Escobar murió en 1993 en un tiroteo con la policía. Su lugarteniente John Jairo Velázquez y Vásquez, alias “Popeye”, dice en el libro próximo a publicarse que la vinculación de Escobar con los hermanos Castro floreció en la década de 1980 cuando Escobar visitó Nicaragua cuando gobernaban los sandinistas.
Según el libro, Escobar como cabecilla del Cartel de Medellín pudo enviar la cocaína a las calles de Estados Unidos utilizando a gobiernos, como el de Cuba, enemigos de Estados Unidos.
En el libro, “Popeye” dice que Escobar entró en el mercado de Estados Unidos valiéndose de Nicaragua y que envió a Cuba a uno de sus hombres, donde el mensajero habló con Raúl Castro.
Según “Popeye”, el mensajero de Escobar llegó a un acuerdo que permitió a Escobar enviar a Estados Unidos de contrabando gran cantidad de cocaína desde el puerto sur occidental colombiano de Buenaventura, pasando por Cuba.
En el libro de Legarda, “Popeye” dice que los contactos directos cubanos con el Cartel de Medellín para embarcar la droga eran el capitán Jorge Martínez Valdés y el oficial Amado Padrón y que el delegado de Escobar en Cuba era Jorge Avendaño, alias “Cocodrilo”.
Según el libro, en Cuba la cocaína quedaba al cuidado de militares encabezados por el general Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia. De ahí la droga era enviada en lancha a Estados Unidos.
En el libro se dice que cuando Estados Unidos descubre la ruta vía Cuba, Castro reacciona para protegerse él y a su heredero, su hermano Raúl, y ordena una falsa investigación que termina con los fusilamientos de Ochoa y De la Guardia en 1989.
En noviembre de 1982 un Gran Jurado Federal reunido en Miami, Florida, había instruido de cargos a cuatro funcionarios del gobierno de Castro por “conspirar” para usar a Cuba como santuario para barcos cargados de cocaína que llegaban de Colombia con destino a Estados Unidos.
Los cuatro funcionarios eran Fernando Ravelo Renedo, ex Embajador de Cuba en Colombia; Gonzalo Bassols Suárez, que fue segundo de Ravelo en la Embajada; Aldo Santamaría Cuadrado, vicealmirante de la Marina de Guerra de Cuba, y René Rodríguez Cruz, que ganó notoriedad en 1980 cuado ayudó a organizar el éxodo de Mariel.
En 1978 el representante federal de Estados Unidos Lester Wolff, que entonces presidía el Comité de la Cámara de Representantes especializado en narcóticos (Select Comittee on Narcotics Abuse and Control), declaró a la cadena nacional de televisión CBS (Columbia Broadcasting System) que se tenían informes que sugerían que Fidel Castro participaba en el tráfico de cocaína a Estados Unidos.