Los mandatarios firmaron en Nueva York la Declaración sobre Acciones contra el Hambre y la Pobreza, en la que se contempla entre otras medidas, buscar mecanismos para establecer impuestos a las transacciones mundiales y al tráfico de armas.
La iniciativa fue impulsada por el gobierno de Brasil, junto a los de Chile y España.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que la lucha contra el hambre y la pobreza ha dado un nuevo giro con esta declaración.
El documento exige que los países pobres no sólo pidan recursos a las naciones ricas, sino que cada uno de ellos responda y colabore en la medida de sus posibilidades.