectivo con el que obutvo el Premio Blogs Catalunya 2013 en la categoría de Nuevos Medios.
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