La semana pasada su esposa, Miriam Murillo, y sus dos hijas Naylan, de 11 años, y Naylenis, de 3, llegaron clandestinamente a Cayo Hueso, en el Estado de la Florida, y entonces Contreras dijo: “Ahora sé que puedo hacer bien mi trabajo. Ya estamos todos juntos y eso me da una gran tranquilidad. "
El domingo, al concluir el juego, manifestó lo siguiente: "Durante el juego no estaba pensando en mi familia y me concentré en ponchar uno tras otro. Yo sabía que mi familia iba a estar ahí después del juego.”
Contreras, que regaló 10 ponches a los Mets. Dedicó el triunfo a su familia y al pueblo de Cuba. El dice que sabe que lo respalda.
“Yo sabía que mi papá iba a ganar”, dijo Naylan la hija mayor de Contreras mientras que la pequeña Naylenis se comía un algodón de azúcar que, según ella, estaba "delicioso".
Miriam confesó haber estado muy nerviosa al principio, pero agregó que ""mientras iba progresando el juego y José ponchaba a los bateadores, me fui calmando poco a poco.”