Martínez, que nació en Cuba y a los 14 años de edad llegó exiliado a Estados Unidos, dijo al diario que además de convertirse en Washington en una de las voces que promueven la libertad de Cuba, se propone promover cambios en la política migratoria “pies secos, pies mojados” que se aplica a los cubanos que huyendo de Cuba llegan por mar a Estados Unidos. También tiene el propósito de planificar activamente lo que Cuba será cuando Fidel Castro deje el poder.
“Lo considero una oportunidad verdaderamente histórica”, dijo Martínez, que cuando tome posesión será el primer cubano que llega a ocupar un escaño en el Senado de Estados Unidos. “Me dará una gran oportunidad para convencer a la gente de que comprendan mejor el problema cubano y a asumir una actitud firme en relación con la Isla”.
Como millares de cubanos exiliados, Martínez dice que añora regresar a su patria. Excepto por una breve visita a la Base Aeronaval de Guantánamo, desde que se fue de Cuba no ha vuelto allí.
“Me muero por regresar”, dijo Martínez. “Entiendo que el pueblo de Cuba sufre mucho. La causa del sufrimiento no somos los que estamos aquí, sino su gobernante. Y yo haría cualquier cosa en este mundo para ver que Cuba tenga la oportunidad de vivir mejor”.