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La codicia juega con el estómago del mundo


La principal preocupación de los gobiernos de países desarrollados es que de no contenerse los precios de los alimentos, aparecerá la inestabilidad social y económica, lo que avivaría la inflación, el proteccionismo y los disturbios.

La codicia de los inversionistas ya no juega con el petróleo, ni las hipotecas de las casas o los sitios de internet para crear sus artificiales burbujas que asesinan a la economía mundial de cuando en cuando y ahora su punto de mira es más peligroso, cruel y universal al fijar sus cañones hacia el estomago del mundo con los alimentos básicos.

Y mientras en diciembre la prensa seguía con morbo los escándalos de la actriz Lindsay Lohan, el público se escandalizaba de los secretos revelados por el sitio Wilki-Leaks de Julián Assange y la navidad tenía a casi todo el mundo encantado, en ese mismo instante los inversionistas colocaban al planeta en posición cubito abdominal para penetrarlo con un alza de precios en los alimentos básicos.

¿Lo sabían? Es probable que no, porque la noticia fluyó de manera suave, ingenua, casi sin importancia. Sin embargo el alza representó un record histórico de 214,7 puntos, según la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según sus siglas en inglés) para el indicador de precios que analizan 55 materias primas alimentarias. Ese índice de la FAO mide los cambios de precios mensuales para una muestra que comprende cereales, aceites, lácteos, carne y azúcar.

La cifra superó las 206 unidades de noviembre y pasó de manera fácil el listón a la marca de 213,5 del 2008, un año memorable donde el hambre al vestirse de etiqueta en las regiones más pobres del mundo provocó masivos motines sociales en varios países.

De manera sutil los codiciosos inversionistas trajeron la crisis al mesón de los festejos navideños y elevaron por sexto mes consecutivo el precio de los alimentos con sensibles alarmas rojas en productos como la carne y el azúcar. El futuro parece ser vegetariano luego que el indicador de la FAO para el precio de la carne cerró el 2010 en 142 puntos, 24 veces más caro que en el mes de diciembre de 2009, lo cual supone un alza de alrededor de un 20 por ciento. Y un 10 por ciento por encima del índice registrado durante el despegue de la crisis.

Las noticias son más amargas al elevarse el indicador del azúcar desde los 182 puntos del difícil 2008 a los 398 del pasado diciembre que representa un 118 por ciento de incremento.

En el 2008 la desenfrenada subida de precios de los alimentos fue producto de una serie de hechos que detonaron al unísono tales como las malas cosechas, la fuerte demanda de materias primas en la industria de biocombustibles y las necesidades de dos países emergentes como la India y China que aglutinan a más de 2 mil millones de personas.

¿Y ahora?, según los expertos las reservas, demanda y producción se mantuvieron estables, pese a los incendios que castigaron Rusia en agosto y arrasaron con las cosechas de trigo y motivó que en la actualidad el precio de este cereal sea un 22,8 por ciento más caro que a finales del 2008.

En realidad esta subida acelerada significa la gula insaciable de los especuladores que ven en estos precios una manera eficaz de aumentar sus ganancias y no les importa que eso signifique hambre para millones de personas.

El vicepresidente del Banco Mundial (BM), Octavio Canuto dijo sobre el tema en una conferencia de prensa.

"Para los países que importan alimentos, será negativo para el crecimiento, aunque en los países productores de alimentos podría aumentar los ingresos de los agricultores pobres. Los pobres de las ciudades, en donde los alimentos ocupan la mayor parte de las compras del hogar, serían los más golpeados”, afirmó.

A decir verdad en sus aspectos positivos la especulación es una vieja práctica que casi todo el mundo realiza de un modo u otro y que de cierta forma sirve para regular indirectamente los mercados, pero sus acciones bursátiles resultan perjudiciales para el ciudadano de a pie, el hombre común que no entiende como el pan, la carne o la tortilla sube de un día para otro.

La comerciante mexicana María Hernández en su pequeño puesto de la capital azteca subió los precios a las tortillas un 6 por ciento debido al alza del maíz. A nivel nacional los precios de las imprescindibles tortillas subieron el 1 por ciento en diciembre del 2010, según una publicación económica mexicana.

“Los clientes se quejan”, dijo, pero ni modo que otra cosa puede hacer esta pequeña comerciante, sino seguir la lógica inalterable de la oferta y demanda, algo que ya reiteraron las autoridades financieras para preservar a los pobres.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo en un artículo en Financial Times que para asegurar el suministro de alimentos a los países más pobres. "La respuesta a la volatilidad de los precios no es bloquear los mercados, sino utilizarlos mejor" y afirmó que... "el establecimiento de restricciones hará a los precios aún más volátiles. Tenemos que conseguir que este año al menos los alimentos para ayuda humanitaria se muevan libremente sin restricciones", aseguró.

No obstante el secretario general de la ONU Ban Ki-moon manifestó preocupación sobre esta carrera alcista de los alimentos y aseguró que el Programa Mundial de Alimentos realizo un pedido urgente de 755 millones de dólares adicionales.

"Este agudo incremento en el precio de los alimentos se ha convertido en una verdadera crisis global. Las Naciones Unidas están muy preocupadas, debemos tomar acciones coordinadas e inmediatas en toda la comunidad internacional", dijo.

El juego especulativo, unido a las catástrofes climatológicas son detonantes que impulsan hacia precios desorbitantes a los alimentos, los cual pueden provocar protestas masivas a nivel mundial que traería desestabilización de los gobiernos, principalmente de las naciones ricas que al final son las que más tienen que perder en un desastre mundial de este tipo.

La principal preocupación de los gobiernos de países desarrollados es que de no contenerse los precios de los alimentos, aparecerá la inestabilidad social y económica, lo que avivaría la inflación, el proteccionismo y los disturbios.

Por lo pronto en Honduras el pan nuestro de cada día será más caro luego del anuncio de la industria harinera de ese país que alzó el precio de la harina de trigo. El empresario Jimmy Daccaret dijo que el aumento del precio de la harina será trasladado al consumidor final

“No es ninguna especulación. La mayor parte de las panaderías operan con perdidas y esto se refleja en la contabilidad y en las cifras de la industria”, dijo Daccaret

Mi esposa Marisol, mi primera lectora, poco familiarizada a los devaneos de las bolsas dijo al leer este articulo: ¡Increíble!.. y movió la cabeza alarmada y no dijo más. Lástima que Marisol y aquellos que de manera directa se afecten al comprar sus alimentos no puedan detener esta nueva búsqueda de ganar más dinero de los rapaces inversionistas dentro de los volátiles mercados, quienes deberían seguir sus juegos comerciales en otros productos y no con la comida de millones de personas.

Como dicen en Cuba es mejor que jueguen con la cadena y no con el mono, porque una rebelión mundial de los pobres por la comida no sé como la detendrán. Esperemos que eso no ocurra, por el bien de todos.

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