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Obituario: Mijaíl Gorbachev, venerado en todo el mundo, vilipendiado por muchos en Rusia

El expresidente soviético Mijaíl Gorbachov en Moscú, tras reunirse con el presidente de EEUU, George Bush, el 23 de mayo de 2005. (Reuters/Sergei Karpukhin).
El expresidente soviético Mijaíl Gorbachov en Moscú, tras reunirse con el presidente de EEUU, George Bush, el 23 de mayo de 2005. (Reuters/Sergei Karpukhin).

Mijaíl Gorbachev, quien presidió la caída de la Unión Soviética y ayudó a terminar con décadas de Guerra Fría, ganando un Premio Nóbel de la Paz y la enemistad duradera de millones de rusos amargados por el caos desatado por el colapso del país más grande del mundo, ha muerto. Tenía 91 años.

El Hospital Clínico Central en las afueras de Moscú le dijo a la agencia estatal de noticias TASS que Gorbachev murió la noche del 30 de agosto "después de una enfermedad grave y prolongada".

TASS citó a una fuente familiarizada con los deseos de la familia diciendo que sería enterrado en el cementerio Novodevichy de Moscú junto a su esposa, Raisa, quien murió en 1999.

Nacido en un rincón rural de Rusia de padres cuyas familias habían sido campesinos antes de la revolución bolchevique menos de 15 años antes, Gorbachev se convirtió en una de las figuras más influyentes del siglo XX y obtuvo elogios mundiales por su papel en la reducción de la amenaza de un apocalipsis nuclear y en liberar a millones de personas en su país, más allá de la opresión soviética.

Igualmente notable, el último líder de la Unión Soviética fue blanco del desprecio de millones de sus propios compatriotas. Muchos lo culparon por la agitación económica y social que cambió la vida que acompañó al colapso del país y por la pérdida de un poderoso imperio que una vez abarcó 11 zonas horarias, desde el Muro de Berlín y el Mar Báltico hasta el Estrecho de Bering y Asia Central.

Esta fue la paradoja de Gorbachev: amado y odiado por un proceso que él puso en marcha y cuyo resultado final fue previsto por pocos, y menos aún por él mismo, quizás. Para el presidente Vladimir Putin, quien llegó al poder menos de una década después de la renuncia de Gorbachev y permanece hoy en el Kremlin, ese resultado fue la "mayor catástrofe geopolítica" del siglo XX.

Los historiadores seguirán debatiendo hasta qué punto la revolución de Gorbachov, que condujo a la liberación de Europa Central y Oriental de casi medio siglo de dominio comunista y la desintegración de la propia Unión Soviética, fue intencional. Gorbachev dejó en claro que nunca tuvo la intención de derribar el país, repitiendo casi como un mantra que "la unión podría haberse preservado".

Pero a pesar de los cambios ocasionales, finalmente se puso del lado de las fuerzas del cambio que ayudó a desatar. Y en retrospectiva, una docena de años después de la disolución de la Unión Soviética, Gorbachev insistió en que esos cambios trascendentales fueron el resultado de una decisión consciente y muy personal.

"Otras personas podrían haber [asumido el cargo] y no haber hecho nada para poner al país en el camino del desarrollo humano, libre y democrático", dijo en una entrevista con Radio Europa Libre/Radio Libertad (RFE/RL) en 2003. Gorbachev, en buen estado de salud en ese momento, agregó: "Podría haber seguido siendo secretario general hasta el día de hoy, si hubiera tenido la inclinación".

Comienzos humildes

En cualquier caso, Gorbachev se ubicará junto a figuras tan imponentes del siglo XX como Winston Churchill, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Josef Stalin y Mao Zedong, líderes que cambiaron el destino de las naciones y tuvieron un profundo impacto en la vida de millones de personas.

Poco en los primeros años de vida de Gorbachev presagiaba su futuro como líder mundial, particularmente uno que arrancaría a un país enorme de lo que muchos pensaban que sería su camino en las próximas décadas, y cambiaría el mundo.

Nacido el 2 de marzo de 1931 en el seno de una familia pobre en Privolnoye, un pueblo en la región de Stavropol, en el sur de Rusia, Gorbachev creció en medio de las inmensas convulsiones que sacudieron a la Unión Soviética en las dos primeras décadas de su vida: la colectivización, El Gran Terror de Stalin y la Gran Guerra Patriótica, como se conoce en Rusia a la Segunda Guerra Mundial.

Alrededor de los 21 años, Gorbachev se unió al Partido Comunista mientras estudiaba derecho en la Universidad Estatal de Moscú en 1952, cuatro años antes de que la devastadora crítica de Nikita Khrushchev socavara el culto a la personalidad que rodeaba a Stalin, quien murió en 1953, y su gobierno. Después de casarse con su compañero de clase Raisa Titorenko, quien en ese momento estaba completando una licenciatura en filosofía marxista, Gorbachev regresó al sur de Rusia, donde comenzó a ascender en la escala de la burocracia comunista regional, especializándose en agricultura. Para 1970, Gorbachev había ascendido a la parte superior de la jerarquía del partido en Stavropol.

Gracias al hecho de que los peces gordos visitaban a menudo la región durante sus vacaciones de verano, Gorbachev llamó la atención de altos funcionarios de Moscú, entre ellos Yury Andropov, quien encabezaría la KGB durante 15 años y luego sirvió un breve período como líder soviético antes de su muerte en 1984.

El Estado está para servir al pueblo

En 1980, Gorbachev fue nombrado miembro de pleno derecho del Politburó del Partido Comunista en Moscú. Tras la muerte de Andropov y luego del sucesor de Andropov, Konstantin Chernenko, Gorbachev emergió como secretario general del partido y líder del país en marzo de 1985.

De inmediato, sorprendió a muchos ciudadanos y expertos al explicar sus doctrinas de "Glasnost" (apertura) y "Perestroika" (reestructuración).

"El estado está para servir a la gente", dijo. "La gente no está para servir al estado". Eso, según Gorbachev, sería el nuevo principio rector.

Después de años de liderazgo pesado y estancado por parte de Leonid Brezhnev, Andropov y Chernenko, Gorbachev y Raisa trajeron un nuevo estilo al Kremlin, viajando por la URSS y el extranjero, sumergiéndose en multitudes y dirigiendo discusiones improvisadas en la calle.

La relajación de las regulaciones económicas trajo el renacimiento de las pequeñas empresas, cafés y restaurantes por primera vez desde la Nueva Política Económica de Lenin en la década de 1920. Un levantamiento parcial de la censura condujo a un renacimiento de la vida cultural. Las revistas literarias publicaban autores antes prohibidos y los teatros escenificaban producciones cada vez más atrevidas.

El desastre en la planta de energía nuclear de Chernobyl en Ucrania en 1986 obligó a un liderazgo reacio a permitir una libertad de expresión e información aún mayor. El gobierno comenzó a liberar presos políticos, el más famoso de ellos Andrei Sájarov, el físico que diseñó armas nucleares y luego hizo campaña contra ellas, lo que resultó en su exilio interno de 1980 a 1986.

Gorbachev pidió el fin de la carrera armamentista y mejoró las relaciones. con Washington, ayudando a eliminar miles de ojivas que amenazaban a Europa con la destrucción al firmar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) con el presidente estadounidense Ronald Reagan en 1987. En 1989, puso fin a la guerra soviética en Afganistán, iniciada 10 años antes bajo Brezhnev.

Fin de un imperio

Pero no todo iba bien en el imperio. En 1989, lo que había comenzado como un esfuerzo por reformar la economía y la política exterior de la Unión Soviética precipitó una crisis en la industria y alentó los gritos de autodeterminación que pronto engullirían a toda la región. Gorbachev subestimó enormemente el grado de decadencia económica. La escasez de alimentos y artículos básicos para el hogar iba en aumento, y los conservadores dentro del Partido Comunista se volvieron cada vez más estridentes en sus críticas al liderazgo de Gorbachev.

Tampoco había contado con el hecho de que una mayor libertad avivaría las fuerzas del nacionalismo. Las quejas históricas entre Armenia y Azerbaiyán sobre la disputada región de Nagorno-Karabaj se convirtieron en pogromos étnicos y luego en una guerra a gran escala. El Kremlin luchó con movimientos independentistas cada vez más inflexibles en las repúblicas bálticas, donde la ira por las décadas de dominación de posguerra por parte de Moscú era fuerte.

En los satélites centroeuropeos de la URSS, el fermento anticomunista llevó a Polonia a elegir al disidente Tadeusz Mazowiecki como el primer primer ministro no comunista del país en más de 40 años.

En Hungría, el evento catártico que marcó la sentencia de muerte del comunismo fue un funeral. Imre Nagy, el líder del levantamiento de 1956 contra la Unión Soviética, recibió un entierro de estado 31 años después de haber sido ahorcado por traición. En la ceremonia, a la que asistieron decenas de miles y retransmitida en directo por la televisión nacional, el líder de la oposición Viktor Orban pidió elecciones libres y la retirada de las tropas soviéticas.

En otoño, la revuelta se extendió a otras colonias europeas de Moscú. En octubre de 1989, durante una visita a Berlín Oriental para conmemorar el 40 aniversario del establecimiento de la República Democrática Alemana, Gorbachov señaló que Moscú no intentaría hacer retroceder el reloj. Le dijo al líder de Alemania Oriental, Erich Honecker, que "dependía de la gente misma decidir qué es bueno para su país".

Un mes después, cayó el Muro de Berlín.

"Hemos renunciado a pretender tener el monopolio de la verdad", dijo Gorbachev unas semanas después, en un discurso en Roma un día antes de su histórica reunión con el Papa Juan Pablo II. "Ya no pensamos que los que no están de acuerdo con nosotros son enemigos".

Libertad de Elegir

Un año antes, al dirigirse a las Naciones Unidas, Gorbachev, el líder de un país esclavo de un sistema de partido único durante décadas, encabezado por un dictador o un puñado de hombres en el Politburó, había hablado de la "necesidad apremiante del principio de la libertad de elección", llamándolo "un principio universal al que no debe haber excepciones".

En 1990, Gorbachev recibió el Premio Nobel de la Paz por su contribución a la reducción de las tensiones Este-Oeste, pero tuvo muy poco tiempo para reflexionar sobre su logro. Mientras era agasajado en toda Europa y el resto del mundo, siguió enfrentándose a crecientes disturbios en casa.

El 4 de agosto de 1991, Gorbachev partió con su familia para sus vacaciones anuales en Crimea en el Mar Negro, con la intención de completar una nueva versión de un tratado de unión destinado a mantener unida a la URSS mientras la fuerza centrífuga la estaba separando.

El 18 de agosto, el jefe de gabinete de Gorbachev, acompañado por un grupo de altos funcionarios del gobierno, llegó a la dacha presidencial en Foros. Exigieron que Gorbachov firmara un decreto declarando el estado de emergencia, o renunciara. Gorbachov se negó a hacer cualquiera de las dos. Los funcionarios confiscaron los códigos necesarios para lanzar las armas nucleares de la Unión Soviética, el "maletín nuclear". Gorbachev y su familia estaban, en efecto, bajo arresto domiciliario.

La televisión estatal anunció la imposición del estado de emergencia "a partir de las 16:00 hora de Moscú, el 19 de agosto de 1991", alegando que respondía "a las demandas de amplios sectores de la población de las medidas más decisivas para evitar que la sociedad siguiera deslizándose hacia una catástrofe nacional".

Tres días después, el golpe fracasó gracias a la incompetencia de los conspiradores y la resistencia demostrada por el líder político emergente de Rusia, Boris Yeltsin, y multitudes de ciudadanos que salieron a las calles para oponerse al intento de toma de poder.

Una Dirección Diferente

En los meses siguientes, más repúblicas declararon su independencia de Moscú. El 8 de diciembre, Yeltsin, junto con los líderes de Bielorrusia y Ucrania, firmaron acuerdos proclamando el fin de la Unión Soviética y anunciando la creación de una nueva entidad llamada Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Gorbachev se quedó en el Kremlin unas pocas semanas más, pero el poder se le había escapado de las manos. El 25 de diciembre, renunció como líder de un país que efectivamente había dejado de existir.

"Tomo esta decisión por una cuestión de principios. Hice campaña por la independencia de los pueblos y por la soberanía de las repúblicas", dijo al anunciar su renuncia en vivo por televisión. "Pero al mismo tiempo, hice campaña por la preservación de un solo estado en el territorio de todo el país. Pero los acontecimientos han ido en otra dirección".

A pesar de la reiterada insistencia de Gorbachev en lo contrario, esos objetivos contradictorios (soberanía y un solo estado, libertad y la continuación del dominio, aunque sea en una forma disminuida) pueden haber sido imposibles de lograr en ese momento y lugar.

Sin embargo, al reconocer la derrota en ese frente, Gorbachev enfatizó que "lo que se ha logrado debe valorarse adecuadamente. La sociedad ha recibido libertad, ha sido liberada de sus grilletes, tanto políticos como espirituales, y ese es el principal logro". Llevó ese argumento a sus últimos años, donde participó en el lucrativo circuito mundial de conferencias, fuera del centro de atención que alguna vez reflexionó tan brillantemente.

Gorbachev y Putin

Parte de la mayor atención que Gorbachev atrajo una vez fuera del poder se produjo cuando apareció en un anuncio de Pizza Hut, una cadena de restaurantes de EEUU cuya llegada a Moscú simbolizó la libertad de elección que había defendido. El restaurante y el discurso de Gorbachev representaron un triunfo del capitalismo occidental sobre el comunismo que abrazó durante mucho tiempo e incluso, de hecho, la derrota de Moscú en la Guerra Fría.

Pero como estadista que, consciente o inconscientemente, inició y luego presidió el fin de su país, dejó una huella en la historia que ayudó a definir el mundo que conocemos hoy.

En 1991, fundó la Fundación Gorbachev, en un esfuerzo por mantener una voz en los asuntos rusos, y en 1996 se postuló para presidente, pero quedó en un distante séptimo lugar en un campo de 10, con el 0,5 por ciento de los votos. Posteriormente, se convirtió en algún momento en crítico de Putin, a quien Yeltsin entregó la presidencia el último día de 1999.

Gorbachev pidió a Putin que "no le tenga miedo a su propia gente" en una entrevista con la BBC en 2013, después de que Rusia aprobara leyes que multaban a los organizadores de protestas no autorizadas e imponían penas más severas por difamación para proteger a los funcionarios de las críticas.

También dijo que el círculo íntimo de Putin estaba "lleno de ladrones y funcionarios corruptos", pero no llegó a sugerir que el presidente fuera uno de ellos.

Y Gorbachev fue una voz de aprobación de algunas de las acciones más controvertidas de Putin en el escenario internacional, incluida la toma de la península de Crimea en Ucrania por parte de Moscú en 2014. Sugiriendo que veía la anexión en términos de los intereses nacionales de Rusia, dijo a los medios que habría actuado "de la misma manera" si hubiera tenido la opción.

Sin embargo, continuó criticando muchas de las políticas internas represivas de Putin y se opuso a la decisión de Putin de regresar a la presidencia en 2012, después de cuatro años de insinuar reformas. En 2013, Gorbachev comentó que "la política se está convirtiendo cada vez más en una imitación de la democracia".

En una entrevista con RFE/RL en 2012, Gorbachev reprendió levemente a Putin, haciéndose eco de las amables críticas que expresó durante muchos años sobre el líder ruso y la forma en que apretó los tornillos durante su mandato, haciendo retroceder algunos de los avances logrados hacia la democracia y los derechos humanos desde la era de Gorchachev.

"Haría todo lo posible por no estar en su posición", dijo. "Durante su primer mandato presidencial, pensé que Vladimir Vladimirovich, a toda costa, haría muchas cosas positivas para estabilizar el país. Hizo muchas cosas. Tuvo la oportunidad de trabajar a fondo en el avance de Rusia hacia la democracia. En mi opinión, no tuvo éxito".

"Y ahora dudo que se haya propuesto tal tarea", dijo.

Gorbachev también criticó duramente a los Estados Unidos, culpando en gran medida a Washington por los malos lazos al acusarlo de que no logró desarrollar buenas relaciones con Rusia después del colapso soviético.

En posiciones que se hicieron eco o se hicieron eco de las de Putin, acusó a Estados Unidos de disfrutar de su condición de única superpotencia mundial y criticó la expansión hacia el este de la OTAN. Se opuso al bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN en 1999 y a la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003. Criticó la decisión de 2018 del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirarse del Tratado INF, que había negociado y firmado con Reagan en 1987, como "no obra de un gran mente."

Sin embargo, aunque Gorbachev dijo que Occidente no le prometió a la Unión Soviética que la OTAN no se expandiría hacia el este más allá de Alemania, Putin ha afirmado con frecuencia que sí lo hizo. Ha hecho de ese argumento una parte clave de su letanía de agravios contra Estados Unidos y la alianza, y parte de la justificación de su decisión de lanzar una invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022.

El enfermo Gorbachev, que cumplió 91 años una semana después de la invasión, había hecho pocos comentarios públicos desde entonces, sobre la guerra en Ucrania o cualquier otra cosa.

Una de las contribuciones más perdurables de Gorbachev a la Rusia postsoviética puede haber sido en el área del periodismo, una profesión bajo una creciente represión y amenazas por parte del gobierno de Putin. En 1993, tres años después de ganar el Premio Nobel de la Paz, Gorbachev usó parte del dinero del premio para invertir en un pequeño periódico independiente llamado Novaya Gazeta, ayudándolo a comprar sus primeras computadoras.

Veintiocho años después, Dmitry Muratov, cofundador del periódico y editor en jefe durante mucho tiempo, se convirtió en coganador del Premio Nobel de la Paz 2021 "por [sus] esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una condición previa para la democracia y la paz duradera".

En marzo de 2022, Novaya Gazeta suspendió sus operaciones después de recibir advertencias sobre su cobertura de la guerra de Rusia contra Ucrania por parte de Roskomnadzor, lo que habría permitido al regulador estatal de medios continuar con su cierre a través de una acción judicial.

En casa y en el extranjero

Las ambigüedades en la forma en que Gorbachev veía el curso de Rusia en el mundo de hoy se reflejan en la ambigüedad dentro de Rusia sobre cómo considerar la era soviética que Gorbachev hizo tanto para poner fin.

Gorbachev fue elogiado en el extranjero. A la celebración de su 80 cumpleaños en 2011 en el Royal Albert Hall de Londres asistieron el presidente israelí Shimon Peres, el ex presidente polaco y líder de Solidaridad Lech Walesa y muchos otros dignatarios. En años anteriores, viajó regularmente por el mundo dando discursos y presentaciones con entradas agotadas, recibiendo honores y aplausos de los líderes mundiales.

Inmediatamente después del fin de la Unión Soviética, los rusos parecieron dar la bienvenida abrumadoramente a la oportunidad de escribir una nueva historia para una Rusia recién independizada. En los últimos años, sin embargo, las encuestas muestran de forma rutinaria que más de la mitad de todos los ciudadanos rusos creen que se debería haber evitado el colapso de la Unión Soviética, lo que se reflejó en el lamento abierto de Putin por el pasado soviético.

La amargura de los rusos por el colapso soviético también se manifestó en sus sentimientos (en muchos casos, ambivalencia o disgusto absoluto) hacia el propio Gorbachev.

Una encuesta publicada en 2016 por la Public Opinion Foundation, financiada por el estado, encontró que solo el 9% de los rusos tenía una opinión "buena" de Gorbachev, mientras que el 39% lo consideraba "mala" y el 42% era ambivalente. En la misma encuesta, el 58% dijo que desempeñó un papel negativo en la historia de Rusia, mientras que el 15% dijo que su papel fue positivo.

Otra encuesta, realizada en 2013 por el centro independiente Levada, preguntó a los rusos su actitud hacia Gorbachev y su época. Una pequeña mayoría dijo que lo veían negativamente, mientras que una pluralidad dijo que eran ambivalentes. Cuando se les preguntó acerca de la era de la "Perestroika" que inició Gorbachev, el 66 por ciento dijo que, en general, veían la era negativamente.

La esposa de Gorbachev, Raisa, murió de leucemia en 1999. En 2009, Gorbachev lanzó un álbum de baladas románticas titulado Songs For Raisa para recaudar fondos para obras de caridad.

La única hija de la pareja, Irina, nació en 1957 y se formó como médico en Stavropol y Moscú. Ahora se desempeña como vicepresidenta de la fundación de Gorbachev y tiene dos hijos propios.

Después de 2011, Gorbachev sufrió un deterioro de la salud y se sometió a varias operaciones. En 2015 dejó de viajar al extranjero.

(Artículo de Análisis de Radio Free Europe/Radio Liberty)

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Kharkiv, bajo ataque aéreo ruso

Militares ucranianos de la 92.ª Brigada de Asalto disparan un lanzacohetes múltiple BM-21 'Grad' hacia posiciones rusas, en la región de Kharkiv, el 15 de mayo de 2024, en medio de la invasión rusa de Ucrania.
Militares ucranianos de la 92.ª Brigada de Asalto disparan un lanzacohetes múltiple BM-21 'Grad' hacia posiciones rusas, en la región de Kharkiv, el 15 de mayo de 2024, en medio de la invasión rusa de Ucrania.

A sólo 30 kilómetros de la frontera rusa, Kharkiv está bajo un ataque aéreo, denunció el alcalde Ihor Terekhov.

La segunda ciudad más grande de Ucrania con una población de 1,4 millones de habitantes antes de la guerra es una importante potencia económica.

Al visitar Kharkiv el 16 de mayo después de cancelar viajes al extranjero debido a los renovados combates, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy dijo que la situación en la región estaba "en general bajo control" pero seguía siendo "extremadamente difícil".

Las fuerzas rusas ocuparon franjas de la región circundante después de lanzar la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, pero nunca tomaron la ciudad. Ucrania recuperó la mayor parte de ese territorio en una importante contraofensiva más adelante ese mismo año.

Ahora hay nuevos combates feroces en la región de Kharkiv: la semana pasada, Rusia abrió un nuevo frente en la región al cruzar la frontera al noreste de la ciudad y tomar varias aldeas cercanas a la frontera, lo que provocó una ola de evacuaciones.

Vovchansk y Lyptsi, dos pequeñas ciudades a sólo 5-10 kilómetros de la frontera con Rusia, han sido bombardeadas implacablemente por la artillería rusa desde que las tropas de Moscú iniciaron la ofensiva en la zona el 10 de mayo, lo que provocó la evacuación de hasta 9.000 civiles.

Funcionarios y analistas militares dicen que es poco probable que Rusia pueda apoderarse de la ciudad.

"Hoy Kharkiv es mucho más que una ciudad, es un símbolo de la fortaleza de Ucrania", escribió Terekhov en Telegram la mañana de Pascua ortodoxa del 5 de mayo.

"Están en juego las vidas de más de un millón de personas", dijo el funcionario.

Los intentos rusos de tomar Vovchansk, uno de los poblados más grandes en la zona de Kharkiv en el noreste de Ucrania, “han sido frustrados”, dijo la comandancia general ucraniana en un reporte emitido a mediodía.

Las autoridades ucranianas han evacuado a unos 8.000 civiles del poblado. La estrategia usual de los rusos es dejar en ruinas a pueblos y aldeas con ataques aéreos antes de la entrada de las unidades.

En estado "potencialmente mortal" premier de Eslovaquia tras sufrir un atentado

El Primer Ministro eslovaco, Robert Fico (Foto de archivo)
El Primer Ministro eslovaco, Robert Fico (Foto de archivo)

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, se encontraba en estado "potencialmente mortal", según informó el Gobierno, tras recibir un disparo cuando caminaba entre una pequeña multitud tras una reunión gubernamental a las afueras de Bratislava, en lo que el Ministerio del Interior del país calificó de "intento de asesinato."

Fico, un veterano político en Eslovaquia que volvió a ser primer ministro por cuarta vez después de que su partido Smer-SD ganara las elecciones el pasado mes de septiembre, había salido de una reunión gubernamental en la localidad de Handlova, a casi 200 kilómetros al noreste de la capital eslovaca, el 15 de mayo, cuando un pistolero solitario se acercó y le disparó. Según los testigos, se oyeron cuatro o cinco disparos.

En un vídeo se ve cómo meten rápidamente a Fico, de 59 años, en un coche y se lo llevan. Se puede ver a la policía reteniendo a una persona que se cree que es el tirador.

"Hoy, tras la reunión del gobierno en Handlova, se ha producido un intento de asesinato contra el Primer Ministro de la República Eslovaca, Robert Fico", decía un comunicado del gobierno, añadiendo que fue trasladado en helicóptero a la cercana ciudad de Banska Bystrica "en estado de riesgo vital, porque llevaría demasiado tiempo llegar a Bratislava debido a la necesidad de una intervención aguda."

No se revelaron las heridas de Fico, pero varios medios de comunicación locales citaron fuentes que afirmaban que había recibido disparos en el estómago y en la mano.

En la imagen, el primer Ministro eslovaco Fico abatido en el suelo tras el atentado (Tomado de Radio Free Europa/Radio Liberty)
En la imagen, el primer Ministro eslovaco Fico abatido en el suelo tras el atentado (Tomado de Radio Free Europa/Radio Liberty)

Un funcionario del hospital dijo a los periodistas que Fico fue tratado en su clínica de cirugía vascular. No describió sus heridas.

El tiroteo fue condenado inmediatamente por líderes de todo el mundo, que expresaron su conmoción por el hecho de que una democracia pacífica como Eslovaquia fuera escenario de semejante crimen.

"Tales actos de violencia no tienen cabida en nuestra sociedad y socavan la democracia, nuestro bien común más preciado. Mis pensamientos están con el Primer Ministro Fico y su familia", declaró la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El Canciller alemán, Olaf Scholz, declaró que "la noticia del cobarde intento de asesinato del Primer Ministro eslovaco, Fico, me ha conmocionado profundamente. La violencia no debe tener cabida en la política europea".

Fico, un populista que ha adoptado varias posturas políticas extremas a lo largo de los años, ha sido crítico por el apoyo militar a Ucrania en su batalla para repeler a las tropas rusas -su gobierno de coalición detuvo los envíos eslovacos de armas para Ucrania-, se opone a las sanciones contra Moscú por la invasión de Ucrania y ha dicho que vetaría cualquier iniciativa para invitar a Kiev a unirse a la alianza militar de la OTAN.

El mayor partido de la oposición eslovaca había planeado una protesta contra las reformas del gobierno ante las cadenas públicas para más tarde el mismo 15 de mayo, pero canceló el acto debido al tiroteo.

Cambio en el Kremlin revela "desesperación" de Putin por sostener invasión a Ucrania, dice EEUU

El presidente ruso, Vladimir Putin, en el centro, conversa con el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valery Gerasimov (izq) y el recién destituido ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu. (Mikhail Klimentyev, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, Archivo)
El presidente ruso, Vladimir Putin, en el centro, conversa con el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valery Gerasimov (izq) y el recién destituido ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu. (Mikhail Klimentyev, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, Archivo)

El cambio de Ministro de Defensa en Rusia es un indicio de la "desesperación" del presidente ruso Vladimir Putin por sostener su invasión de Ucrania, dijo Estados Unidos este lunes.

“Nuestro punto de vista es que esto es una indicación más de la desesperación por mantener su guerra de agresión contra Ucrania a pesar de que esto no sólo supone una gran drenaje de recursos para la economía rusa y grandes pérdidas de tropas rusas, con algunos estimados de hasta 315.000 bajas”, dijo en su conferencia de prensa diaria el vocero adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel.

El portavoz dijo que “la movilización del Kremlin por su guerra de agresión contra Ucrania ha causado sufrimiento a demasiadas familias en Rusia”, y que Moscú comenzó esto sin provocación. Añadió que el presidente Putin podría ponerle fin a la guerra en cualquier momento retirando sus fuerzas de Ucrania, en lugar de seguir lanzando ataques contra el pueblo ucraniano todos los días.

Durante el fin de semana, Putin reemplazó al Ministro de Defensa, Sergei Shoigu, el miembro con más años de servicio en su gabinete, en una rara reorganización del Kremlin.

Igual de sorprendente fue la decisión de reemplazar a Shoigu con Andrei Belousov, un asesor económico que nunca ha tratado con el ejército ni con otras agencias encargadas de hacer cumplir la ley.

Muchos ven la decisión de Putin como un intento de reforzar el control sobre el gasto militar y sincronizar el floreciente sector de defensa con el resto de la economía, en preparación para una guerra larga.

El cambio se produce semanas después de que Timur Ivanov, viceministro de Defensa a cargo de proyectos de construcción militar, fue encarcelado en espera de una investigación y juicio por cargos de soborno.

Mientras tanto, en la Casa Blanca, el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, dijo que la asistencia militar estadounidense procedente de un proyecto de ley de ayuda multimillonaria aprobado por el Congreso el mes pasado ya está en Ucrania.

Como parte de los proyectos de ley de ayuda de 95 mil millones de dólares, el Congreso autorizó 60.800 millones de dólares en diversas formas de ayuda a Ucrania y la Casa Blanca se comprometió a llevar las armas a Kyiv rápidamente.

Putin destituye al ministro de Defensa Sergei Shoigu y le da el puesto que ocupaba su mano derecha

El viceprimer ministro ruso Andrei Belousov, en Moscú, el 7 de mayo de 2024. (Vyacheslav Prokofyev, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP)
El viceprimer ministro ruso Andrei Belousov, en Moscú, el 7 de mayo de 2024. (Vyacheslav Prokofyev, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP)

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, destituyó a su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y lo nombró al frente del Consejo de Seguridad Nacional, en sustitución de Nikolai Patrushev, informó el Kremlin el domingo.

El mandatario ruso propuso al primer viceprimer ministro, Andrei Belousov, como ministro de Defensa en lugar de Shoigu, quien ocupó el cargo durante años. Su nombramiento debe ser aprobado por los legisladores. La reorganización se produce mientras Putin comienza su quinto mandato y luego de más de dos años de guerra con Ucrania.

El cambio se produce semanas después de que Timur Ivanov, viceministro de Defensa a cargo de proyectos de construcción militar, fue encarcelado en espera de una investigación y juicio por cargos de soborno.

De acuerdo con la ley rusa, todo el gabinete ruso dimitió el martes, cuando Putin comenzó su quinto mandato presidencial en una pomposa toma de juramentación en el Kremlin.
El anuncio se produjo mientras miles de civiles más huían de la renovada ofensiva terrestre rusa en el noreste de Ucrania, que ha golpeado ciudades y pueblos con fuego de artillería y mortero, dijeron las autoridades el domingo.

Las intensas batallas han obligado a retirarse al menos a una unidad ucraniana en la región de Járkiv, cediendo más terreno a las fuerzas rusas en poblaciones menos defendidas de la llamada "zona gris" junto a la frontera con Rusia.

Para el domingo en la tarde, la ciudad de Vovchansk, con una población de 17.000 habitantes antes de la guerra, ya era un punto focal de la batalla.

Volodymyr Tymoshko, jefe de la policía regional de Járkiv, dijo que las fuerzas rusas estaban en las afueras de la ciudad y se acercaban desde tres direcciones. Un tanque ruso fue visto en una carretera importante que conduce a la ciudad, agregó el oficial, lo que ilustra la confianza de Moscú para desplegar armamento pesado.

Un equipo de The Associated Press, apostado en una aldea cercana, vio columnas de humo que se elevaban desde la ciudad mientras las fuerzas rusas lanzaban proyectiles. Los equipos de evacuación trabajaron sin parar durante todo el día para sacar a los residentes, la mayoría de los cuales eran ancianos, fuera de peligro.

Al menos 4.000 civiles han huido de la región de Járkiv desde el viernes, cuando las fuerzas de Moscú iniciaron la operación, indicó el gobernador, Oleh Syniehubov, en un comunicado en redes sociales. El domingo se produjeron intensos combates en la línea nororiental del frente, donde las fuerzas rusas atacaron 27 poblaciones en las últimas 24 horas.

Los analistas dicen que la campaña rusa está diseñada para aprovechar la falta de munición del otro bando antes de que los suministros occidentales prometidos puedan llegar al frente. Los soldados ucranianos dijeron que el Kremlin está utilizando la táctica habitual rusa de emplear un fuego desproporcionado y ataques de infantería para agotar a sus tropas y su potencia de fuego. Al intensificar las batallas en lo que antes era una zona estática de la línea del frente, las fuerzas rusas amenazan con inmovilizar a las fuerzas ucranianas en el noreste, mientras llevan a cabo intensas batallas más al sur, donde Moscú también está ganando terreno.


Esto sucede después de que Rusia redobló en marzo sus ataques contra infraestructura y poblaciones ucranianas, lo que según los analistas era un intento de Moscú de preparar el terreno a una ofensiva.

Entre tanto, un edificio de apartamentos de 10 plantas se derrumbó en la ciudad rusa de Belgorod, cerca de la frontera, con reportes de ocho muertos y 20 heridos. Las autoridades rusas dijeron que el edificio se vino abajo tras ser blanco de proyectiles ucranianos. Ucrania no hizo comentarios sobre el suceso.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo que frenar el avance ruso en la zona era una prioridad y que las tropas de Kiev continuaban con su contraofensiva en siete pueblos en la región de Járkiv.

"Desbaratar las intenciones ofensivas rusas es ahora nuestra tarea número uno. Que tengamos éxito en esa tarea depende de cada soldado, cada sargento, cada oficial", afirmó.

El Ministerio de Defensa de Rusia dijo el domingo que sus fuerzas capturaron cuatro pueblos en la frontera de la región ucraniana de Járkiv, además de los cinco que reportó haber capturado el sábado. Era probable que esas zonas estuvieran poco fortificadas debido al aspecto dinámico de los combates y al bombardeo constante, lo que facilitó el avance ruso.

Las autoridades ucranianas no han confirmado los avances de Moscú.

Una unidad ucraniana dijo que se había visto obligada a retirarse en algunas zonas y que las fuerzas rusas habían tomado al menos un pueblo más el sábado por la noche. Tymoshko dijo que las tácticas rusas en Vovchansk reflejaron las utilizadas en las batallas por Bájmut y Avdiivka en la región de Donetsk, en las que intensos ataques aéreos fueron acompañados por varios asaltos de infantería.

En un video el sábado por la noche, la unidad Hostri Kartuzy, parte de la sección de fuerzas especiales de la guardia nacional ucraniana, dijo que estaba luchando por el control del pueblo de Hlyboke.

"Hoy, durante intensos combates, nuestros defensores se vieron obligados a retirarse de unas pocas más de sus posiciones, y hoy otra población ha quedado completamente bajo control ruso. Para las 20:00, la lucha por el pueblo de Hlyboke sigue en marcha", dijeron los combatientes en el video.

El Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Estados Unidos, dijo el sábado que veía fiables las afirmaciones de que Moscú había tomado Strilecha, Pylna, Pletenivka y Borsivika, y que las imágenes geolocalizadas también parecían indicar que las fuerzas rusas han tomado Morokhovets y Oliinykove. Describió las recientes ganancias rusas como "tácticamente significativas".

En los primeros días de la guerra, Rusia hizo un intento fallido de tomar Járkiv con rapidez, pero se retiró de sus alrededores tras aproximadamente un mes. En el otoño de 2022, siete meses más tarde, el ejército ucraniano expulsó de Járkiv a las tropas rusas. El audaz contraataque ayudó a persuadir a los países occidentales de que Ucrania podía derrotar a Rusia en el campo de batalla y merecía apoyo militar.

En medio de la guerra, profunda tristeza e ira se apoderan de Israel en el Día de los Caídos

Hagit y Ruby Chen (izq) llevan un féretro vacío en simulacro de procesión fúnebre para israelíes cuyos restos están retenidos por el grupo palestino Hamás en la Franja de Gaza, el 9 de mayo de 2024. (Foto AP/Ohad Zwigenberg)
Hagit y Ruby Chen (izq) llevan un féretro vacío en simulacro de procesión fúnebre para israelíes cuyos restos están retenidos por el grupo palestino Hamás en la Franja de Gaza, el 9 de mayo de 2024. (Foto AP/Ohad Zwigenberg)

Itay, el hijo de Ruby Chen, murió en el ataque de Hamás el 7 de octubre en Israel. Pero a diferencia de muchas otras familias de soldados asesinados ese día, Chen no tiene una tumba que visitar porque los restos de su hijo permanecen cautivos en Gaza.

La ausencia de un lugar de descanso final se siente con agudeza ahora, cuando Israel conmemora el Día de los Caídos en Guerras en memoria de los soldados muertos en combate y los cementerios están repletos de familiares que lloran en las tumbas de sus seres queridos.

"¿Adónde se supone que vayamos?", dijo Chen. "No hay una tumba a la que podamos ir".

El Día de los Caídos en Guerras es siempre una ocasión sombría en Israel, un país que ha sufrido repetidas guerras y conflictos en sus 76 años de historia. Pero el tormento de Chen subraya cómo este año ha adquirido una tristeza profunda y cruda, junto con una ira que se filtra debido a los fracasos del 7 de octubre y la guerra que desató.

Las familias de los caídos, junto con amplios sectores del público, exigen responsabilidad de los líderes políticos y militares por los errores que provocaron la muerte de cientos de personas en el ataque más mortífero en la historia del país.

"Demasiadas personas murieron ese día debido a un error de juicio colosal", dijo Chen, quien durante meses pensó que su hijo todavía estaba vivo tras ser secuestrado y llevado a Gaza, antes de recibir la confirmación, a principios de este año, de que estaba muerto. "Las personas que cometieron el error deben pagar, desde el primer ministro para abajo".

Israel recuerda este día a los soldados caídos en los conflictos armados y a las víctimas de ataques terroristas, a partir del atardecer del domingo, con una ceremonia oficial y eventos más pequeños al día siguiente en cementerios militares de todo el país. La solemnidad se ve interrumpida abruptamente por la fanfarria del Día de la Independencia, que comienza al atardecer del lunes.


Agrupar los dos días tiene el propósito de resaltar el vínculo entre las costosas guerras que Israel ha librado y el establecimiento y supervivencia del Estado, un contraste que este año será difícil de reconciliar en un momento en el que Israel está metido activamente en la guerra y los israelíes se sienten más inseguros que nunca.

Ante el trauma del 7 de octubre que se cierne amenazante, se espera que cada día se perciba dramáticamente distinto al de años anteriores.

Más de 600 soldados israelíes han muerto desde que Hamás lanzó su ataque sorpresa el 7 de octubre, cuando miles de extremistas arrasaron bases militares en el sur de Israel y comunidades que dormían durante una festividad judía.

Ese día murieron unas 1.200 personas, aproximadamente una cuarta parte de ellas soldados, y otras 250 fueron llevadas como rehenes a Gaza, según las autoridades israelíes.

El ataque desató la guerra —ya en su octavo mes— en la que han muerto más de 34.700 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y niños, según funcionarios de salud palestinos.

Los extremistas traspasaron las tan elogiadas defensas de Israel, se abrieron paso a través de una valla fronteriza, cegaron las cámaras de vigilancia y lucharon contra la primera línea de soldados de defensa israelíes, muchos de los cuales se vieron superados en número. Itay Chen, un israelí-estadounidense, era uno de ellos.

Los milicianos llegaron a unos 20 lugares diferentes en el sur de Israel, y se desplegaron hasta ciudades más allá del cinturón de las comunidades agrícolas que se extienden a lo largo de Gaza. Al ejército más poderoso de la región le tomó horas enviar refuerzos al área y días para expulsar a todos los milicianos.

El ataque sacudió a Israel hasta lo más profundo. Destruyó la amplia confianza que la población judía del país había depositado durante mucho tiempo en el ejército, que impone el alistamiento obligatorio para la mayoría de los jóvenes judíos de 18 años.

Más allá de la crisis de confianza en el ejército, el ataque hizo pedazos la fe de los israelíes en su gobierno y en el primer ministro Benjamin Netanyahu, cuyo respaldo público se desplomó. Miles de personas participan en protestas semanales para exigir elecciones anticipadas y un nuevo liderazgo.

Los líderes militares y de defensa han dicho que cargan con la culpa de lo ocurrido durante el ataque y, como resultado, el jefe de inteligencia militar del país renunció. Pero Netanyahu no ha asumido toda la responsabilidad y ha dicho que responderá las preguntas difíciles después de la guerra, e incluso culpó a sus jefes de seguridad el año pasado en una publicación nocturna en la red social X que eliminó más tarde. Su negativa a reconocer su papel ha enfurecido a muchos.

Pero una gran cantidad de israelíes también ha perdido la paciencia con la guerra prolongada, donde todavía mueren soldados y miles han resultado heridos.

Los objetivos gemelos de la guerra —derrotar las capacidades militares y de gobierno de Hamás y liberar a los rehenes— no se han alcanzado, lo que ensombrece los eventos que normalmente pretenden ser un homenaje a la destreza militar, dijo Idit Shafran Gittleman, experta en temas del ejército y la sociedad de Israel en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, un grupo de expertos con sede en Tel Aviv. Decenas de miles de israelíes también siguen desplazados del sur y del volátil norte del país.

"Desde el 7 de octubre, los israelíes se han preguntado cómo soportarán el Día de los Caídos en Guerras y el Día de la Independencia. Y no creo que nadie tenga una respuesta", apuntó, y agregó que lo único que podría mejorar el sentimiento público son elecciones y un nuevo gobierno.

La ira que ha surgido probablemente se desbordará en las ceremonias del Día de los Caídos en Guerras, que se llevan a cabo en los cementerios militares de todo el país. Las ceremonias suelen ser consideradas sagradas, solemnes y apolíticas, aunque a ellas asisten ministros del gobierno y legisladores.

Algunas familias han pedido que los ministros se abstengan de acudir porque temen que se repita lo ocurrido el año pasado, cuando los asistentes a múltiples ceremonias increparon a los legisladores que apoyaban un polémico plan gubernamental para reformar el poder judicial.

"Este es un evento al que nos llevaron el liderazgo fallido y el aparato de seguridad fallido", dijo al Canal 12 israelí Eyal Eshel, cuya hija, Roni, fue asesinada en una base asaltada por los milicianos el 7 de octubre y quien lidera la ofensiva para impedir que los ministros asistan. "Respeten la petición de las familias: no vengan". No obstante, aún está previsto que los ministros se distribuyan por los cementerios de todo el país.

Pero otros cambios se realizan para reflejar el ambiente sombrío, especialmente por el Día de la Independencia. La ceremonia oficial que marca el inicio de las celebraciones será atenuada y no tendrá una audiencia en vivo. El tradicional espectáculo de sobrevuelo de la Fuerza Aérea fue cancelado.

Los israelíes se preguntan cuál es la forma correcta de celebrar, si es que hay algo que celebrar.

"La gente ha dejado de creer que el país es capaz de defendernos", dijo Tom Segev, un historiador israelí. "La fe básica en la capacidad del Estado para garantizar un buen futuro aquí se ha visto socavada".

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