Enlaces de accesibilidad

La falacia de los desamparados


Los blogueros oficialistas del régimen intentan distraer la atención sobre lo que realmente es materia de crítica por parte de la oposición en Cuba y en el exterior.

Los blogueros del régimen se están regocijando con la promoción del caso de una cubana que participa del movimiento Occupy de los indignados en Estados Unidos. Cubadebate sacó su historia y, como es común en los medios y blogs del castrismo, muchos otros espacios oficialistas han reproducido posteriormente la misma información.

Con ello pretenden desacreditar cualquier reclamación en cuanto a derechos humanos y necesidades materiales en Cuba. Consideran que una cubana en ese movimiento es la muestra y el mejor ejemplo que enseña al mundo la deriva del capitalismo y su inevitable bancarrota, incluso para aquellos que abandonaron la Isla con el propósito de progresar económicamente. Se suma a esta historia la aparición del caso de una opositora que habría salido de la Isla recientemente, que vive en Tampa y para la cual un blog publicado desde España ha reclamado solidaridad ya que se encontraría en una supuesta situación de desamparo.

Lo curioso es que estos blogueros oficialistas del régimen intentan distraer la atención sobre lo que realmente es materia de crítica por parte de la oposición en Cuba y en el exterior, citando casos puntuales de situaciones personales que no creo que se puedan extrapolar a un ámbito general.

Pero al régimen castrista le gusta hacer lo que se queja habitualmente que hacen con él, es decir, subrayar lo negativo para esconder lo positivo. Cuando se habla democracia y economía de mercado no creo que nadie pretenda promover la idea que con este sistema, basado en libertades políticas y económicas, los problemas vayan a desaparecer de ningún país. Existen muchos conflictos, decenas, quizás centenares de disfunciones en las democracias y economías de nuestros países, y la solución para ellos no siempre es inmediata. Pero una gran diferencia respecto a los regímenes como el castrista es que se reconoce la existencia de problemas y se buscan soluciones para resolverlos. Es más, un gobierno que no da con la solución, puede ser cambiado mediante procesos electorales.

En España y en Estados Unidos hay personas que están en situación de exclusión social. No es nada nuevo ni por supuesto nada oculto. Ni el gobierno español ni el norteamericano esconden esta realidad. Hasta el día de hoy desconcozco, en cambio, si el gobierno cubano ha dado cifras sobre las personas que están en situación de exclusión social en Cuba. Por el triunfalismo de la prensa castrista y las boyantes estadísticas que acostumbra a mostrar el gobierno de Raúl Castro, diríamos que no se contempla la posibilidad de que en Cuba existan personas en situaciones semejantes. De hecho, si uno lee la prensa que se edita en la Isla no va a leer jamás que existen personas en situaciones extremas.

El argumento de que en países como España o Estados Unidos hay personas en situación económica precaria es engañoso e interesado. Además, es importante tener en cuenta que por muchas situaciones extremas que podamos encontrar en estos países, nada cambia sobre la necesidad de que en Cuba existan leyes que establezcan tanto libertades políticas (para que se puedan articular movimientos, partidos o asociaciones desligadas de cualquier control ideológico como en Cuba) así como económicas (para que los cubanos dispongan de la libertad suficiente para crear sus propios negocios y generar riqueza para todos).

La estrategia es fácil. Aplican lo que en retórica se conoce como falacia tu quoque ( y tú también) que consiste en desarmar a los críticos y distraer la atención sobre la cualidad que se le atribuye por parte de los oponentes, asociando la misma característica a estos mismos. Así los críticos pierden su credibilidad al ser presentados como unos hipócritas. Quien recibe la crítica busca de esta forma demostrar la falsedad de lo que se le atribuye, normalmente un aspecto negativo.

El empleo de los casos de situación de exclusión social de algunas personas fuera de Cuba como un argumento para distraer las críticas sobre la falta de derechos humanos en la isla es parte de la falacia. Los valores de la democracia y la libertad se fundamentan en algo que va mucho más allá del caso particular de personas que tienen dificultades económicas. Además, podríamos añadir, que no es lo mismo ser un desamparado en Cuba que un desamparado en España o Estados Unidos, donde siempre se puede encontrar una mano solidaria, ya sea a través de recursos estatales, organizaciones no gubernamentales o religiosas.

XS
SM
MD
LG