En Madrid hubo concentraciones silenciosas ante la sede del gobierno regional, el Ayuntamiento, la céntrica Puerta del Sol y frente a distintas instituciones.
La mayoría de las ciudades españolas se sumaron al luto y celebraron actos espontáneos de condena y paros de cinco minutos, como en Galicia, Mallorca, Zaragoza, Asturias y en pequeñas ciudades y pueblos de toda la geografía española, que reunieron a miles de ciudadanos.
El presidente del gobierno regional de Cataluña, Pascual Maragall, acudió junto con su antecesor en el cargo, Jordi Pujol, a una céntrica plaza de Barcelona, donde se congregaron más de 5.000 personas, según fuentes policiales.
Otras manifestaciones se registraron en la región de Andalucía, el País Vasco, y en la provincia de Vizcaya. En varios puntos del país se realizaron paros de cinco minuto y momentos de silencio en memoria de las víctimas.
Los ataques con bombas, atribuidos por el gobierno español a la banda terrorista ETA provocaron cuatro explosiones en trenes de estaciones cercanas a la capital española y en barrios periféricos.