Enlaces de accesibilidad

Nuestra Mujer en La Habana


La declaración, firmada por la embajadora Dianna Melrose, ha rendido un informe tan contundente que convenció al Foreign Office de la necesidad de “marcar distancia” con el régimen.

En un hecho insólito, la embajada del Reino Unido en La Habana divulgó un comunicado oficial de censura a la represión del régimen castrista contra la oposición, especialmente las Damas de Blanco. La declaración, firmada por la embajadora Dianna Melrose, afirma textualmente que “el alto número de detenciones en Santa Clara y el Oriente de Cuba son fuente de gran preocupación, al igual que el trato agresivo que reciben las Damas de Blanco”.

Se trata sin lugar a dudas de un hecho sin precedentes, al ser la primera vez que se emite una declaración de este tipo desde una embajada en La Habana en vez de hacerlo la cancillería o algún ministerio. En este caso, el procedimiento llama la atención, y es indicativo de un estado de opinión que vas más allá de una simple denuncia o llamado de alerta.

De sobra es conocido que en política no existen casualidades sino coincidencias. El pronunciamiento se produce a tres meses exactos de la firma de un acuerdo bilateral entre Cuba y El Reino Unido, rubricado precisamente por Melrose y Dagoberto Rodríguez, viceministro cubano de Relaciones Exteriores. En una clara alusión a este acuerdo, la embajadora afirma que “Raúl Castro ha hecho énfasis en la necesidad de tolerar diferentes opiniones, por lo que Gran Bretaña espera que ello se convierta en realidad”. En términos diplomáticos, esto significa lo más cercano posible a un ultimátum.

Evidentemente, Inglaterra no está satisfecha con el progreso del convenio y por otra parte, su embajada en La Habana está notando una evolución de los acontecimientos en la Isla en sentido desfavorable para el Raulismo. No resulta casual que la declaración inste a las autoridades cubanas a permitir que los activistas “realicen sus actividades sin que sean arrestados o teman que eso suceda”, tras la auténtica ola represiva de bajo perfil desatada por el régimen en los tres meses transcurridos desde la firma del acuerdo.

Las características de esta ola represiva, con detenciones a corto plazo, muestran a todas luces un patrón de debilidad del régimen que parece no escapar a los ojos de la “pérfida Albión”, que en otra curiosa coincidencia menciona en el documento la brevedad de los arrestos. Teniendo en cuenta la tradicional vista larga de la diplomacia británica, resulta lógico pensar que la embajadora, a diferencia del famoso Nuestro Hombre en La Habana de Graham Greene, un vendedor de aspiradoras que inventaba historias para justificar su paga sin trabajar, ha rendido un informe tan contundente que convenció al Foreign Office de la necesidad de “marcar distancia” con el régimen.

La cuestión es que Melrose está ahí, en el terreno de juego, por lo que está siendo testigo de primera línea de una dinámica social y política que resulta letal para la dictadura. Las llamadas reformas económicas lo que han hecho es acentuar cada vez más el desplome de la mitología castrista, y por otro lado el aumento de acciones públicas por parte de la oposición está disminuyendo progresivamente la brecha entre el pueblo y los activistas.

En el más reciente de estos hechos, una docena de líderes opositores acaban de lanzar un documento para “motivar a la población para que se una a la lucha pacífica contra el régimen”. No es menos cierto que éste es el último de una serie de documentos en el mismo sentido en los últimos meses, pero en este caso la diferencia está dada por la intención de buscar de forma activa la incorporación del pueblo en la lucha estratégica noviolenta.

“Buscamos reafirmar que estamos unidos en nuestros propósitos, y nos proponemos unirnos también en la acción a nivel nacional”, afirmó el ex preso político José Daniel Ferrer García. La Declaración de Unidad fue firmada, entre otros, por Ferrer, Oscar Elías Biscet, Guido Sigler, Librado Linares; y Guillermo Fariñas. Diferentes conversaciones con los firmantes han ratificado que están conscientes de la necesidad de ir más allá de lo teórico, en busca de generar una participación pública masiva

Amén de documentos y declaraciones, de lo que no cabe dudas es que con este documento la embajadora Melrose ha sentado un precedente peligroso para la dictadura, y se muestra de forma pública y exigente del lado de la oposición. La movida no es sólo correcta en términos de principios, sino que además posiciona al Reino Unido del lado que al final resultará victorioso en la ecuación de poder en la Isla. Una jugada sencillamente magistral.

Tal parece que a fin de cuentas no es tan pérfida la Albión, y su embajadora en la capital cubana no se dedica a vender aspiradoras, sino a aspirar los verdaderos aires de cambio que escapan a la vista del ojo común. Enhorabuena, Nuestra Mujer en La Habana.

XS
SM
MD
LG