El diario cuestiona la decisión del presidente Tavaré Vázquez de restablecer las relaciones con La Habana el mismo día que tomó posesión, y se pregunta si ese hecho respondió a una convicción ideológica o a la necesidad de hallar un denominador común en la amplia coalición gobernante.
Menos mal que ahora —dice El País— el gobierno de Vázquez da un paso atrás cuando, por intermedio de su canciller, Reinaldo Gargano, comunica a Castro que Cuba no será admitida en el MERCOSUR como miembro pleno ni como Estado asociado porque no cumple con la cláusula democrática.
El rotativo afirma que lo importante es que el gobierno de Uruguay reconoce que Cuba no es una democracia.
Entonces, el gobierno de Vázquez debería coincidir con los opositores cubanos que convocan un foro público el próximo 20 de mayo, o los que llaman a un diálogo nacional para implantar en la isla un modelo democrático respetuoso de los derechos humanos y civiles, señala el editorial.